Esta variante se distingue por la incorporación de grupos ópticos oscurecidos con luces diurnas formadas por una batería de 12 Leds, una parrilla delantera más llamativa con barras cromadas, paragolpes modificados con mayores tomas de aire, salidas de escape ovaladas, protector de bajos de acero, carcasas de retrovisores en aluminio mate, material empleado para marcos de ventanillas, barras de techo, etc.
Estará en los concesionarios de la marca a finales de año por 146.450 euros. En el interior, que puede estar configurado con cuatro, cinco, seis o siete plazas, se ha procurado un ambiente lujoso en el que no faltan elementos como los asientos deportivos de cuero, volante multifunción, navegador GPS con sistema MMI, climatizador automático de cuatro zonas, paquete de iluminación especial, equipo de sonido Bose Surround con cambiador de CD, sistema de control de presión de los neumáticos, alarma antirrobo, preinstalación de teléfono móvil Bluetooth, sistema de ayuda al aparcamiento con cámara de televisión trasera, etc.
En opción se ofrece el control de velocidad adaptativo con radar, y de mantenimiento de carril, además de llantas de 21 pulgadas, equipo de sonido premium, etc.
No hay nada parecido en el mundo entero. Audi vuelve a desmarcarse de sus posibles competidores con el Q7 V12 TDI, un modelo que sobresale no sólo por sus dimensiones exteriores, también por la cifra estratosférica de su potencia -500 CV-, conseguida por un motor Diesel de seis litros de capacidad.
Los datos de prestaciones que logra impresionan (hay que tener en cuenta que pesa 2.600 kg en vacío y que a plena carga supera las 3,4 toneladas), pues acelera de 0 a 100 km/h en sólo 5,5 s y alcanza una velocidad máxima de 250 km/h limitada electrónicamente, pero también lo hace su consumo, pues homologa 11,3 l/100 km, una cifra claramente inferior a la que anuncian los posibles competidores SUV de gasolina.
La nueva mecánica, que también será montada en el deportivo R8, ha sido desarrollada por la filial que se encarga de los modelos especiales de Audi, quattro GMBH, a partir del 3.0 TDI, del que toma dos unidades V6 dispuestas una a continuación de la otra, para configurar los 12 cilindros en V con las dos bancadas desplazadas entre sí 17 mm. Así, el conjunto sólo mide 684 mm, 166 más que el V8 TDI.
Dispone de un sistema de inyección common rail a 2.000 bar de presión e inyectores piezoeléctricos de ocho orificios capaces de generar hasta cinco inyecciones por ciclo. Dos turbocompresores de geometría variable se encargan de mejorar la alimentación del motor y responden con contundencia desde bajas revoluciones –ofrece 1.000 Nm a 1.750 rpm, cifra que se mantiene constante hasta alcanzar 3.250 rpm.
Con esta artillería queda claro que Audi ha querido potenciar su imagen de una forma apabullante, dejando completamente fuera de juego al resto de marcas competidoras. Basta con poner el motor en marcha para darse cuenta de lo que se encuentra bajo el capó. Un sonido ronco y penetrante delata –al ralentí- que hay una ingente cifra de CV listos para impresionar a cualquiera. Basta pisar levemente el pedal del acelerador para que nos quedemos literalmente pegados al asiento, mientras una terrible masa se desplaza con nosotros.
Ni siquiera el despegue de un avión comercial se asemeja a la sensación que produce la arrancada de este mastodonte mecánico. Lógicamente, un tiptronic de seis marchas, especialmente adaptado para la ocasión, se encarga de dosificar -si es que así puede calificarse- la brutal entrega de potencia a las cuatro ruedas mediante un sistema quattro en el que se ha incrementado el reparto inicial al 60 por ciento al tren trasero para potenciar el comportamiento deportivo.
De serie incluye frenos cerámicos con pinzas de ocho pistones y neumáticos 295/40 R20 y de 21 pulgadas en opción Cuenta con un diferencial activo capaz de enviar más par a una de las dos ruedas en función de la adherencia y se transmite al suelo a través de neumáticos 295/40 R20, medida necesaria para albergar los enormes discos cerámicos con pinzas de ocho pistones que incluye de serie, capaces de “sujetar" al conjunto con enorme contundencia y facilidad.
La conducción resulta fácil, pues sólo hay que prestar especial atención a las inercias, menos previsibles que en un modelo más ligero, y, lógicamente, al pedal del acelerador, pues es capaz de lograr una aceleración espectacular que apenas se siente en el puesto de conducción. Aunque el campo no es el hábitat natural del V12, dispone de suspensión neumática adaptativa con altura regulable –hasta 240 mm- y sistema de descenso de pendientes.
Esta variante se distingue por la incorporación de grupos ópticos oscurecidos con luces diurnas formadas por una batería de 12 Leds, una parrilla delantera más llamativa con barras cromadas, paragolpes modificados con mayores tomas de aire, salidas de escape ovaladas, protector de bajos de acero, carcasas de retrovisores en aluminio mate, material empleado para marcos de ventanillas, barras de techo, etc.
Estará en los concesionarios de la marca a finales de año por 146.450 euros. En el interior, que puede estar configurado con cuatro, cinco, seis o siete plazas, se ha procurado un ambiente lujoso en el que no faltan elementos como los asientos deportivos de cuero, volante multifunción, navegador GPS con sistema MMI, climatizador automático de cuatro zonas, paquete de iluminación especial, equipo de sonido Bose Surround con cambiador de CD, sistema de control de presión de los neumáticos, alarma antirrobo, preinstalación de teléfono móvil Bluetooth, sistema de ayuda al aparcamiento con cámara de televisión trasera, etc.
En opción se ofrece el control de velocidad adaptativo con radar, y de mantenimiento de carril, además de llantas de 21 pulgadas, equipo de sonido premium, etc.
No hay nada parecido en el mundo entero. Audi vuelve a desmarcarse de sus posibles competidores con el Q7 V12 TDI, un modelo que sobresale no sólo por sus dimensiones exteriores, también por la cifra estratosférica de su potencia -500 CV-, conseguida por un motor Diesel de seis litros de capacidad.
Los datos de prestaciones que logra impresionan (hay que tener en cuenta que pesa 2.600 kg en vacío y que a plena carga supera las 3,4 toneladas), pues acelera de 0 a 100 km/h en sólo 5,5 s y alcanza una velocidad máxima de 250 km/h limitada electrónicamente, pero también lo hace su consumo, pues homologa 11,3 l/100 km, una cifra claramente inferior a la que anuncian los posibles competidores SUV de gasolina.
La nueva mecánica, que también será montada en el deportivo R8, ha sido desarrollada por la filial que se encarga de los modelos especiales de Audi, quattro GMBH, a partir del 3.0 TDI, del que toma dos unidades V6 dispuestas una a continuación de la otra, para configurar los 12 cilindros en V con las dos bancadas desplazadas entre sí 17 mm. Así, el conjunto sólo mide 684 mm, 166 más que el V8 TDI.
Dispone de un sistema de inyección common rail a 2.000 bar de presión e inyectores piezoeléctricos de ocho orificios capaces de generar hasta cinco inyecciones por ciclo. Dos turbocompresores de geometría variable se encargan de mejorar la alimentación del motor y responden con contundencia desde bajas revoluciones –ofrece 1.000 Nm a 1.750 rpm, cifra que se mantiene constante hasta alcanzar 3.250 rpm.
Con esta artillería queda claro que Audi ha querido potenciar su imagen de una forma apabullante, dejando completamente fuera de juego al resto de marcas competidoras. Basta con poner el motor en marcha para darse cuenta de lo que se encuentra bajo el capó. Un sonido ronco y penetrante delata –al ralentí- que hay una ingente cifra de CV listos para impresionar a cualquiera. Basta pisar levemente el pedal del acelerador para que nos quedemos literalmente pegados al asiento, mientras una terrible masa se desplaza con nosotros.
Ni siquiera el despegue de un avión comercial se asemeja a la sensación que produce la arrancada de este mastodonte mecánico. Lógicamente, un tiptronic de seis marchas, especialmente adaptado para la ocasión, se encarga de dosificar -si es que así puede calificarse- la brutal entrega de potencia a las cuatro ruedas mediante un sistema quattro en el que se ha incrementado el reparto inicial al 60 por ciento al tren trasero para potenciar el comportamiento deportivo.
De serie incluye frenos cerámicos con pinzas de ocho pistones y neumáticos 295/40 R20 y de 21 pulgadas en opción Cuenta con un diferencial activo capaz de enviar más par a una de las dos ruedas en función de la adherencia y se transmite al suelo a través de neumáticos 295/40 R20, medida necesaria para albergar los enormes discos cerámicos con pinzas de ocho pistones que incluye de serie, capaces de “sujetar" al conjunto con enorme contundencia y facilidad.
La conducción resulta fácil, pues sólo hay que prestar especial atención a las inercias, menos previsibles que en un modelo más ligero, y, lógicamente, al pedal del acelerador, pues es capaz de lograr una aceleración espectacular que apenas se siente en el puesto de conducción. Aunque el campo no es el hábitat natural del V12, dispone de suspensión neumática adaptativa con altura regulable –hasta 240 mm- y sistema de descenso de pendientes.