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Cuéllar y Zamora

Cuéllar es el punto de partida de un recorrido que, a través de extensas llanuras cultivadas, frondosos pinares, caudalosos ríos y escarpadas sierras, nos acercará hasta Zamora, la «Ciudad del Románico». Una ciudad con un intenso atractivo histórico y un impresionante patrimonio monumental.

Cuéllar y  Zamora
Cuéllar y Zamora

Atravesamos el pueblo siguiendo la carretera VA-600. A la salida de Pollos accedemos a una pista ancha de buen firme que sale en suave subida. Tras pasar un cercano paso a nivel avanzamos por un terreno cultivado. En la casilla 90 dejamos la pista principal por otra más estrecha de firme empedrado que bordea un pinar y baja por un barranco para cruzar el pequeño valle cultivado del río Trabancos. Pasado el río la pista sube suavemente por una zona agreste con algunas encinas, las primeras del recorrido. Más adelante iniciamos una bajada entre vallas alambre que albergan multitud de encinas, un terreno de dehesa. El descenso nos lleva a circular por un valle junto al Canal de Castronuño, alimentado por las aguas del cercano río Duero. Tras cruzar el canal por un puente y atravesar un pequeño pinar, un tramo de pista excelente nos lleva hasta la carretera VA-600 en las cercanías de Castronuño. Cruzamos el pueblo siguiendo la VA-600 para llegar hasta la carretera C-112. Junto a la gasolinera cogemos la VA-601 en dirección hacia la Bóveda de Toro. Recorremos menos de un kilómetro por asfalto para acceder a un ancho camino rural que se interna entre cultivos junto al cauce del Arroyo del Puente. La pista comienza a subir entre campos de labor. Un recorrido que avanza entre suaves subidas y bajadas siguiendo la hondonada del Regato Fuente del Perro por el Camino de la Pederna. En el paisaje se alternan pinares y cultivos dominando los tonos ocres marrones y verdes. En la casilla 110 iniciamos una bajada seguida de una subida para superar la hondonada del Arroyo Vallemayor. Tras dejar a la izquierda el desvío que lleva hacia Villabuena del Puente (casilla 112) iniciamos un recorrido caracterizado por largas rectas a través de anchos caminos rurales de firme excelente. Un tramo entre campos de labor que nos lleva hasta la carretera C-519, justo después de cruzar por un puente el río Guareña. Recorremos trescientos metros de asfalto para acceder al Camino de Bocarrage, una pista ancha de firme empedrado que avanza entre sembrados y pinares. Un cómodo y rápido tramo por un terreno de suaves lomas cultivadas nos lleva hasta Valdefinjas. Seguimos por el interior del pueblo hasta llegar a la carretera ZA-611. Justo enfrente sale una pista que comienza a subir entre sembrados. Un último tramo con continuas subidas y bajadas por una zona agreste de sierra en el que superamos los barrancos de los arroyos Reguera y Talanda nos lleva hasta Sanzoles. Desde Sanzoles recorremos algo más de dieciséis kilómetros por la carretera ZA-610 para llegar hasta Zamora, final de ruta. Situada sobre una colina en la margen derecha del río Duero, Zamora, la «bien cercada», es una población de origen vacceo. Conocida como Ocellum Durri, durante la ocupación romana, fue punto de paso obligado en la «Vía de la Plata», importante calzada romana que unía Mérida, capital de una de las provincias romanas en la península -Lusitania- con Astorga. Fue repoblada, como otras ciudades de la zona, durante el siglo X. Cedida por Fernando I a su hija Doña Urraca, fue sometida a un asedio prolongado por su hermano Sancho II. Su asesinato por el traidor Bellido Dolfos, originó la venganza del Cid, según refleja el romancero popular. En el siglo XII gozó de su máximo esplendor y de esta época conserva un importante patrimonio románico. Durante siglos sufrió una letárgica decadencia hasta que a mediados del siglo XIX, cuando obtuvo la capitalidad provincial, comenzó un lento, aunque sostenido, desarrollo. Desde la orilla izquierda del Duero, junto al puente de piedra del siglo XII, se disfruta de una excelente panorámica de la muralla y la catedral. En esta zona están los conventos de las Dominicas y de San Francisco.La muralla, construida y reconstruida en sucesivas ocasiones, no se conserva completa. Entre las puertas que aun permanecen destaca el Portillo de la Traición, por donde entró Bellido Dolfos en la ciudad perseguido por el Cid.En la parte más alta de la ciudad están la Catedral y el Castillo. La Catedral del siglo XII es de estilo románico con influencias bizantinas representadas en el magnífico Cimborrio. Su interior alberga el Museo Catedralicio que contiene una importante colección de tapices flamencos de los siglos XV al XVII. La cabecera del siglo XV es de estilo gótico-tardío. En el exterior destaca la Puerta del Obispo, frente al dieciochesco Palacio Episcopal. Junto a la fachada principal se alza la torre-campanario de planta cuadrada. A la derecha de la Catedral una puerta plateresca da acceso al parque del Castillo, un excelente mirador situado junto a los restos del antiguo Alcázar. Cerca del Castillo, fuera del recinto amurallado, están las iglesias de Santiago de los Caballeros, siglo XII, y San Claudio de Olivares, construida a principio del siglo XII es considerada la más antigua de la ciudad.Entre las iglesias románicas del siglo XII podemos citar: San Pedro y San Ildefonso, Santa María la Nueva, San Cipriano, Santa María de Horta, San Juan de la Puerta Nueva, Santo Tomé y San Isidoro, la mayoría, reformadas en épocas posteriores. Construidas en el siglo XIII, de estilo románico-tardío son las iglesias de la Magdalena y San Vicente. Entre los edificios civiles destacan: Ayuntamiento, siglos XV y XVI, Casa de los Momos, siglo XV, Palacio de Puñoenrostro o Casa del Cordón, siglo XVI, Palacio de los Condes de Alba y Aliste, siglo XV, y el Hospital de la Encarnación, siglo XVII.