Los años pasan, el tiempo avanza, las tecnologías mejoran y el sector automovilístico no es ajeno a esta evolución. Lo vemos en los propios vehículos, en las inspecciones ITV, en las medidas regulatorias en cuanto a seguridad y contaminación… y también en el apartado que controla que los conductores estén en las condiciones adecuadas para conducir. Hablamos, como te habrás imaginado, de las pruebas psicotécnicas previas a la obtención o renovación del carné.
Como bien recuerda la DGT, esta labor preventiva en España corre a cargo de los Centros de Reconocimiento de Conductores (CRC) a través de sus médicos, psicólogos y oftalmólogos. Ellos son los encargados de considerar si el “riesgo vial” de un conductor que padezca una “alteración o enfermedad” es asumible o no, y tomar medidas preventivas para que pueda seguir realizando la conducción.
Desde el pasado verano, la DGT ha establecido un nuevo protocolo de exploración médico-psicológica para estos centros y que sustituye al existente desde el 2007. Se trata de una guía que ayudará a todos los profesionales a “unificar y armonizar los criterios seguidos en la evaluación de los conductores, dar un nuevo enfoque centrado en facilitar la labor de cribado, ofrecer criterios y puntos de corte para simplificar la toma de decisiones sobre la aptitud y potenciar la intervención preventiva del CRC trabajando el consejo preventivo”.

Es decir, se trata de un nuevo protocolo destinado directamente para todos los profesionales de los CRC, de cara a evaluar lo siguiente en los conductores: anamnesis general, percepción de riesgo, observación del aspirante en cuanto a aspecto físico, aseo, forma de caminar, uso de ayudas…, así como una exploración básica (visión, audición, cardiovascular, psicológica…).
Para ello se ha tenido en cuenta, además de otros protocolos y expertos de la UE, las recomendaciones de especialistas de los apartados de enfermedades y condiciones psicofísicas que determinan si un conductor puede conducir o no y que figuran en el Anexo IV del Reglamento de Circulación. De hecho, aquí os explicamos en detalle qué enfermedades son incompatibles con la conducción.
El nuevo protocolo también pone especial relevancia en la aplicación de adaptaciones del vehículo, así como prótesis y elementos de ayuda (pero también limitaciones), que permitan a ciertos conductores seguir al volante de sus vehículos a pesar de las posibles limitaciones, sean temporales o permanentes. Por ejemplo, espejos retrovisores suplementarios para aquellos con pérdida auditiva.

Enrique Mirabet, médico de un Centro de Reconocimiento de Conductores, explica así los cambios: “este protocolo cambia el significado del procedimiento de valoración, dándole un sentido mucho más preventivo, dirigido a la concienciación y sensibilización del riesgo vial. Se valora en base a la exposición al riesgo, atendiendo a las características como conductor (para qué, cuánto y cuándo conduce)”.
Con este nuevo protocolo, la DGT se ha centrado en mejorar las herramientas y los criterios que siguen los profesionales de los CRC, lo que permite una conducción más segura en situaciones de salud que “antes presentaban problemas para considerar que el riesgo era asumible”. “Es importante que la evaluación que hacen los centros en relación con las revisiones de conductores evolucione de la misma forma que el entramado vial”, explica Charo Sanz, psicóloga en un CRC.