Mucho se ha dicho y escrito sobre el Volkswagen New Beetle, moderna reedición del legendario y querido "Escarabajo" del que llegaron a fabricarse más unidades que del Ford T. No ha sido una producción récord la intención de los ejecutivos de la actual Volkswagen, porque si bien la estética del New Beetle guarda directa relación con el modelo en el que se inspiró, las motivaciones que impulsan hoy a sus clientes son totalmente diferentes. Nostalgia, deseo de diferenciarse, declaración de modo de vida, moda... cualquiera de estos motivos puede ser válido para pagar casi cuatro millones de pesetas por un coche compacto de muy escasa habitabilidad trasera. Pero todos ellos están muy alejados del carácter utilitarista y condición de "coche del pueblo" que guió el diseño y fabricación de su inspirador, el Escarabajo, proyectado a comienzos de los años 30 por Ferdinand Porsche. En una vuelta de tuerca de mayor exclusividad, esta variante automática se presenta tan equipada como las de gasolina y Diesel manuales, pero con un atributo de comodidad añadido, el que le otorga la transmisión automática. Al igual que en otras versiones, se mantienen los principales elementos de seguridad y confort como el ABS, el control de estabilidad (ESP), los airbags frontales y laterales y el aire acondicionado de serie. Como es práctica habitual en VW, el acabado interior resulta impecable aunque un tanto duro el aspecto del plástico del salpicadero. La transmisión automática no sólo está disponible para la versión de gasolina con 115 CV, como en nuestra unidad de prueba, sino también para la motorización Diesel de 90 CV. Ambas son las únicas mecánicas comercializadas en España por el momento mientras se esperan ampliar la oferta -y con ello la demanda- con los motores 1.8 20V turbo con 150 CV y el 1.6 multiválvula con 101 CV. Quien elige la transmisión automática deberá pagar 221.000 pesetas por ella y obtendrá la ya conocida caja de cuatro marchas de la marca, con convertidor hidráulico de par, a la que se ha añadido un control electrónico y cierta capacidad de "aprendizaje". Aunque funciona correctamente, carece de la versatilidad de los mecanismos adaptativos que utilizan Renault y PSA. El motor es el veterano 2 litros ocho válvulas, que se emplea también en los VW Golf. Con su carrera larga, que favorece la generación del par y un único árbol de levas en la culata, tiene una gran progresividad a partir de 2.400 rpm. Se siente muy cómodo en la banda media de revoluciones pero se estira sin problemas hasta las 6.000, aunque si se mantiene apretado el pedal del acelerador a fondo (para lo que hay que hacer una apreciable presión), los cambios se realizan a 6.200 rpm. En carretera, las reacciones son más ágiles de lo que cabría suponer con un cambio automático convencional, aunque en zonas de curvas no retiene las marchas ni reduce como lo hacen los Proactiva de Renault, por ejemplo.
Volkswagen New Beetle 2.0 automático
La transmisión automática añade comodidad a la conducción del New Beetle 2.0. Destaca por su personal estilo "retro", comportamiento dinámico y alto nivel de equipamiento.
