Este 2022 está siendo un año de contrastes, en lo que a temperaturas se refiere. Prácticamente hemos pasado de las altas temperaturas del verano a las bajas temperaturas del otoño, quizás más propias incluso del invierno que todavía no ha llegado. El frío acecha, se acerca una nueva ola a nuestro país y eso implica que los conductores usaremos más la calefacción en nuestro vehículo.
Recuerda que las medidas energéticas del Gobierno que obligan a limitar el uso de la calefacción (y del aire acondicionado) no afectan al sector del automóvil y sí a edificios públicos. Es decir: no tengas reparo en usar la calefacción si notas frío en el habitáculo… pero sin pasarte.
Conducir en condiciones de temperaturas extrema puede terminar siendo un peligro, ya que el conductor no está en condiciones óptimas. Toma esta referencia: lo ideal es que el rango de uso de la calefacción en el coche sea de entre 19 y 22 grados. Si usas temperaturas más elevadas, podría provocar un efecto de adormecernos, lo que reduce la capacidad de atención y los tiempos de reacción, además de aumentar la irritabilidad y la fatiga.
Eso sí: tampoco te equipos con mucha ropa de abrigo, ya que tiene también un efecto contraproducente. Esto limitará tus movimientos, lo que incluso puede provocarnos una multa de tráfico si los agentes lo interpretan así. Lo ideal es utilizar la calefacción una vez que el coche ya ha arrancado y han pasado unos minutos: primero, porque el sistema tarda un rato en extraer calor de forma apropiada; y segundo, porque de estar muy frío el parabrisas, o con placas de hielo, este podría agrietarse.

¿Afecta la calefacción al consumo de combustible del vehículo?
Recuerda que la calefacción se aprovecha del calor generado por el motor de combustión, por lo que utilizarlo no incrementa el consumo de combustible (a diferencia del aire acondicionado), a menos que activemos el ventilador que hace pasar el aire caliente al habitáculo (la diferencia sigue siendo aquí mínima).
En cambio, si tu coche es eléctrico, debes saber que sí que se puede ver afectada la autonomía: con un sistema convencional de calefacción (y no métodos especiales como resistencias o bombas de calor extras), se calcula que un vehículo eléctrico ve reducida su autonomía entre un 6 y un 10% al usar la calefacción, así que tenlo muy en cuenta.