Últimamente han salido a la luz varios asuntos controvertidos de la Guardia Civil, como el estado de las flotas de coches, algunos de ellos con muchos kilómetros de vida, a veces demasiados. Nosotros hemos encontrado a un agente dispuesto a hablar, pero, obviamente, se quiere mantener en el anonimato. De todo lo que a continuación se narra (en primera persona), hemos evitado incluir localizaciones o datos que pudieran identificarle. No hablamos de un Guardia Civil ‘raso’, sino de alguien que ha ascendido por varias escalas y sabe lo que se cuece en la benemérita. Eso sí, ha querido recalcar que, tras estas palabras, sólo hay una crítica a algo que cree que no funciona correctamente, como ocurre en muchas otros empresas con otros asuntos ‘punzantes’ y que no gustan a sus trabajadores. Eso no quiere decir que no se sienta orgulloso de su trabajo, al que accedió por vocación y al que no dudaría en volver a aspirar.
Esta es una de las tantas historias de los coches con los que patrulla la Guardia Civil:
“Somos muchos los que tenemos el recuerdo de ese antiguo Citroën ZX de la Guardia Civil, patrullando por pueblos de la España ‘profunda’ y, aunque la benemérita ha ido evolucionando notablemente con respecto a sus competencias, la flota de vehículos de la que dispone no lo ha hecho tanto.
Son numerosas la provincias de España en las que las labores de protección de seguridad ciudadana se desempeñan con vehículos de más de 400.000 kilómetros, de diversos modelos como Opel Astra, Renault Mégane o Nissan X-Trail -con más de 10 años de antigüedad- e incluso hasta algún Nissan Terrano o Nissan Almera, con más de 15 años de vida. Tened en cuenta que son coches con los que se llevan a cabo labores que van desde la mera vigilancia a hasta las más peligrosas persecuciones.
Quizá lo más destacable de todo el asunto es que, algunos miembros de la Guardia Civil, afirman que estos vehículos superan la ITV (Inspección Técnica de Vehículos) porque es realizada en centros militares y no en las estaciones ordinarias. Éstas últimas, dudosamente dejarían que el coche de un particular en estas condiciones –las de algunos vehículos de la Guardia Civil- pasara la inspección con éxito.
Son ya numerosas las asociaciones profesionales del Instituto Armado las que han denunciado esta situación, que pone en notorio peligro a sus agentes. Hablamos de la Asociación Española de Guardias Civiles, de la Asociación Unificada de Guardias Civiles y de la Unión de Guardias Civiles, entre otras.
Esta situación es vista desde el punto de vista del resto de cuerpos policiales como descabellada, ya que la gran mayoría de los mismos utilizan el método renting como solución al envejecimiento de sus transportes, sistema que en el caso de la Guardia Civil es utilizado únicamente para una parte minoritaria de su flota de vehículos.
Otra queja generalizada por parte de los miembros del Cuerpo es la injusta asignación de los vehículos nuevos, ya que, la gran mayoría de los mismos, son utilizados exclusivamente por los jefes, para la única labor de controlar el trabajo de los guardias de servicio o para acudir a reuniones, dejando los más deteriorados para las patrullas e incluso provocando, en un momento dado, que no haya vehículo con el que realizar el trabajo, mientras el del mando se encuentra en el garaje a buen recaudo.
Aún recuerdo algunas anécdotas, como aquella mañana en la que dos de mis compañeros se vieron obligados a patrullar con uno de esos vehículos en los que da miedo pasar de los 80 km/h, porque las vibraciones y su estado en general no aportan precisamente ‘confianza. A los pocos minutos de su partida, tuvieron que parar en el arcén y llamar a la grúa, una espera de una hora que, sumado a lo que se demoraron en volver al cuartel, les dejó ‘fuera de juego’ y sin posibilidad de asistir a cualquier urgencia que surgiera en ese momento.
Por eso, no me extraña leer en las noticias situaciones como la del Guardia Civil que tuvo un accidente y fue expedientado por sus superiores después de que denunciara que el estado del vehículo fue la causa de su incidente al volante.
Por desgracia, cosas como éstas pasan casi a diario, pero no se denuncian para evitar represalias, ya que el sistema militarizado sigue dando la razón al que tenga un rango superior –prácticamente en el 100 por ciento de los casos-, lo que no es para nada justo. Y por eso me mantengo en el anonimato, pero he decidido hablar porque creo que es importante que los medios se hagan eco de lo que está pasando”.
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