Según los últimos datos publicados ya por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, tras análisis de la asociación española de estaciones AECA-ITV, las emisiones contaminantes se han convertido ya en el último año en el tercer capítulo más importante de defectos detectados en las inspecciones que causan suspensos. Únicamente los fallos de alumbrado y señalización, y los defectos en ruedas, neumáticos y suspensión, generan más rechazos.
En concreto, durante el último año completo analizado, hasta un total de más de 1,3 millones de vehículos fue suspendido en la ITV por funcionamientos incorrectos de los sistemas de control de emisiones contaminantes. Solo un año antes, la cifra era menor, de 1,19 millones, por lo que hablamos de un problema que se agrava año a año, hasta representar ya hasta un 16 por ciento de los rechazos totales de las revisiones obligatorias.
Hay que recordar, y así se encargan de hacerlo las ITV, que los sistemas de post tratamiento de los vehículos son los conjuntos de dispositivos que tienen la finalidad de reducir las emisiones contaminantes de los vehículos con motores de combustión interna, limpiando gases de escape. Estos sistemas forman parte de las revisiones de las Inspecciones Técnicas de Vehículos y son vitales.

Así realiza la ITV la prueba de emisiones a los coches diésel y gasolina
Pero, ¿cómo se realizan realmente estas pruebas que tanto temor causan a los conductores? ¿Qué comprueban? Las ITV nos cuenta ya que, para ello, realizan a día de hoy hasta dos tipos de comprobaciones: una visual y una segunda mecanizada, a través del analizador de gases y del lector de OBD. Las pruebas son comunes para los motores de encendido por chispa, es decir, para los de gasolina, y para los de encendido por compresión, es decir, para los diésel.
En este último caso, en los diésel, las ITV miden, a nivel de contaminación, la opacidad de los gases de escape: cuanto mayor sea, mayor es la concentración de partículas contaminantes, dando como resultado humo negro en el peor de los casos. Un resultado de niveles muy altos significa que la combustión que se produce dentro del motor es considerada incompleta, ya que el combustible no se quema correctamente, o bien que el sistema post tratamiento (el filtro de partículas) no se encuentra en buen estado de uso.
Por su parte, en los motores de gasolina, las ITV miden ya la concentración de monóxido de carbono (CO), de los que niveles muy altos alertan también de que la combustión que se produce dentro del motor no es la correcta o que el sistema de post tratamiento no se encuentra tampoco en buen estado de funcionamiento.
Pero a todo ello hay que sumar otro test muy importante: los vehículos diésel y gasolina que en su tarjeta de ITV indiquen que cumplen las normas Euro 5 o posterior, también “sufren” la comprobación de gases a través del puerto OBD. Aquí, por ejemplo, se comprueba que la centralita no tenga guardados errores relacionados con el sistema de post tratamiento de gases, es decir, que los operarios se aseguran de que no se haya detectado previamente en el vehículo algún fallo o mal funcionamiento de alguno de los componentes involucrados en estos sistemas.