¿Qué pasaría si un coche autónomo atropellara a un peatón?

Dejar los automatismos de la conducción en manos de la tecnología tiene sus pros y sus contras: ¿qué pasaría ante la disyuntiva de atropellar a un peatón o estrellar nuestro coche en un muro?

Sonia Recio. Twitter: @CocheActual

¿Qué pasaría si un coche autónomo atropellara a un peatón?
¿Qué pasaría si un coche autónomo atropellara a un peatón?

Ante una situación similar, si es un ser humano el que está sentado tras el volante, la moral de éste será la que ponderará y tomará una determinación. Pero cuando el conductor no existe, debe ser una máquina la que tome la decisión y todo dependerá de los parámetros con los que ha sido programada.

¿Quién “piensa” por el coche?

Para resolver esta pregunta está Jean-François Bonnefon, profesor de la Toulouse School of Economics y co-autor del estudio "El dilema moral del coche autónomo" publicado por la revista Science.  “La programación moral de los vehículos autónomos no se puede dejar a un solo actor. Todos los agentes involucrados en el tráfico tienen algo que decir. La opinión pública y los consumidores, con sus preferencias, impondrán restricciones sobre lo socialmente aceptable; mientras que los gobiernos tendrán que escuchar cuidadosamente a los fabricantes de vehículos para no imponer limitaciones tecnológicas poco realistas”, explica el docente.

Convertirse en mártires, el quid de la cuestión

La teoría es buena, el verdadero reto está en aplicar ese compendio de opiniones a la práctica. Según diversas investigaciones, la mayoría de los conductores  –un 76 por ciento- optaría por el sacrificio personal en aras de la vida de otra persona: resumiendo, estarían dispuestos a estrellar su coche contra una pared con todos los ocupantes a bordo con tal de no atropellar a un peatón que cruza, seamos perversos, por un lugar inadecuado.

Sin embargo, al preguntar a ese mismo conductor por sus intenciones de compra de un coche autónomo programado para anteponer la seguridad de terceros frente a la propia, la mayoría admite declinar la adquisición de ese vehículo: la generosidad y el bien social se esfuman en un volantazo.

Pruebas reales

La manera de conocer qué pasaría ante esta situación y otras tantas que se podrían presentar es hacer pruebas reales de conducción en tráfico abierto con coches autónomos circulando a la par que otros vehículos convencionales. Volvo será el primer fabricante en lanzarse a la piscina con su proyecto “Drive me” y pondrá sobre el asfalto sueco cien unidades del Volvo SC90 equipados con sistemas de conducción autónoma.  

El proyecto es incluirlos en el flujo de circulación real en una red de carreteras de acceso y salida de Gotemburgo (Suecia),  pero con algún que otro truco: no habrá peatones y  la anchura de los carriles será superior al convencional.

Al final, nos quedaremos con las ganas de qué pasaría con la triada del comienzo: el coche, el muro y el peatón. 

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