Los primeros radares que controlan emisiones no están regulados ni pueden poner multas

El Ayuntamiento de Madrid comenzará a utilizar radares que miden la contaminación de cada coche pero su objetivo no será sancionar: en realidad sólo recabarán datos.

Sonia Recio. Twitter: @autopista_es

Los primeros radares que controlan emisiones no están regulados ni pueden poner multas
Los primeros radares que controlan emisiones no están regulados ni pueden poner multas

Hace unas semanas saltaron todas las alarmas. La Dirección General de Tráfico anunció que el Ayuntamiento de Madrid iba a colocar unos radares para medir las emisiones de los vehículos. Según la revista de la DGT, los propietarios de los coches más contaminantes serían informados y, en caso de no poner solución al problema, sancionados. Ahora, la DGT y la Consejería de Medio Ambiente de la capital han aclarado las cosas: estos dispositivos sólo recabarán datos.

Forman parte de un proyecto europeo

Según la información proporcionada por Pyramid Consulting, la Dirección General de Tráfico no tiene constancia de la existencia de esos radares, ya que tanto su instalación como su funcionamiento dependen del Ayuntamiento de Madrid.

Desde la Concejalía de Medio Ambiente del consistorio han confirmado que estos “mal llamados radares” comenzarán a funcionar pero con fines informativos: forman parte del proyecto europeo LIFE GySTRA, liderado por el centro tecnológico vallisoletano Cartif junto con la DGT, la empresa OPUS- RSE, el Ciemat y el Ayuntamiento de Graz (Austria).

El proyecto LIFE GySTRA aspira a monitorizar 700.000 vehículos en Madrid. Cuando identifique algún coche con altas emisiones, el propietario recibirá una notificación para que repare el vehículo. El objetivo es concienciar a los conductores y reducir las emisiones en las ciudades.

Habría que cambiar la normativa de Tráfico

Aunque el Ayuntamiento  de Madrid ha insistido en que estos radares no van a multar, desde Pyramid Consulting nos recuerdan que, en el caso de hacerlo, deberían estar debidamente señalizados o avisados ya que, en caso contrario, las sanciones no tendrían validez. Además, estos radares deberían estar sometidos a controles metrológicos periódicos y sería necesario modificar la normativa de Tráfico.

Si se pusiesen en marcha estos radares y sancionases probablemente se invalidarían las pegatinas de la DGT o, al menos, dejarían de servir como rasero para permitir o no circular por las ciudades, como ya ocurre en Barcelona. También los datos de estos radares podrían utilizarse antes los protocolos de alta contaminación. 

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