Los españoles valoramos las carreteras

Un fin de semana tras otro llegan a la redacción de Autopista Online las cifras de muertos en accidentes de tráfico. Una media de unas 40 personas pierden la vida en las carreteras españolas. ¿Por qué se producen estas elevadas cifras? Está claro que una gran parte de la responsabilidad radica en el propio conductor y en las condiciones en las que hace circular a su vehículo: velocidad inadecuada, mantenimiento insuficiente, etc. Sin embargo, también cabe pensar que una parte de la culpa la tienen las vías por las que circulamos.

¿Las carreteras son seguras? Los habituales de nuestra publicación habréis podido comprobar que en nuestro foro de opinión (Opin@), os hacemos esta pregunta. Semana tras semana la mayoría de vosotros os venís quejando de que no lo son. ¿Es así realmente? Un informe desarrollado por el Instituto Mapfre para la Seguridad Vial nos puede dar alguna respuesta. Quizás uno de los problemas de nuestras carreteras sea que nosotros percibimos que deben ser mejoradas, mientras que el Estado concibe que a lo mejor deben serlo, pero en menor medida. En ese mismo estudio, se preguntaba a los ciudadanos sobre qué es lo que peor ven de las carreteras, aquello que debería ser cambiado. Los resultados no son totalmente homogéneos, aunque subyacen una serie de ideas importantes. Los puntos negros, y la ausencia de soluciones a los mismos, son uno de los conceptos que el automovilista siempre tiene en mente. Casi todo conductor conoce una curva, un carril de deceleración o un estrechamiento de carriles que es causa de accidentes, y lo ve día a día sin notar que las autoridades traten de hacer algo para solucionarlo. El firme es otro apartado que se valora de forma negativa, algunos critican que produce una rodadura demasiado ruidosa y un desgaste de las ruedas. La falta de drenaje, que implica un mayor peligro al conducir mientras llueve, es otro de los reproches de los españoles. La señalización, tanto vertical como horizontal, es también fuente de críticas. Del primer tipo, de las verticales, se señala que no da tiempo a leerlas o están muy cerca del punto al que se refieren. A veces son excesivas en su número e incluso confusas. Las horizontales son bastante bien valoradas, aunque se piensa que son escasas. En cuanto a la asistencia en carretera, existe una sensación de desamparo y no se utilizan los postes de socorro por desconocimiento del modo de utilización de los mismos. Otros aspectos que provocan el descontento entre los usuarios son la escasa iluminación en algunos tramos, la sensación de encajonamiento que dan los laterales de cemento y la insuficiente distancia otorgada a los lechos de frenado. La Asociación Española de la Carretera, una de las más influyentes e importantes en el sector, realizó un estudio el año pasado, denominado "Campaña de Inspecciones Visuales", que evaluaba cada uno de los apartados en los que se divide el análisis de una carretera: firme, trazado, señalización, etc. Para la AEC, los firmes de la Red de Carreteras del Estado se calificaban con una nota aceptable, aunque se estimaba una inversión cercana a los 105.000 millones de pesetas para que alcanzaran su grado óptimo. A esta cifra hay que sumar los casi 278.000 millones de pesetas de la Red Autonómica. La señalización horizontal y vertical recibe también un "aceptable" y el coste de perfeccionamiento ronda, sumando la Red Nacional y la Autonómica, los 14.000 millones de pesetas. La iluminación, otro de las elementos analizados, fue estudiada mediante un luminancímetro portátil, aparato que mide la intensidad de la luz. De los tramos examinados aleatoriamente se concluyó que en el 25 por ciento de los mismos la iluminación era excesiva, en el 23 por ciento era considerada como adecuada y en más de la mitad (52 por ciento) se adolecía de luz. La inversión necesaria para una perfecta adecuación ha sido estimada en algo más de 7.900 millones de pesetas. Este estudio, realizado en colaboración con la Asociación Española de la Carretera (AEC), solicitaba la opinión de los ciudadanos acerca de cómo consideraban la situación de las vías de nuestro país, subdividiéndolas en cuatro categorías: autopistas, autovías, carreteras nacionales y carreteras comarcales. De 1 a 10 los usuarios calificaban a cada una de ellas. De esta manera, las autopistas eran valoradas con un 7,2 (notable), las autovías con un 6,78 (bien alto), las nacionales con un 5,12 (aprobado justito) y las comarcales con un 3,17 (suspenso).

Las notas otorgadas por los técnicos de la Administración eran bastante más generosas que las anteriormente citadas: las autopistas conseguían el sobresaliente, las autovías rondaban el notable alto y las nacionales y comarcales eran calificadas con un bien. Nada de suspensos.