El pasado lunes 20 de mayo, la Fundación Ibercaja y Gran Thornton, firma especializada en auditorías y supervisión de negocios, presentaron el I Observatorio de la Movilidad Sostenible de España. En él se ha analizado el futuro de las nuevas energías, su combinación con los motores de combustión actuales y la convivencia de ambos modelos.
En este evento, al que asistió Raúl Blanco, secretrario general del Ministerio de Industria, Mario Armero, vicepresidente ejecutivo de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), o José Antonio León Capitán, director de comunicación del Grupo PSA, entre otros, sirvió para dejar una cosa clara: a las mecánicas diésel y gasolina aún les queda mucho recorrido por delante.
Todos los expertos coincidieron en que ambas tecnologías tienen mucho que decir en el futuro debido a que los fabricantes siguen cumpliendo con las normativas impuestas desde la Unión Europea y a su gran capacidad para ser combinadas con la energía eléctrica o el gas, bien como GNC, GLP, GNV o GNL.
Alberto Olivera, gerente de Ventas y Marketing de Smart, señaló que los motores diésel tendrán futuro “por lo menos hasta 2030", mientras que Mar García, representando al Departamento de Movilidad de Grant Thornton, aseguró que estas motorizaciones servirán para “ayudar a la necesaria renovación del parque español, que roza los 13 de años de antigüedad".
Y en el estudio presentado, las opiniones de los expertos no difieren. Pese a que la gran mayoría cree que entre 2025 y 2030 la mayor parte de las ventas las representarán los vehículos híbridos y eléctricos puros, el 80,4 por ciento de los consultados también aboga por una convivencia entre los motores de combustión y los eléctricos. Además, el 66 por ciento asegura que la gasolina seguirá teniendo un papel relevante y el 45,5 por ciento confía en el que el diésel siga siendo una de las opciones preferidas por una buena parte del mercado.
No debemos olvidar que las opiniones anteriores están respaldadas por los planes de fabricación que ya tienen preparadas las distintas plantas de las marcas, inmersas en un proceso de reconversión para dar salida a vehículos de combustión, híbridos, híbridos enchufables y eléctricos puros, en función de las exigencias del mercado.
