Ya no hay vuelta atrás. La transición hacia la movilidad eléctrica va a ser obligatoria, sobre todo tras conocer la prohibición europea a los fabricantes de vender coches de combustión a partir de 2035. De ahí que la conversión de vehículos de gasolina o diésel en vehículos eléctricos se ha convertido en una alternativa atractiva para aquellos que no se pueden permitir comprar un coche nuevo.
El comparador de vehículos Carwow ha elaborado una guía específica sobre esta nueva tendencia para conseguir la etiqueta Cero de la DGT.
Retrofit o cómo transformar tu coche usado en uno eléctrico
Esta conversión, conocida como retrofit, es un procedimiento mediante el cual el motor de combustión de un coche se sustituye por un conjunto 100% eléctrico de forma que un vehículo que anteriormente era de diésel o gasolina ahora pasa a ser eléctrico. De esta manera, el coche con el nuevo mecanismo obtiene la etiqueta CERO emisiones de la DGT lo que permite a sus usuarios moverse sin con libertad por las Zonas de Bajas Emisiones.
Pero ojo porque se trata de una acción que entraña ciertas complicaciones y solo pueden realizarla expertos. Además, el coste de la conversión también es una variable a tener en cuenta.
Antes de nada es importante recordar que no todos los vehículos son adecuados para realizarles un cambio tan agresivo. Aunque es cierto que, salvo contadas excepciones, todos los coches pueden adaptarse a un formato eléctrico, son los antiguos y pequeños los que resultan más sencillos ya que cuantos menos componentes eléctricos y de menor tamaño tengan, más sencilla resulta la adaptación.
Así se convierte un coche de combustión en eléctrico
Estos son los pasos que hay que seguir.
- Evaluación del vehículo: el primer paso es acudir a un taller especializado para que revise el coche y determine si es capaz de recibir el “trasplante” de componentes. Para ello es vital que el coche esté dado de alta en la DGT y que tenga la ITV en vigor.
- Eliminación de los componentes térmicos: una vez recibido el “ok” de los profesionales, el primer elemento en desaparecer es el motor de combustión seguido de la transmisión, el sistema de escape y el depósito del combustible. Precisamente es este cuarto componente el que entraña un mayor riesgo ya que puede contener combustibles o gases inflamables que arden muy fácilmente. Por el contrario, otros elementos básicos como el cableado necesario para que elementos indispensables funcionen deben mantenerse.
- Preparación: se realizan distintas operaciones intermedias como el anclado de la batería y el motor eléctrico al chasis del vehículo.
- Instalación de las nuevas piezas: es el paso relacionado más directamente con la conversión ya que incluye la instalación de la batería, la pieza más grande, cara y pesada de todas y cuya instalación es delicada ya que debe realizarse con mucho cuidado para no dañar ningún elemento en el proceso.
- Pruebas y homologación: una vez que todos los elementos están colocados y anclados, el nuevo vehículo eléctrico debe pasar satisfactoriamente diferentes pruebas para comprobar que todos los elementos responden, que el coche no ha perdido funcionalidades y que el conjunto de la estructura del vehículo puede soportar los nuevos elementos sin problemas. Si todo el proceso recibe la aprobación, llega el momento de la homologación que debe realizar un centro de certificación autorizado cuya aprobación será vital de cara a conseguir el visto bueno de la ITV. Si llegados a este punto todo está correcto, el nuevo vehículo por fin estará autorizado para circular de forma legal.
Cuánto cuesta el retrofit
El coste medio de la conversión suele estar entre los 12.000 y los 15.000 euros en función del modelo, tipo de transformación y de los posibles problemas o inconvenientes que puedan aparecer en el camino. Se trata de una cifra elevada pero aun así bastante alejada de los precios que ronda un vehículo eléctrico nuevo en el mercado actual.