Una buena amiga, hace cerca de un año, me preguntaba si haría bien en comprarse un Volkswagen Tiguan de empresa -es decir, a buen precio- para tenerlo más adelante como coche de familia. La verdad es que no encontraba más argumento en contra que la posible devaluación cuando llegase esta segunda generación de Tiguan. Los demás SUV de la categoría estaban creciendo en tamaño, y el diseño y la presentación de los rivales que habían surgido era más esmerado, pero el Volkswagen Tiguan saliente podía seguir presumiendo de virtudes para el día a día. ¿Me equivoqué?
En general, como comprador entiendes pagar más sólo si el coche es más grande. Quizá unos niños no necesiten tanto espacio, quizá te complique el aparcamiento, pero el Volkswagen Tiguan sigue esa "lógica" senda de crecimiento. Si te subes a las plazas posteriores te crees en una limusina. No hay lujos, sino practicidad, climatización propia, grandes huecos en las puertas y sensación de amplitud. Entre ejes ha crecido 7,7 centímetros y antes no se echaba ya en falta espacio para las rodillas, que ahora ofrecen según nuestras mediciones 77 cm de espacio. Imagina un Audi Q7: el Tiguan apenas pierde un centímetro, no se quedará pequeño incluso si tus hijos mayores deciden que no se van de casa. Y si te preguntas si se conduce alto, decirte que VW ha subido aún más el punto de cadera respecto al anterior, que ahora hemos medido a 65 cm del suelo. Fácil de acceso, todo en su sitio... incluso la enorme guantera abre sin tocar tus piernas.
Justo acaba de caer en mis manos la información del nuevo Mazda CX-4, planteándose cuánto exceso de espacio necesitas para sentirte bien en un coche, integrado e identificado con él, precisamente la reflexión que nos había surgido en el Volkswagen Tiguan. Como además ha crecido seis centímetros en longitud (4,49 metros totales), más la compactación de elementos de haber empleado la ya famosa plataforma modular MQB (ésa de todos los compactos del Grupo VW), también resulta ser un talento en maletero, grande incluso en la versión de tracción total que tenemos ahora entre manos: cubicamos nada menos que 520 litros de carga. Por supuesto, hablamos de no llevar rueda de repuesto, porque en este acabado Sport, con una gran rueda de 235 de sección y 18 pulgadas, no existe rueda de recambio ni kit antipinchazos. ¿Ventaja o riesgo? Además, dos prácticos tiradores en la parte alta del maletero permiten abatir con facilidad los respaldos para ampliar el espacio útil. La boca de carga está a sólo 73 cm de altura.
Volkswagen Tiguan 2.0 TSI: su motor
No sabemos si es la fiebre antidiesel o si, como hacen casi todos los fabricantes, querían que nuestra primera impresión fuera con la versión más potente, pero el primer Volkswagen Tiguan disponible ha sido de gasolina, la versión más equipada por el momento. Y más cara: casi 900 euros más que con motor 2.0 TDI de 150 CV. Avanzando el año llegarán también variantes 2.0 TDI de 190 y 240 CV ya de potencia. Así que, en plena vorágine "downsizing", los 180 CV de potencia de este Volkswagen Tiguan otros los sacan de mecánicas de 1,6 litros de cilindrada, pero VW apuesta por el 2.0 TSI, de la misma manera que recurrirá a un dos litros en la versión Diesel de 115 CV.
La sensación inicial con este Volkswagen Tiguan 2.0 TSI de 180 CV es de coche pesado (ojo, es con cambio automático DSG y tracción total 4Motion), y piensas para tus adentros que por eso vienen bien estos motores "de cilindrada", con buenos bajos. Sin embargo, a igualdad de equipamiento, Volkswagen declara 50 kilos de aligeramiento en la nueva generación. Compruebas así que gana velocidad con soberanía, suave y con facilidad, y mientras lo haces, tu conversación se mantiene sin elevar un ápice la voz. Cuando encuentras que los espejos se vuelven ruidosos, con un ruido sordo y no molesto, miras el cuadro y compruebas que ya vas a las velocidades propias del circuito en el que estamos. Esta unidad nos ha acelerado de 0 a 100 km/h en 8,1 segundos, adelantando de 80 a 120 km/h en 6,2 segundos, dos valores muy buenos.
A falta de ser un cambio rápido en conducción muy exigente, resultan imperceptibles los pasos de marcha con esta caja automática DSG de doble embrague y 7 velocidades. La finura de funcionamiento reverdece el valor de la gasolina. Sí, porque esta combinación con el motor TSI es más cara y pierde 1,5 l/100 km en el consumo homologado frente al más potente de los TDI, pero te hace plantearte ese sobrecoste. Sí, hemos medido consumos relativamente elevados (9,3 l/100 km reales de media), pero es que el Volkswagen Tiguan equipado a tope ha estado más cerca en la báscula de los 1.700 kg que de los 1.600 kg. Al menos, superar los 10 l/100 km sólo sucede cuando se practica una conducción decididamente animada.
Volkswagen Tiguan 2.0 TSI: comportamiento
La estabilidad del nuevo Volkswagen Tiguan a buen ritmo es impresionante, incluso si lo zarandeas inventándote un peligro invisible delante de ti. Ni siquiera cuando el ESP decide intervenir sientes que descomponga el coche dándote un susto a sumar a ese momento de tensión, mientras que forzando el subviraje en curva, con optimismo desmesurado con el acelerador, sientes sutiles toques de freno que hacen que dibujes la curva sin separarte de la línea. No, no es divertido, pero fácil y eficaz, totalmente este nuevo Tiguan.
El nuevo Volkswagen Tiguan también es funcional. Los mandos no apabullan, pero en el volante se agolpan varios botones pequeños, naturales para usuarios de otros VW modernos, pero menos intuitivos que los de la consola central. El mando giratorio para seleccionar los modos de tracción -un Haldex, aunque esta denominación ha desaparecido de toda la información oficial- se hace evidente mediante pictogramas, quizá no original, pero como todo en el coche, claro. Modos Nieve, carretera o campo, más el "Individual" que permite configurar el grado de deportividad (léase dureza o rapidez de los mandos) de manera personalizada.
El mejor talento de la suspensión del nuevo Volkswagen Tiguan es que el confort está siempre presente, sin menoscabo del comportamiento. Frenos potentes, bien asistidos, sus neumáticos se nos antojan enormes al ojo, pero en marcha semejantes zapatos no le pesan a las suspensiones, que hacen muy bien su trabajo. Tampoco proporcionan un agarre tan elevado que te invite al menor atisbo deportivo. Sin embargo, hemos podido probarlo sobre piso mojado, muy mojado, y la facilidad y confianza que proporciona el VW Tiguan de segunda generación es apabullante. Y la frenada muy buena: apenas 70 metros tarda en detenerse desde 140 km/h. El sistema de tracción total entra en acción de manera muy progresiva e incluso se siente la ayuda a la trazada enviando par atrás a la salida de las curvas. Y si tu idea es salir a veces por caminos, puedes añadir una chapa protectora del cárter (que trae algún aditamento ornamental). Y no es sólo un SUV para asfalto: su sistema de tracción es de los mejores y cuenta con control de descenso.
Volvería a recomendar a mi amiga haberse comprado el antiguo Volkswagen Tiguan. ¿Acaso no ha mejorado éste? Por supuesto que sí. Ha subido el listón en muchos aspectos, ha puesto tierra de por medio con la nueva competencia surgida. Quizá no tanta como consiguió la primera entrega. Y, como leí una vez a un jubilado ejecutivo de Toyota, también se puede entender que empeñarse en avanzar en lo que ya se es líder destacado es un cierto despilfarro. Su avance es, en cambio, notable en aspectos de conectividad y seguridad, detección de peatones o sistemas inteligentes de luces, pero mucha de la atractiva seguridad que aterriza en el VW Tiguan lo hace con sobreprecio. Si cuestiones como el espacio superlativo es tu preocupación (aunque no te ofrezcan la posibilidad de 7 asientos… todavía) en un SUV de 4,5 metros, el Tiguan te volverá a encajar, con más razones aún.
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