El culebrón de este 2021 se ha acabado. Al menos hasta el mes de diciembre, veremos qué sucede luego. Pero tras la entrada en vigor de la nueva normativa WLTP de emisiones y la posterior subida en el precio de los coches debido a la modificación de los tramos que gravan esta tasa, el ruido y la polémica no ha cesado en todo el sector. Hasta ayer.
El Congreso, tras una enmienda presentada por la oposición en el Senado y votada con 161 votos a favor, 1 en contra y 100 abstenciones, ha ratificado la nueva ley de medidas de prevención y lucha contra el fraude fiscal, que incluye ya la limitación hasta final de año de la congelación del Impuesto de Matriculación.
En la práctica, ello se ha conseguido modificando realmente los tramos que gravan la tasa, para adaptarlos a la nueva normativa. Así, los vehículos que emitan ya menos de 144 g/km de CO2 estarán exentos del impuesto; los que emitan entre 144 y 192 g/km pagarán ya un 4,75%; los de entre 192 y 240 tributarán a un 9,75%, y los que expulsen más de 240 g/km de CO2 de emisiones tendrán la mayor tasa, del 14,75 por ciento.
Hasta aquí, la teoría. Pero, ¿cómo repercutirá esta medida en la letra que se paga por los coches? Pues según informa Unoauto, la rebaja real de media será de 5 euros en la letra mensual del coche. Y eso será así porque la bajada o subida total del precio de un vehículo en función a la modificación o no del Impuesto de Matriculación, que puede alcanzar hasta un 5 por ciento del coste total el vehículo, se diluye en la cuota financiada.
Especialmente importante es este dato teniendo en cuenta que, en España, se financian ya actualmente nada menos que 8 de cada 10 compras de coches y en períodos normalmente de entre 4 ó 5 años, según las mismas fuentes. Esto provoca que sea casi más importante la capacidad económica de acceder a un coche mes a mes que realmente el precio final a pagar por un vehículo.
¿Y cuánto cuesta ya de media un coche en España? Pues, según datos de la Agencia Tributaria, el precio medio de un vehículo nuevo en 2020 ascendió a 19.081 euros, un 14 por ciento más que en 2016, donde era de 16.700 euros. Las mismas fuentes apuntan a que este crecimiento supera ampliamente a la subida salarial en España, que entre 2016 y 2018 (último dato disponible) apenas alcanzó el 3,7 por ciento.