EE.UU. dicta un marco legal para que el coche autónomo pueda circular

Estados Unidos ha puesto marco legal a nivel federal al coche autónomo. Ni Japón y su tecnología, ni los activos constructores europeos... los americanos llevan ahora el mando del coche autónomo.

Miguel García Puente. Twitter: @Miguelgpuente

EE.UU. dicta un marco legal para que el coche autónomo pueda circular
EE.UU. dicta un marco legal para que el coche autónomo pueda circular

Cuando algo interesa de verdad en Estados Unidos o afecta a su seguridad, todo cobra una velocidad vertiginosa y eso ha ocurrido con el coche autónomo (o los coches que conducen solos). Querían llegar a la última reunión del G-7 celebrada en Tokyo con algo para impresionar en este campo. Por eso la semana anterior el Departamento de Transportes lanzó su propuesta de un marco legal donde se tendría que mover el coche autónomo, ante tan drástico cambio en el modo de utilizar el automóvil.

Coches que conducen solos: ejemplo mundial de normativa

Puede que te parezca chocante que en Estados Unidos permitan tantas libertades y luego pongan trabas, por ejemplo, a los sistemas de luces de haz variable a pesar de la seguridad que podrían aportar. Pero para el coche autónomo toda su maquinaria se ha puesto en marcha y han dejado atrás toda reticencia. El paquete legislativo propuesto pretende que el ordenador pueda estar a los mandos en cualquier momento, incluso fuera de los ensayos que ahora permiten algunos estados americanos.

A cambio de esta libertad para el desarrollo de los coches autónomos, han planteado unas líneas maestras que deben seguir todos los fabricantes. Lo más relevante es que "voluntariamente" compartan información de sus ensayos con la NHTSA, mientras desarrollan los primeros coches autónomos. Una medida proactiva, que en lugar de esperar a que surjan problemas y le sean comunicados, como sucede con los coches convencionales, la NHTSA quiere estar informada por adelantado de cómo funcionan los sistemas de sus coches y las estrategias previstas si se presenta un fallo en ellos. Los fabricantes están de acuerdo en ello, antes de que estas líneas maestras se puedan elevar a ley.

Coche autónomo: acotar responsabilidades a los estados

En toda esta problemática que rodea a los que coches que conducen solos, también hay que entender esta propuesta federal para evitar que cada estado haga excesivas concesiones para atraer hacia si las inversiones necesarias para reconvertir la industria del automóvil. Las matrículas rojas, los primeros permisos a los que se acogieron los fabricantes de coches de todo el mundo para poder realizar sus pruebas, solo fueron un primer asomo. En Michigan nació MCity. Allí "entrenan" los sistemas, en el que participan fabricantes de coches y sus suministradores, pero pretenden convertir también sus vías públicas en una especie de centro nacional de experimentación del coche autónomo. Desde el verano el torbellino del coche autónomo parece estar cobrando fuerza. Algunos consultores como Business Insider apuntaban el año pasado que en 2020 habría 10 millones de coches autónomos en la calle y para McKinsey en 2030 el 15 por ciento de los coches podrían ser autónomos. Volvo ofrece suministrar coches autónomos a Uber, mientras que se alía con Autoliv para garantizar la seguridad del vehículo. Ford intenta buscar una alternativa a los Big data y el procesado masivo de información, contratando a una eminencia en neurociencia y apoyándose en los láseres Velodyne para no tratar información por fuerza bruta, sino seleccionada. BMW se une con Intel y Mobileye... cada día surgen titulares en este campo.

La tecnología en la que se basan los coches que conducen solos puede relanzar las industrias norteamericanas del automóvil, electrónica o telecomunicaciones (en soterrada disputa por qué sector lleva la batuta del "vehículo comunicante inteligente"), con el argumento de aumentar la seguridad en el tráfico.  Para ello tendrán que esquivar los problemas de inseguridad que se podrían generar durante su desarrollo (y que podrían dañar seriamente su futuro). Como ha declarado Anthony Foxx, responsable del Departamento de Transportes, del coche autónomo se espera la perfección, pero habrá que admitirle fallos. Basta con conseguir mejorar la accidentalidad "humana", responsable de gran parte de los accidentes (94 por ciento en EE.UU.), por emotividad o descuido, accidente que el coche autónomo pretende minimizar. Los objetivos secundarios llegarán solos, como aportar más movilidad a las poblaciones veteranas (un argumento que destacó este verano el presidente de Ford) o los previstos aumentos de productividad (llevando la oficina al coche) durante los desplazamientos..., aunque ya hay estudios rebajando esta posibilidad. 

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