Vivimos en unos tiempos más que interesantes para aquellos a los que les gusta la mecánica y la tecnología. La llegada de nuevas fórmulas para la propulsión de los vehículos está revolucionando el mercado. Las investigaciones se están centrando en la electrificación de vehículos pero aún se mantiene viva la llama de los combustibles fósiles.
Y es que, a pesar de que los gobiernos y las instituciones parecen decididos a acabar con él, el diésel puede tener mucho futuro, tanto por la evolución de las mecánicas, mucho menos contaminantes que hace apenas unos años, y por las nuevas formas de obtención del combustible. Los proyectos R33 y HV0100 son buenos ejemplos de ello.
Diésel R33, el Grupo Volkswagen ya lo prueba
Tal y como os contamos hace unos meses, un acuerdo entre Volkswagen y Bosch está permitiendo el desarrollo del Diesel R33 o diésel azul.
Este nuevo biodiesel es más limpio que los que conocemos actualmente y, además, permite reciclar otras sustancias contaminantes como el aceite. Así, este nuevo combustible cuenta con más de un 30 por ciento de parafinas y residuos generados por el aceite para cocinar, representando el diésel tradicional un 70 por ciento del total.
El avance es evidente. En primer lugar porque el diésel que nos encontramos en las gasolineras, el B7, apenas cuenta con un 7 por ciento de sustancias ajenas al diésel, mientras que este Diésel R33 cuenta con un 33 por ciento de biodiesel. Y, en segundo lugar, porque las emisiones se reducen en un 20 por ciento, principalmente porque, como decimos, hay una menor cantidad de diésel en la mezcla.
Además, ya se han conseguido superar las pruebas DIN EN 590, los exámenes que permiten el uso del combustible para las mecánicas actuales. Es decir, los motores diésel del mercado ya podrían trabajar con este combustible.
Diésel HV0100, con el visto bueno de PSA
Otro gran avance para el uso del diésel a largo plazo es el Diésel HV0100, un compuesto que ya se utiliza en el transporte pesado pero que, como se ha demostrado, puede ser utilizado en turismos. De hecho, el Grupo PSA ha confirmado que sus vehículos Euro 5 y 6 pueden funcionar sin problemas con él, tal y como recogen en Diariomotor.
La gran ventaja de este combustible es que en su mayor parte es de origen vegetal y, además, la empresa Neste asegura que se puede producir con energías renovables en su totalidad. Y todo ello con una reducción del 90 por ciento en sus emisiones, ya que está considerado un combustible neutro. Esto tiene sentido si entendemos que las plantas han absorbido de la atmósfera el C02 que necesitan para vivir. Es decir, obtienen alimento de la propia sustancia generada durante su quema, por lo que es un ciclo completamente cerrado.
El mayor inconveniente para su generalización es que, de momento, su producción es baja y el aumento en el precio es de un 20 por ciento respecto al diésel que ya conocemos. Sin embargo, se calcula que su uso es ligeramente más eficiente, por lo que el motor necesitaría un consumo menor, así como una reducción en la emisión de partículas de más de un 30 por ciento.