Si te enfrentas por vez primera a la segunda generación del Hyundai i10 lo primero que te impacta es su diseño, muy de familia e igual de atractivo que en sus hermanos mayores. No es fácil lograr este efectista resultado en un modelo, el nuevo Hyundai i10, de 3,67 metros de longitud, 1,66 metros de anchura y 1,50 metros de altura -más largo, más ancho, más bajo-. Frontal muy de marca con esa boca conocida, con unos faros más contenidos en voluminosidad –no hay espacio-; lateral marcado por las molduras inferiores muy al estilo Renault Clio mientras que la trasera está muy verticalizada para el máximo aprovechamiento del espacio con un maletero que crece hasta los 252 litros –correcto para lo que se estila en la categoría y aumentando 27 litros frente al Hyundai i10 actual-, que pueden subir a 1.046 abatiendo los asientos traseros.
Buen nivel de calidad
Ya lo conocíamos de sus últimas realizaciones –Hyundai i40, i30, reciente restyling del ix35- pero trasladar calidades a nivel de ajustes de piezas, de tactos de plásticos interiores tiene mucho mérito en un coche que es pequeño y que debe ser barato, como este Hyundai i10. El salpicadero no es tan llamativo en diseño como el exterior y se puede ofertar con la moldura principal horizontal en el color de la carrocería, y siempre con un agradable textura de material. Vamos, que te encuentras en este Hyundai i10 arropado por un entorno que bien podría pasar por un segmento B como el de su hermano i20, por ejemplo.
Dos mecánicas a tu disposición, una tricilíndrica de 66 CV –en la que nos centraremos- y una de cuatro cilindros con 87 CV. El motor pequeño logra que el peso del conjunto se quede en unos destacados 952 kilos -941 el tetracilíndrico, curioso- que incidirán y mucho en lograr un consumo medio de 4,7 litros cada 100 km -6 en ciudad y 4 en carretera-. En este caso, este 1.0 anuncia 155 km/h de velocidad máxima y un 0-100 km/h de 14,9 segundos.
En movimiento
Dinámicamente el coche es un producto muy equilibrado, siempre y cuando tengas en la cabeza que este i10 está concebido para que pase la mayor parte de su tiempo en hábitat urbano. Su cuota de confort es alta dentro de los ciudadanos, tiene un chasis honesto, su motor se muestra mejor que su hermano mayor a bajos regímenes, aunque si buscas exprimirlo entonces sus tres cilindros te recordarán el sonido de una moto. Eso sí, en conducción normal, destacable trabajo el realizado en materia de rumorosidad.
En materia de precios, muy en la línea de lo que pueden ofrecer rivales como el Fiat Panda o Seat Mii. El Hyundai i10 1.0 66CV tiene un precio de partida de 10.500 € estando sólo disponible con el acabado Essence. Los dos acabados superiores, Tecno y Style, sólo se pueden encontrar en el Hyundai i10 1.2 87 CV que tiene un precio de entre 12.200 y 15.550 €, en este caso con el acabado tope de gama y cambio automático.