12 1 consejos inusuales para conducir seguro

Vamos a dar ya por hecho que llevas tu coche en óptimas condiciones de circulación, que valoras los equipamientos de seguridad, que hoy por hoy dispones de un automóvil moderno, pero, sobre todo, que tienes un mínimo de sentido común y ganas de hacer algo por los demás. Si es así, y estás dispuesto a mejorar tu seguridad al volante —y la del resto—, abróchate el cinturón y sigue estos consejos.

Raúl Roncero

12+1 consejos inusuales para conducir seguro
12+1 consejos inusuales para conducir seguro

1. - Para muchos, conducir será una obligación; para los que aún nos queda mucha afición en las venas no sigue siendo un momento estimulante más de cada día. Pero empecemos ya desde lo básico: ponerse al volante exige todo, absolutamente todo de ti, y no sólo por uno mismo, sino principalmente porque todos, conductores, ciclistas o peatones, quedamos al amparo de cómo te tomes esto de conducir, de tu sensatez, habilidad al volante y respeto para con los demás. No toca hablar de reglas, porque entiendo que las sabes —es tu obligación— y sabrás respetarlas en su justa medida, sino que quiero empezar con una pregunta sencilla: ¿te apetece hoy conducir? Si la respuesta es negativa, llevas uno de los principales factores de riego sobre el coche. Sé que no vas a ceder el volante, ni quedarte en casa, ni cambiar el coche por transporte público ese día, así que sólo te pido que esos momentos "de bajón" estés más alerta que nunca.

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2.- Ya estamos en marcha, con el correspondiente manos libres activado, los ajustes de radio, pantallas y navegador —te veo, y sé que los tocas muy menudo: ya sabes que es peligrosísimo y afortunadamente el Pegasus te persigue por mi seguridad —, espejos... ¿hemos dicho espejos? Sí, dime cuantas veces los miras... por minuto y te otorgaré un grado de seguridad al volante. No es broma. Si te alarma la pregunta es que tienes mucho margen para optimizar tu burbuja de seguridad, porque lo que voy a intentar es que puedas circular bajo un perímetro controlado en todo momento. No quiero verte moviendo cuello y cabeza buscando alocadamente los tres espejos. Los debes tener ajustados para que un leve movimiento de ojos permitan tener una perspectiva de todo cuanto acontece detrás de tu cabeza... segundo a segundo. Si no es ya un hábito, práctica y oblígate hasta que se convierta en un instinto más.

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3.- ¿Los tienes a punto? Ahora ya sabes qué llevas siempre a tus lados y detrás. Y esto es tan importante como mirar al frente, porque en el hipotético caso de tener que buscar escapatoria podrás hacerlo hacia izquierda o derecha estando seguro de que por ese carril no viene nadie, o incluso poder frenar a fondo en línea recta sabiendo que no corremos riesgos por alcance. Pero seguimos con los espejos.

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4.- Si tú sabes que tus espejos dejan ángulos muertos, ¿por qué te circulas dentro del ángulo muerto de los demás? Veo casos y casos en autopista, donde casi todos circulamos ahora a velocidad constante y estable, de coches que viajan casi en paralelo. Hazte ver, es el momento para avanzar o retrasarse apenas un par de metros donde sabes con seguridad que el conductor que llevas al lado te puede tener controlado por su espejo. En la ciudad es más importante aún, pero más difícil ponerlo en práctica porque las distancias entre coches se reducen a la mínima expresión, así que, ahora sí, toca tirar de cuello y espalda para cambiar el ángulo de visión de espejos para tener bajo control esos puntos muertos.

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5.- Sigo con espejos. Insisto: es vital. Tu vas camino de convertirte en conductor aún más seguro de lo que ya eres, y sabrás guardar las distancias de seguridad con el vehículo que llevas delante. ¿Y el de detrás? Sé que te va a parecer llevar la cosa a extremos, pero cuando hablamos de seguridad, cualquier precaución es poca. Analiza qué tipo de coche va detrás tuya, pero sobre todo, si circula demasiado cerca de ti. Evita reprimendas, sencillamente, haz valer tu sentido común. Si él no valora su seguridad —ni la tuya—, huye de él, es el momento de buscarse "otro vagón": darle más metros, o sencillamente dejarse pasar y ponte detrás a la distancia prudencial para que seas tú el que tenga todo bajo control.

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6.- Seguro que sabes interpretar conductas. Por cómo conducen otros podemos intuir si es un conductor seguro y adecuado para llevarle al lado o no. Insisto, no se trata de llevar al tensión a extremos, sino ir continuamente analizando el tráfico y saber interpretarlo en su justa medida. Si echas uno ojo más allá del capó, te darás cuanta la información tienes a tu disposición, sea asfalto, sea trazado o sean otros conductores. Y la lógica y el sentido común suele funcionar. Imaginate en la ciudad, por ejemplo, un coche aparcado con el conductor dentro: tiene todas las papeleras de abrir su puerta para salir justo cuando tú estés pasando. Hay que intentar analizar todo cuanto te rodea, se mueva o no.

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7.- Cuatro carriles, semáforo en rojo en una gran ciudad. Las motos van a ocupar sí o sí la primera línea de parrilla —aunque a veces no las ves— y son, por norma general, más ágiles que el coche a la hora de salir desde parado. Intenta no cambiarte de carril inmediatamente después de que el semáforo se ponga en verde porque hay grandes posibilidades de que una moto te haya ganado metros en los primeros momentos de aceleración. Y esto no lleva a otro imprescindible consejo sobre seguridad que deberás poner en práctica en todo momento, en ciudad o carretera.

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8.- Anticipación. Cuanto más lejos mires, mejor. Te permitirá tener una mejor perspectiva del tráfico y de escapatorias, pero también te va a permitir conducir con mucha mayor fluidez. Si evitas fuertes aceleraciones y frenadas no sólo ahorraras combustible y viajarás más cómodo, también evitarás que el resto de conductores puedan hacerlo y no se generen falsas situaciones de alarma que acaban haciendo frenar a cientos y cientos de coches.

 

9.- Lee la carretera. Cuánta información hay también sobre el asfalto. Manchas, cambios de color, si hay o no exceso de agua cuando llueve. Si hay abundantes huellas de frenado en un misma zona es que suele ser un punto conflictivo.... Tal vez hoy no, pero si pasas a diario sabrás que hay que extremar la precaución cuando te aproximes. En fechas clave sabes que hay riesgo de heladas por la noche o primeras horas de la mañana, pero afortunadamente seguro que sabes adaptar la velocidad a las condiciones de la vía —no hay una fórmula, no te puedo decir que lo mejor es ir lo más despacio posible, pero ante la duda, creo que es el mejor remedio—. Una de las cosas que puedes evitar en esas primeras horas de luz es la sombra que proyecta el guarda rail sobre el asfalto ya que en caso de haber hielo éste se derretirá más lentamente.

 

10.- Lluvia . Es obligación tuya tener el coche en perfectas condiciones de limpiaparabrisas, ruedas, etc.. Un correcto ajustes de la climatización evitará vaho en los cristales y te proporcionará buena visibilidad. Ahora toca combinar todos los consejos anteriores —anticipación, control de espejos, etc—, sumar suavidad al volante, adaptar la velocidad a las condiciones de la vía y ampliar márgenes de seguridad. Evitar circular sobre las rayas blancas que delimitan la calzada y mucho menos frenar encima de ellas  —en pleno siglo XXI aún quedan muchos coches sin ABS ni ESP en nuestras carreteras—. Lo más temido en agua, el acuaplaning: que ocurra o no va directamente relacionado con la velocidad, peso y estado de ruedas. Si puedes detectarlo a tiempo, tienes en tu pie derecho la solución: aminora la marcha. Si es un imprevisto, creo que la mejor receta es suavidad, suavidad, suavidad. Intenta mantener el volante recto o en la posición en la que has entrado, no toques el freno, no aceleres bruscamente ni tampoco sueltes el acelerador de golpe.

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11.- Nieve. Otra situación de ir poniendo en práctica a raja tabla todos los consejos anteriores. Si por dónde resides y te mueves habitualmente tienes la más mínima opción de que te compense el neumático de nieve, ni te lo pienses, da el paso. Si eres de los que va "a buscarla" varios fines de semana al año porque esquías o te gusta la montaña tienes buena parte de terreno ganado porque habrás ido acumulando algo de experiencia. Sabrás que las cadenas hay que ponerlas antes de no poder seguir avanzando —hay muchos que lo hacen y lo único que logran es bloquear el paso— que la suavidad para girar, acelerar y frenar es vital o que en la medida de lo posible es mejor circular la marcha más larga que aguante el coche. Una huella ya hecha es preferible a ir sobre nieve no pisada, pero siempre hay excepciones —eso te lo da la experiencia, pero no hay regla fija— Y cómo no, aquí es más que nunca vital posicionarse entre coches y conductores tan seguros como tú, y lo bueno que tienes estas condiciones es que destapan fácilmente quién es quien. Seguro que vas a encontrar momentos de retención: deja al menos el espacio suficiente con el coche que va delante tuya para poder salir del carril sin hacer maniobra. ¿Ah!, fuera nervios porque no todos van igual de preparados, y en la medida de lo posible, ayuda a quien lo necesite.

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12.- ¿Hay alternativa? Te cuento mi ejemplo. Puedo llegar a mi casas por dos sitios. Una, desviándome por una carretera estrecha de doble sentido de unos 4 kilómetros y varias curvas ciegas; otra, por un bulevar de 5 kilómetros con dos carrilles por dirección con separación bastante amplia entre ambos sentidos y 7 rotondas de principio a fin: ¿cuál es el camino más seguro? Creo que no hay color. Esto también entra dentro de las variables que podría controlar un conductor seguro, aunque sé que a veces no hay opciones, o de haberlas, cuestan dinero, como una carretera de peaje.

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13.- Y por último, están en tus manos ayudar al resto tanto como sea posible. Cualquier aportación, por pequeña que sea, podría evitar un accidente de otros coches que tú ni tan siquiera estás viendo en ese momento.

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