Los hechos los relata Jonah Spangenthal-Lee, responsable de comunicación en el Departamento de Policía de Seattle (Estados Unidos), en el blog oficial del cuerpo. Según escribe, el propietario de un BMW 550i llamó a la policía para denunciar que su coche había sido robado. La policía contactó con el fabricante para solicitar la localización del vehículo. Gracias al sistema de detección 24/7 con el que cuentan algunos modelos de alta gama, dieron con él y descubrieron que estaba con el motor encendido, pero detenido, y con un hombre dormido en su interior. Los empleados de BMW ‘pudieron bloquear las puertas del coche remotamente, atrapando al sospechoso dentro’. Esto fue posible debido a que BMW ofrece sistemas de control del vehículo a distancia.
Además de encerrar al presunto ladrón, se permitieron hacerle una pequeña broma: emitieron por el sistema de audio un mensaje que decía: ‘No estoy encerrado aquí contigo, sino que tú estás encerrado aquí conmigo’, una cita célebre de la película Watchmen. El sospechoso, un hombre de 38 años, fue arrestado y acusado de robo de coches y posesión de drogas, puesto que llevaba metanfetaminas.
Según el citado blog, el presunto ladrón había estado merodeando por la zona donde estaba aparcado el coche en cuestión en busca de algún vehículo abierto. Tal era el caso de este BMW 550i, que, además, tenía las llaves dentro. El propietario reconoció que fue un despiste. El ladrón aprovechó la ocasión para marcharse con el coche.
Aunque en este caso la historia acabó bien, estos niveles de tecnología nos hacen plantearnos ciertas cuestiones: ¿hasta qué punto está protegida nuestra intimidad cuando los fabricantes pueden acceder a nuestra ubicación en todo momento, incluso bloquear las puertas de nuestro coche y hasta saber si estamos durmiendo dentro? Y, sobre todo, ¿esta tecnología no genera potenciales agujeros de seguridad sujetos a posibles ataques de piratas informáticos?
Al igual que en los teléfonos móviles y otros dispositivos electrónicos, este tipo de opciones están restringidas a casos muy especiales y suelen requerir una orden judicial… pero la posibilidad ahí está, para lo bueno y para lo malo. No es algo nuevo: la tecnología es un arma de doble filo.
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