La DGT, con la colaboración de Telefónica y Seat y el apoyo técnico de Aeorum y Ficosa, han presentado dos casos de uso de Internet de las Cosas (IoT) encaminados a incrementar la seguridad en carretera. Se suman a los que han venido desarrollando durante los últimos meses. En este caso, el mayor factor diferenciador con los anteriormente realizados es que, en lugar de contar con el soporte de infraestructuras urbanas intercomunicadas a través de la red 5G que pueden señalar la presencia de peatones, ciclistas o vehículos estacionados en la calzada, se desarrollaban en carretera, en áreas rurales, y con un dron dotado de la capacidad para reconocer vehículos y ciclistas como origen de la señal.
De hecho, la cámara de este dron desarrollado por Aeorum le permite ser uno de los cuatro elementos que intervienen en la detección anticipada del riesgo y el aviso a los conductores con tiempo suficiente de reacción. En el caso de los ciclistas —36 fallecieron en carretera en 2018—, el dron en vuelo, una vez reconocidos —el objetivo en un futuro, y más allá de que aumente la autonomía que les permita incrementar el tiempo de vigilancia, será que puedan definir peatones, animales o incluso problemas en las propias vías, como un socavón—, puede conectarse a través de la red móvil de Telefónica —el segundo de los componentes— con un servidor de la plataforma DGT3.0, éste procesa la información y la reenvía a los automóviles próximos.
El vehículo utilizado en este proyecto es un Seat Ateca que incorpora varias antenas específicas más la de la unidad telemática desarrollada por Ficosa: está conectada la red mediante la Telematic Control Unit (TCU) con tecnología C-V2X (Cellular Vehicle to Everything). Esta unidad Retrofic V2X (FITAX) puede soportar, así mismo, comunicaciones de vehículo a vehículo y cuenta con un sistema muy preciso de localización del coche en el que se instala: su GPS es capaz de determinar la posición con un margen de 20 cm.
En el Seat Ateca, y gracias a la pantalla Digital Cockpit de 10,25" sobre la que también se vuelcan los datos de la instrumentación, el conductor recibe la información de aviso para poder actuar antes de alcanzar el punto de riesgo. La transmisión es de la información es muy rápida gracias a que, en palabras de Vicente Muñoz, Chef IoT Officer de Telefónica, «se ha abierto la conexión de extremo a extremo para que terceros puedan desplegar aplicaciones el borde de la red, habilitándose así comunicaciones con respuesta inmediata».
En ese sentido, la capacidad de las redes 5G resulta clave: frente a los 40 milisegundos de latencia de una 4G, la de éstas es de 5. En el flujo de datos también es clave la capacidad del servidor MEC, computación al borde de la red. Este distribuidor de información no sólo es un intermediario, sino que aporta capacidad de procesamiento muy cerca del lugar donde se consume la información, evitándose así demoras y que las comunicaciones se hagan en tiempo real.
Esta misma operación de alerta puede realizarse, por ejemplo, en el caso de que se localice un coche parado en la carretera, pudiendo avisar así a los usuarios de esa misma vía aun cuando estén fuera de su área de visión. La subdirectora de circulación de la DGT, Ana Blanco Bergareche, amplió las posibilidades de identificación de riesgos gracias a los anuncios que pueden trasladarse desde la plataforma DGT3 y que afecten a factores climatológicos, como la niebla, obras… incluso al anuncio de la activación de protocolos anticontaminación.
Cesar Marco, responsable de 5G Connected Car de Seat, valora la posibilidad de que los objetos «hablen» entre sí en la medida que «a los coches les falta información del exterior» y estos sistemas pueden paliar esa carencia. El ciclista Pedro Delgado, ofició de embajador de esta tecnología, y señaló que consigue la creación de un sexto sentido, con avisos inmediatos de los riesgos, evitando distracciones que pueden causar accidentes.