Las nuevas dimensiones del vehículo no sólo sirven para proporcionar una correcta habitabilidad, sino también para configurar un nuevo chasis. Se ha ampliado la distancia entre ejes y entre ruedas; éstas se colocan casi en las esquinas del coche, lo que ofrece una gran impresión de estabilidad. Una vez al volante, comprobaremos que nuestra sensación es correcta.En nuestra primera toma de contacto con el S40 ya cantamos las virtudes de un chasis (la misma plataforma que utilizan el Mazda6 y el Focus C-Max) que parece hecho para enfrentarse a cualquier tipo de trazado. Su estabilidad es notable en las carreteras amplias, pero resulta especialmente brillante en los trazados de montaña, donde la configuración de las suspensiones -McPherson en el tren delantero y multibrazo en el trasero- permite afrontar las curvas con una gran confianza. La carrocería no se balancea, la pisada es firme (un apartado en el que ayudan unos neumáticos con medida 205/55) y una dirección precisa marca sin errores la trazada. Para rematar el conjunto, el S40 cuenta con unos frenos de disco de 300 milímetros delante y 280 mm detrás, capaces de detener el vehículo en 71,2 metros desde 140 km/h. El resultado es aplomo, aplomo y más aplomo; tanto, que pronto nos encontraremos deseando más potencia en el motor: éste, comparado con el excelente comportamiento del chasis, parece quedarse corto.Nada de malentendidos: el propulsor, con 2.400 cm3, cinco cilindros en línea y 140 CV (143, según nuestro Centro Técnico), no se comporta nada mal en las autopistas o autovías. La entrega de fuerza es progresiva y promete viajes tranquilos y confortables. Una vez lanzado, el S40 puede alcanzar un ritmo bastante alto, pero… lo dicho: hay que lanzarlo primero y debemos tener en cuenta que pesa 1.477 kilos, por lo que le costará un poco ganar velocidad. El par motor tampoco ayuda en esta tarea, ya que –si bien cuenta con la nada despreciable cifra de 23,1 mkg- el máximo se alcanza pasadas las 4.000 rpm. La rapidez para subir de vueltas no es especialmente destacable, lo que lastra la aceleración: las pruebas realizadas con el "correvit" han mostrado que el coche tarda más de 10 segundos en pasar de 0 a 100 km/h. El carácter discreto de la mecánica también se refleja en una contenida sonoridad (69,5 dB a 140 km/h); el rumor apenas se entromete en el habitáculo. Es otro de los factores que redunda en la comodidad de los viajes largos: la velocidad de crucero es aceptable, el comportamiento del chasis es intachable y el puesto de conducción roza la perfección (¡qué asientos!).En los tramos más sinuosos, nos veremos obligados a jugar continuamente con el cambio para mantenernos en la zona óptima del cuentarrevoluciones. Esto nos permitirá descubrir que las marchas se insertan de forma precisa sin apenas esfuerzo. Los desarrollos que ha elegido Volvo para la transmisión de este S40 son bastante largos y proporcionan un consumo contenido: la media ponderada es de 9 litros/100 kilómetros, uno más de lo anunciado por el fabricante. Muchos se preguntarán si merece la pena hacerse con este S40 (cuyo precio es de 29.695 euros) cuando el siguiente escalón de la gama, el S60, cuesta 30.895 euros (versión Momentum) y ofrece la misma mecánica. Depende: aunque éste es más grande (mide casi 10 centímetros más), la habitabilidad de ambos modelos no es muy diferente. Además, el equipamiento del “hermano mayor" no es tan completo, pues el control de estabilidad, por ejemplo, forma parte de un pack que hay que pagar aparte. En cualquier caso, saber que uno de los mayores rivales del S40 está en su propia casa ya dice mucho a su favor.
Volvo S40 2.4/140
¿Quién ha dicho que en los modelos compactos se debe renunciar a ciertos lujos? En el S40, completamente rediseñado para adaptarse a las exigencias de sus nuevos clientes, no falta nada.