Para mantenerse en lo más alto de la categoría hay que ofrecer un confort de marcha y un comportamiento superiores a la media. Lo cierto es que en el segmento tiene rivales muy completos en este apartado, por lo que las diferencias son de matices. Este Passat es un coche muy fácil de conducir, ideal para manos poco expertas y que no tengan el dinamismo entre sus prioridades. Esto no significa, sin embargo, que no sea un vehículo divertido de conducir, pues tiene un chasis dispuesto a aguantar todas las peticiones que le hagamos.El Passat, al igual que su hermano el Golf, del que toma el bastidor –aunque una variante algo más larga-, estrena una nueva suspensión trasera multibrazo que le confiere un comportamiento más aplomado y un confort de marcha notablemente superior. Esta versión Highline cuenta de serie con suspensión deportiva que incluye amortiguadores y muelles más firmes y una altura de la carrocería respecto del suelo 15 mm menor. No obstante, no hay que engañarse, el tarado de la misma no es demasiado duro y el confort es la nota predominante. Esta cualidad no está reñida con la eficacia, por lo que podemos afirmar que el Passat cumple con nota en ambos apartados. En carreteras de gran capacidad es una delicia viajar con la berlina alemana, pues, como decíamos, es uno de los coches más cómodos del segmento, en niveles similares a un Toyota Avensis, en nuestra opinión la referencia del segmento. En trazados más retorcidos, la carrocería oscila levemente, pero es algo casi imperceptible para el conductor. Subvira algo, pero solamente cuando lo llevamos hasta sus límites, y cuando esto ocurre saltan a escena el control de estabilidad y tracción, que, por otro lado, no son nada intrusivos: funcionan cuando deben. El motor que equipa esta versión es el intermedio de la gama de gasolina y, a nuestro entender, el más equilibrado y adecuado para un uso convencional del coche. Por debajo tenemos un 1.6 con inyección indirecta de 102 y un 1.6 FSI de 115, versiones que nos parecen algo justas de motor, mientras que corona la gama un 2.0 turboalimentado de inyección directa que rinde 200 CV. Éste es el más potente de la familia, tanto en gasolina como en Diesel, pero se nos antoja exagerado para un conductor convencional y que no estime como determinantes las prestaciones. Este FSI no es como los primeros que incorporó la marca, pues ya no utiliza mezcla pobre de gasolina para el funcionamiento del motor, ahora la mezcla es la convencional estequiométrica (14,7 a 1), lo que, en teoría, debe otorgar unas mejores prestaciones y un consumo similar. En las pruebas a las que esta mecánica ha sido sometida por nuestro Centro Técnico, este 2.0 FSI sólo ha entregado 143,5 CV, 7,5 menos de los que anuncia oficialmente, al mismo tiempo que algo menos de par que el oficial (19,1 frente a 20,4 mkg a 4.000 rpm).Sin embargo, no queda constancia de esto en la práctica, donde este FSI nos ha gustado bastante, gracias en gran parte a una correcta elección de los desarrollos. Estos son cortos en las primeras cinco marchas, lo que incide positivamente en su dinamismo, y queda la sexta para mantener cruceros en grandes vías ahorrando combustible. Así, este motor sube muy bien de vueltas y podemos esperar de él una respuesta brillante entre 2.000 rpm y hasta el corte de inyección, a unas 6.000 rpm. Frente a sus rivales, es uno de los que peores cifras de aceleración posee, aunque cuando medimos las recuperaciones las cosas cambian, pues está entre los mejores del segmento, superando incluso a otros modelos equipados con motores turboalimentados. El refinamiento de este propulsor es otro de sus atractivos. No hace apenas ruido comparado con los motores de la competencia. Al ralentí es el más silencioso y a 160 km/h sólo es superado por el 1.8T del Superb, el 2.2 del 407 y el 2.0 del Mondeo. En cuanto al consumo, se sitúa en un termino medio frente a la competencia. No es el más frugal, honor que recae en el 2.0 del Ford Mondeo, aunque le separan de él apenas 0,4 litros en el ciclo combinado (8,4 frente a 8,8 l a los 100 km). Más “gastones" en este segmento son los 2.2 del Vectra y 407, por encima de los 9 litros a los 100 km.Finalmente, Volkswagen ha optado por ponerle un precio diferenciador a este Passat, que le sitúa por encima de las otras berlinas de marcas generalistas, pero por debajo de la terna Audi, Mercedes y BMW. Por los 28.960 euros que cuesta este Passat 2.0 FSI con el acabado Highline (el más alto de la gama) nos llevamos un automóvil muy habitable, con un motor agradable y un comportamiento franco, pero además con un equipamiento de serie suficientemente completo (climatizador, radio CD, tapicería de cuero y Alcantara, control de crucero, llantas de aleación, sensor de lluvia, suspensión deportiva, control de estabilidad, ocho airbags, entre otros), en el que sólo, por poner una pega, echamos de menos el volante multifunción. Para mantenerse en lo más alto de la categoría hay que ofrecer un confort de marcha y un comportamiento superiores a la media. Lo cierto es que en el segmento tiene rivales muy completos en este apartado, por lo que las diferencias son de matices. Este Passat es un coche muy fácil de conducir, ideal para manos poco expertas y que no tengan el dinamismo entre sus prioridades. Esto no significa, sin embargo, que no sea un vehículo divertido de conducir, pues tiene un chasis dispuesto a aguantar todas las peticiones que le hagamos.El Passat, al igual que su hermano el Golf, del que toma el bastidor –aunque una variante algo más larga-, estrena una nueva suspensión trasera multibrazo que le confiere un comportamiento más aplomado y un confort de marcha notablemente superior. Esta versión Highline cuenta de serie con suspensión deportiva que incluye amortiguadores y muelles más firmes y una altura de la carrocería respecto del suelo 15 mm menor. No obstante, no hay que engañarse, el tarado de la misma no es demasiado duro y el confort es la nota predominante. Esta cualidad no está reñida con la eficacia, por lo que podemos afirmar que el Passat cumple con nota en ambos apartados. En carreteras de gran capacidad es una delicia viajar con la berlina alemana, pues, como decíamos, es uno de los coches más cómodos del segmento, en niveles similares a un Toyota Avensis, en nuestra opinión la referencia del segmento. En trazados más retorcidos, la carrocería oscila levemente, pero es algo casi imperceptible para el conductor. Subvira algo, pero solamente cuando lo llevamos hasta sus límites, y cuando esto ocurre saltan a escena el control de estabilidad y tracción, que, por otro lado, no son nada intrusivos: funcionan cuando deben. El motor que equipa esta versión es el intermedio de la gama de gasolina y, a nuestro entender, el más equilibrado y adecuado para un uso convencional del coche. Por debajo tenemos un 1.6 con inyección indirecta de 102 y un 1.6 FSI de 115, versiones que nos parecen algo justas de motor, mientras que corona la gama un 2.0 turboalimentado de inyección directa que rinde 200 CV. Éste es el más potente de la familia, tanto en gasolina como en Diesel, pero se nos antoja exagerado para un conductor convencional y que no estime como determinantes las prestaciones. Este FSI no es como los primeros que incorporó la marca, pues ya no utiliza mezcla pobre de gasolina para el funcionamiento del motor, ahora la mezcla es la convencional estequiométrica (14,7 a 1), lo que, en teoría, debe otorgar unas mejores prestaciones y un consumo similar. En las pruebas a las que esta mecánica ha sido sometida por nuestro Centro Técnico, este 2.0 FSI sólo ha entregado 143,5 CV, 7,5 menos de los que anuncia oficialmente, al mismo tiempo que algo menos de par que el oficial (19,1 frente a 20,4 mkg a 4.000 rpm).Sin embargo, no queda constancia de esto en la práctica, donde este FSI nos ha gustado bastante, gracias en gran parte a una correcta elección de los desarrollos. Estos son cortos en las primeras cinco marchas, lo que incide positivamente en su dinamismo, y queda la sexta para mantener cruceros en grandes vías ahorrando combustible. Así, este motor sube muy bien de vueltas y podemos esperar de él una respuesta brillante entre 2.000 rpm y hasta el corte de inyección, a unas 6.000 rpm. Frente a sus rivales, es uno de los que peores cifras de aceleración posee, aunque cuando medimos las recuperaciones las cosas cambian, pues está entre los mejores del segmento, superando incluso a otros modelos equipados con motores turboalimentados. El refinamiento de este propulsor es otro de sus atractivos. No hace apenas ruido comparado con los motores de la competencia. Al ralentí es el más silencioso y a 160 km/h sólo es superado por el 1.8T del Superb, el 2.2 del 407 y el 2.0 del Mondeo. En cuanto al consumo, se sitúa en un termino medio frente a la competencia. No es el más frugal, honor que recae en el 2.0 del Ford Mondeo, aunque le separan de él apenas 0,4 litros en el ciclo combinado (8,4 frente a 8,8 l a los 100 km). Más “gastones" en este segmento son los 2.2 del Vectra y 407, por encima de los 9 litros a los 100 km.Finalmente, Volkswagen ha optado por ponerle un precio diferenciador a este Passat, que le sitúa por encima de las otras berlinas de marcas generalistas, pero por debajo de la terna Audi, Mercedes y BMW. Por los 28.960 euros que cuesta este Passat 2.0 FSI con el acabado Highline (el más alto de la gama) nos llevamos un automóvil muy habitable, con un motor agradable y un comportamiento franco, pero además con un equipamiento de serie suficientemente completo (climatizador, radio CD, tapicería de cuero y Alcantara, control de crucero, llantas de aleación, sensor de lluvia, suspensión deportiva, control de estabilidad, ocho airbags, entre otros), en el que sólo, por poner una pega, echamos de menos el volante multifunción.
Volkswagen Passat 2.0 FSI Highline
Volkswagen ha mezclado componentes para lograr que la nueva generación del Passat sea tan exitosa como la anterior. ¿Su fórmula del éxito? Más tamaño, estética diferenciadora pero no radical y un comportamiento apto para todos los públicos.
