No hay otra forma de definir la forma de ser del VW Polo GTi. Nos encontramos con un chasis cuyo radical diseño se adapta perfectamente a cualquier carretera, por revirada que sea. El diferencial electrónico delantero XDS ayuda y mucho para transmitir estas sensaciones tan deportivas. Por rápido que entre el Polo en una curva, no pierde el morro, ni aún cuando esperas que lo haga. Es la trasera la que amagará antes con descolocarse, como si de un Golf GTi de los antiguos se tratase. Resulta tremendamente efectivo a la par que divertido, al igual que un ESP no muy intrusito. No obstante, a quien sí se lo parezca siempre tendrá la opción de desconectarlo totalmente. Sin embargo, este planteamiento del chasis trae consigo un problema, la frenada. No nos llevemos a engaño, el Polo frena bien y aguanta lo que le eches, pero la estabilidad cuando exigimos al pedal izquierdo (carece de pedal de embrague, ya que el cambio DSG es obligatorio) se ve comprometida. Además, el tacto del pedal es bastante esponjoso, siendo éste el único “pero" que le encontramos, sobre todo si hablamos de un coche destinado a la diversión.
Otro elemento que ha sido modificado respecto al Polo convencional es la suspensión, rebajada 15 milímetros. Se trata también de una suspensión dura, que da confianza a la hora de forzar el conjunto. Esta característica no es, al contrario que en otros modelos como el Clio RS, un impedimento a la hora de hacer un uso normal del coche. Podemos ir con él por ciudad o realizar un viaje largo por carretera y no echaremos en falta un coche más confortable. Este compromiso entre deportividad y confort sin perder un ápice de su carácter radical es uno de los grandes aciertos de este Polo GTi.
Los más puristas dirán, con razón, que un coche del enfoque del Polo GTi debería presentar la opción de equipar una caja de cambios manual. Sin embargo, Volkswagen ha optado por limitar este campo y el coche equipará obligatoriamente el cambio DSG de siete relaciones. Una vez aceptado este hecho nos encontramos con un cambio tan eficaz como ya se había mostrado en otros modelos. En ningún momento, ni siquiera cuando realizamos una conducción más deportiva, pierde un ápice de su efectividad y eficacia. Además de este cambio DSG, el Polo GTi presenta un equipamiento de serie bastante completo, donde solamente se echa de menos la presencia de una conexión bluetooth para el teléfono móvil. Como opciones podemos adquirir el paquete Drive & Polo, que incluye sensor de aparcamiento posterior, control presión neumáticos y control de velocidad, sistema de navegación o asientos con calefacción, entre otras cosas.
La apariencia externa del Polo GTi también sufre ciertas variaciones respecto al modelo convencional. Como suele ser habitual en el caso de los Volkswagen, logran esa extraña sensación de que aquel que vea uno de sus GTi intuyan que se encuentran delante de un coche poco convencional sin ser capaces de explicar la razón. A esto contribuyen diferentes elementos estéticos como por ejemplo unos discretos alerón y difusor traseros, una parrilla delantera con forma de nido de abeja, la doble salida de tubo de escape cromada y pinzas de frenos en rojo, que destacan a través de cada uno de los cinco radios de las llantas de 17 pulgadas, las cuales tienen un diseño prácticamente idéntico a las del Golf GTi.
No nos engañemos, estamos ante un coche pequeño, y quien lo adquiera no debería sorprenderse por un maletero en el que apenas caben dos maletas no muy grandes. Es éste campo en el único donde no bate a modelos como el Fabia RS o el Ibiza Cupra. Lo mismo sucede con las plazas traseras. Aunque está homologado para viajar con cinco pasajeros, meter más de cuatro personas en el Polo GTi no es viable si queremos conservar la amistad de los que se sienten en la parte trasera, que incluso con cuatro ocupantes puede dar la sensación de ser algo angosta.
Sin embargo, esta escasez de espacio desaparece por completo si ocupamos cualquiera de los dos asientos delanteros. Aquí la amplitud es más que suficiente para viajar cómodos, dando incluso la sensación de que vamos montados en un vehículo mayor del que realmente tenemos entre manos. La única pega que presenta la parte delantera del Polo GTi es la rueda que se utiliza para tumbar el respaldo de los asientos. Ésta, situada en la parte baja exterior del mismo, es de difícil acceso, salvo que la manipulemos con la puerta abierta.
No sabemos cuantas unidades se venderán de este Volkswagen Polo GTi, ya que va dirigido a un público muy específico y su precio no es precisamente asequible. Pero de lo que sí estamos seguros es de que aquel que lo adquiera tendrá en su poder un coche muy divertido, rapidísimo y de una calidad que está fuera de toda duda. En definitiva, tendrá en su poder un verdadero GTi. Hace ya bastantes años que unos ingenieros crearon, a espaldas de los jefes de Volkswagen, el primer Golf GTi. Potencia, ligereza y radicalidad eran sus cartas de presentación. Con el paso del tiempo, estas características se han ido difuminando hasta llegar al Golf VI, donde solamente la potencia continúa siendo realmente apreciable como característica del coche deportivo que pretende ser. La ligereza del conjunto y la radicalidad de su comportamiento han ido poco a poco pasando a mejor vida. Sin embargo, todo esto se ve ahora reflejado en el Volkswagen Polo GTi, que recupera estas tres “leyes básicas" que todo compacto deportivo debe tener. Ya sea en su utilización en el día a día o realizando una conducción deportiva llegamos a la misma conclusión: hoy en día el verdadero GTi de Volkswagen se llama Polo.
Esta mecánica la hemos probado en modelos como el Skoda Fabia RS o el Seat Ibiza Cupra, con lo que no esperábamos sorpresa alguna. Error por parte de quien firma esta prueba. El TSi de 184,4 CV (que es la potencia real que nos ha dado en nuestro banco) del Polo GTi mantiene todas y cada una de las virtudes que le caracterizan, pero aumentadas. Y es algo que puede resultar contradictorio, ya que en el caso del Skoda y del Seat su potencia pura era algo mayor. No hablamos de un cambio radical respecto a estos otros coches, pero sí de un motor que aprovecha a la perfección toda su banda de utilización. Prácticamente desde parado se nota todo el empuje que es capaz de dar cada uno de los 184,4 CV de esta mecánica, alcanzando los 100 kilómetros por hora en solamente 6,65 segundos, siendo más rápido que sus primos Fabia e Ibiza. Gran parte de culpa de este comportamiento la tienen el compresor volumétrico que actúa en consonancia con un turbocompresor que hacen de este pequeño motor de 1,4 litros uno de los más agradables de conducir desde el punto de vista deportivo.
Todas estas cualidades se ven reflejadas además en las cifras del consumo de combustible, que aunque a primera vista puedan parecer algo elevadas ni mucho menos lo son, tratándose del tipo de vehículo del que estamos hablando. El consumo mixto real alcanza los 7,5 litros a los 100, batiendo de nuevo a sus rivales.