Las prisas por irnos de vacaciones, las ganas de ir a la playa, las temperaturas extremas… el verano es un tiempo complicado para nuestro coche, cuando la mecánica puede sufrir más las inclemencias del tiempo y las exigencias de mayores esfuerzos. Por ello, antes de ponernos en marcha, no podemos olvidar repasar algunos detalles.
Para que nuestras vacaciones no acaben en el taller antes de volver a casa, desde Norauto nos dan una serie de consejos que podemos aplicar en verano para que la mecánica y otros componentes sufran lo menos posible con el sol abrasador de estos meses y el calor extremo. Sobre todo cuando vamos a la playa.
Presta atención cuando circules
Y antes de tener en cuenta cualquier otra consideración, desde Norauto nos recuerdan que lo primero a lo que debemos prestar atención es al volante, a la circulación y a cualquier otro de los elementos que nos rodean. Porque con los viajes y las visitas a los lugares turísticos, es más sencillo que aumentes las distracciones y no siempre pongamos todos nuestros sentidos en la carretera.
Del mismo modo que tenemos que prestar atención al volante, tampoco debemos perder de vista nuestra vestimenta, pues esta facilitará o complicará nuestros movimientos. No utilices chanclas para conducir, uno de los complementos más utilizados en verano y que, sin embargo, son poco recomendables para ponerse al volante. Llevar siempre unas zapatillas en el maletero nos dará un extra de seguridad. No conduzcas mojado o con arena, te molestará mientras circulas y aumentarán las distracciones.
Otro error habitual en el que caemos cuando circulamos en verano es mantener una temperatura inadecuada en el interior. Un calor excesivo provoca adormecimiento y fatiga, aumentando el riesgo de accidente.
Mucho cuidado con el calor
Precisamente, para evitar este último problema con el calor, es esencial utilizar un parasol cuando aparquemos. Aunque nos dé pereza ponerlo cada vez que estacionemos, es un gesto que apenas nos llevará unos segundos y que alargará mucho la vida de los materiales del habitáculo y, además, nos permitirá acceder a un interior más agradable cuando volvamos a arrancar el coche.
En la misma línea, aparca siempre que puedas a la sombra o bajo un lugar techado, pues más allá de la temperatura interior y el envejecimiento de los materiales, la batería o los neumáticos sufren con las temperaturas más altas.
Y cuidado con la playa
La playa es uno de los lugares donde más puede sufrir nuestro coche. A ser posible, no aparques junto a ella y protege tu vehículo tras algún edificio aunque ello suponga andar unos metros más. Con ello limitaremos la sal que se acumule en el chasis y la carrocería que, si no se limpia bien, puede generar óxido en partes estructurales del vehículo.
En ese sentido, antes de volver a casa limpia con profusión el coche. Esto nos permitirá deshacernos de toda la tierra y sal acumulada, los componentes sufrirán menos a la vuelta y, por tanto, limitaremos el riesgo de sufrir una avería. Y no te olvides de secarlo bien antes de ponerte en marcha. La humedad puede provocar problemas eléctricos y en zonas de playa es habitual que ésta sea mayor que en nuestra residencia habitual.
Por último, antes de ponerte en marcha revisa líquidos y el estado de los neumáticos. El calor hace que las gomas pierdan presión y, de esta manera, limitaremos los riesgos de pinchazo o reventón. Comprobar los líquidos antes de salir de viaje nos dará un extra de seguridad, nos permitirá comprobar que no hemos sufrido ninguna avería y es un hábito que deberíamos coger siempre antes de ponernos en marcha.
