El diseño automovilístico, especialmente en el contexto de la movilidad eléctrica, ha evolucionado significativamente con la introducción de sistemas como la aerodinámica activa. Este término, cada vez más presente en los vehículos de nueva generación, está directamente vinculado con mejoras en la eficiencia, el rendimiento y la estabilidad de los coches.
La aerodinámica activa permite que determinados componentes del vehículo modifiquen su posición o actúen automáticamente según factores como la velocidad, la temperatura del motor o el modo de conducción seleccionado. Esta capacidad de adaptación es uno de los recursos más eficaces para optimizar el comportamiento dinámico sin comprometer el diseño exterior.
¿Qué significa aerodinámica activa y cómo funciona?
La aerodinámica activa hace referencia a la capacidad de ciertas piezas del vehículo de adaptarse dinámicamente durante la marcha. Estos elementos, como alerones, conductos o tomas de aire, se activan en función de las condiciones del entorno o las necesidades del coche, ya sea para mejorar el flujo del aire, el sistema de frenado o la refrigeración del motor.
Al regular cómo circula el aire alrededor del vehículo, se reduce la resistencia, se mejora la carga aerodinámica y se potencia la estabilidad. Esto influye directamente en el comportamiento del coche a altas velocidades o en maniobras exigentes, sin que el conductor tenga que intervenir.

¿Qué elementos intervienen en la aerodinámica activa de un coche?
Los fabricantes incorporan distintos mecanismos para gestionar el flujo de aire en tiempo real. Entre los más utilizados se encuentran:
Alerones activos
Se despliegan o ajustan su ángulo automáticamente según la velocidad del vehículo. Ayudan a generar carga aerodinámica, mejorando la tracción del eje trasero y la estabilidad en curvas o durante frenadas intensas. También contribuyen a reducir la distancia de frenado sin afectar la estética del coche.
Conductos de aire variables
Algunos coches cuentan con conductos móviles que se abren o cierran dependiendo de la necesidad de refrigeración o de la carga aerodinámica requerida. Estos sistemas mejoran el coeficiente aerodinámico general, reduciendo la resistencia al avance y facilitando una circulación de aire más eficiente.
Tomas de aire activas
Estas entradas de aire controladas electrónicamente se abren cuando el motor requiere una mayor refrigeración, especialmente bajo carga elevada o en condiciones de alta temperatura. En velocidades más bajas, se mantienen cerradas para favorecer la aerodinámica y reducir el consumo.

¿Qué beneficios aporta la aerodinámica activa en un coche?
La implementación de sistemas de aerodinámica activa va más allá del rendimiento puro. Aporta mejoras significativas en varios aspectos clave:
Reducción de la resistencia al aire
Favorece una mejor penetración aerodinámica, aumentando la eficiencia energética del coche.
Estabilidad en alta velocidad
Al mejorar el flujo del aire y generar apoyo aerodinámico, el coche se mantiene más estable en curvas o frenadas.
Refrigeración controlada
Gestiona mejor las temperaturas internas del motor y otros componentes, evitando sobrecalentamientos.
Mantenimiento del diseño exterior
Los sistemas activos permiten añadir funcionalidades aerodinámicas sin comprometer la estética del vehículo.
Conducción más segura
La estabilidad obtenida en situaciones dinámicas se traduce en una mayor confianza al volante.

¿Cómo ha evolucionado la aerodinámica activa en la historia del automóvil?
Aunque pueda parecer una innovación reciente, el concepto de aerodinámica activa tiene sus raíces en el mundo de la aviación y comenzó a aplicarse en el sector automotriz en los años 80. El Porsche 959, lanzado en 1986, fue uno de los primeros modelos en incorporar sistemas activos para modificar la suspensión y mejorar la eficiencia aerodinámica a velocidades superiores a los 150 km/h.
Tres años más tarde, el Volkswagen Corrado integró un alerón trasero activo que se desplegaba al superar los 120 km/h, incrementando notablemente la estabilidad sin alterar el diseño visual del coche. Estos avances sentaron las bases para los desarrollos actuales, donde los sistemas activos ya no son exclusivos de deportivos de alta gama, sino que también se incorporan en berlinas y vehículos eléctricos.