Según Audi, 'el asistente predictivo de eficiencia utiliza los datos de la ruta del sistema de navegación para adaptar la velocidad a las distintas situaciones de conducción, reconociendo la topografía de la ruta, los límites de velocidad y el tráfico'. Significa que, en función de los datos contenidos en la cartografía del navegador (aunque esté apagado), el coche te indica con kilómetros de antelación cuándo tienes que levantar el pie del acelerador para llegar a la velocidad adecuada a una curva cerrada, a una señal de limitación de velocidad, una rotonda o una bajada pronunciada sin que tengas que llegar a rozar el freno, con el fin de reducir los consumos aprovechando la inercia acumulada. Es una especie de 'horizonte electrónico' que va más allá de la visión del conductor y permite una mayor anticipación, algo que se traduce directamente en eficiencia, sobre todo en carreteras secundarias. También actúa cuando está conectado el control de velocidad de crucero activo, variando el ritmo en determinadas circunstancias y teniendo en cuenta los límites de velocidad.
Hasta ahora, los datos del navegador compartidos con otros elementos del coche se habían empleado en algunos modelos de gama alta. En el Audi A8, por ejemplo, para ajustar el haz luminoso de forma anticipada al tipo de ruta, o para que la transmisión automática no cambie a una marcha superior si se aproxima una curva cerrada. BMW también ha usado funciones de este tipo en el Serie 7, así como Rolls-Royce, no sólo para el cambio sino también para optimizar la gestión térmica del motor (rebajando su temperatura antes de la incorporación a una autopista, en previsión de una aceleración), mientras que Mercedes lo usa en el último Clase C para conectar la recirculación del climatizador antes de entrar a un túnel. Son sólo unos ejemplos, pero cada vez son más los automóviles que se benefician de esta interconexión entre sistemas.
Otro dispositivo interesante que trabaja conjuntamente con el asistente predictivo de eficiencia y se suma a los nuevos Audi A4 y Q7 es el modo 'punto muerto inteligente', disponible para las versiones equipadas con cambio automático. Es un sistema de circulación 'a vela' que desconecta la transmisión al dejar de acelerar (inserta punto muerto), pero, a diferencia de otros sistemas de este tipo, tiene en cuenta el tráfico y la distancia de los vehículos que se encuentran por delante para volver a engranar la marcha automáticamente si es necesario perder algo de velocidad. Emplea, entre otros, datos proporcionados por los radares del control de crucero activo, y su uso resulta bastante más cómodo que los sistemas convencionales de circulación por inercia, en los que suele ser más frecuente la necesidad de frenar o engranar una marcha manualmente actuando sobre las levas del volante. Por otro lado, sólo funciona si va a estar activo al menos 5 segundos. La próxima evolución del sistema apagará el motor de combustión durante las fases de conducción por inercia, algo que, por ahora, se está probando en prototipos y se ha bautizado con el nombre iHEV.