Volkswagen Golf 2.0 TDI 4Motion

La llegada de la tracción total al Golf enriquece a un modelo ya de por sí prestigioso. Probamos el 2.0 TDI 4Motion para demostrártelo.

Volkswagen Golf 2.0 TDI 4Motion
Volkswagen Golf 2.0 TDI 4Motion

La tracción total no es el único atractivo que tiene esta versión; posee muchos. La mecánica que equipa es la más potente de la gama en cuanto a motores turbodiésel se refiere. Se trata de un 2.0 TDI de 140 CV que en nuestro banco de rodillos ha rozado los 150 CV. Sin embargo, la potencia nominal no es lo más importante de este propulsor, sino la gran cantidad de par que entrega. La cifra máxima que alcanza roza los 35 mkg, aunque en la mayor parte de su rango de actuación está por encima de los 20 mkg, una cantidad bastante importante y que dice mucho a favor de las prestaciones del Golf.Este motor sustituyó al antiguo 1.9 TDI de 130/150 CV y, con él, llegó un nuevo tacto para los turbodiésel del grupo (Volkswagen, Audi, Skoda y Seat). Así, este 2 litros no tiene tanta “patada" en lo más bajo del cuentarrevoluciones como el 1.9 TDI, ese “empuje" lo guarda para el medio régimen, entre 2.000 y 3.500 rpm. Respecto a su predecesor, es mucho más progresivo, aunque igual de ruidoso.Cuando lo usamos, no echaremos en falta la potencia en ningún momento. Más de 140 CV son muchos caballos en cualquier circunstancia y nos permiten circular a velocidades muy elevadas si así lo queremos. Sube de vueltas con una rapidez inusitada y recupera como un verdadero atleta. El único pero, sobre todo para los amantes de los coches deportivos, es que el propulsor no estire más allá de las 4.250 rpm. Sin embargo, este “defectillo" se compensa a la hora de mirar los consumos, que son irrisorios si los comparamos con las prestaciones que ofrece. En el ciclo urbano, en el que se consume más, llega a los 8,8 litros, según las mediciones de nuestro Centro Técnico, mientras que en trayectos extraurbanos, a velocidades cercanas a los 100 km/h no se superan los 6 litros a los 100 km. La media, de esa manera, se sitúa en los 7,1 litros cada 100 km. Metidos en faena, el Golf hace gala de un chasis de gran nobleza y rigidez que no se descompone ante los cambios de apoyo más decididos. La utilización en el eje trasero de un esquema multibrazo permite que el conductor perciba con mayor claridad la eficacia del vehículo en curvas a alta velocidad. En las zonas más retorcidas, al mismo tiempo, no se convierte en un obstáculo para la deportividad. A esto colabora, de forma definitiva, la suspensión de serie que, aunque no es excesivamente firme, mantiene un perfecto equilibrio entre eficacia y confort. Así, no sentimos incómodos balanceos de la carrocería, a la vez que gozamos de una gran dosis de filtración en carreteras en mal estado.Como opción, queda la suspensión deportiva, de serie en el acabado Sportline y opcional por 230 euros en el resto de la gama, que posee muelles de mayor dureza y 15 mm más cortos.La dirección y los frenos son otros dos apartados que nos han dejado muy buen sabor de boca. La primera, de tipo electromecánico, posee una respuesta rápida y precisa. Aúna un doble carácter: muestra una gran asistencia a bajas velocidades (ideal para desenvolverse en el tráfico urbano) y se endurece a medida que aumentamos la velocidad. Por su parte, el equipo de frenos hace su trabajo con nota. Aparte de la mordiente y el tacto que ofrecen, obtienen unas cifras de detención entre las mejores del segmento, con un nivel de resistencia notable. Según las pruebas realizadas por nuestro Centro Técnico, el compacto alemán se para desde 140 km/h en apenas 70,1 metros; frenadas posteriores demuestran que los frenos no se "cansan" en exceso y las cifras sólo se elevan algo más de 1,5 metros. En el interior, se nota la sobriedad alemana. Todo está bien acabado y ajustado, pero se echa de menos algo más de alegría en el diseño. Los asientos cumplen con su cometido con suficiencia, pues sujetan bien el cuerpo y son cómodos, incluso tras viajes largos. La habitabilidad no se ve afectada con la inclusión de la tracción total, por lo que mantiene las mismas medidas que el resto de la gama, o, lo que es lo mismo, pueden viajar atrás tres personas, aunque para hacerlo con verdadero desahogo recomendamos que sólo ocupen esta zona dos pasajeros. El equipamiento de serie de esta versión tope de gama, la Highline, es bastante completo, si bien carece de algunos elementos, como el climatizador o los faros delanteros antiniebla, que el precio del conjunto, 26.015 euros, convierten en casi obligatorios. No es barato este Golf 2.0 TDI 4Motion Highline, aunque, si lo comparamos con sus posibles competidores, la diferencia no es abismal. Aparte de la falta del climatizador, entre el equipamiento de serie de esta versión nos encontramos con algunas agradables sorpresas, como el control de estabilidad, el control de velocidad de crucero, el sensor de lluvia o las llantas de aleación. A su vez, el listado de opciones es lo suficientemente amplio como para que configuremos a nuestro gusto el coche, eso sí, pasando por caja. La tracción total no es el único atractivo que tiene esta versión; posee muchos. La mecánica que equipa es la más potente de la gama en cuanto a motores turbodiésel se refiere. Se trata de un 2.0 TDI de 140 CV que en nuestro banco de rodillos ha rozado los 150 CV. Sin embargo, la potencia nominal no es lo más importante de este propulsor, sino la gran cantidad de par que entrega. La cifra máxima que alcanza roza los 35 mkg, aunque en la mayor parte de su rango de actuación está por encima de los 20 mkg, una cantidad bastante importante y que dice mucho a favor de las prestaciones del Golf.Este motor sustituyó al antiguo 1.9 TDI de 130/150 CV y, con él, llegó un nuevo tacto para los turbodiésel del grupo (Volkswagen, Audi, Skoda y Seat). Así, este 2 litros no tiene tanta “patada" en lo más bajo del cuentarrevoluciones como el 1.9 TDI, ese “empuje" lo guarda para el medio régimen, entre 2.000 y 3.500 rpm. Respecto a su predecesor, es mucho más progresivo, aunque igual de ruidoso.Cuando lo usamos, no echaremos en falta la potencia en ningún momento. Más de 140 CV son muchos caballos en cualquier circunstancia y nos permiten circular a velocidades muy elevadas si así lo queremos. Sube de vueltas con una rapidez inusitada y recupera como un verdadero atleta. El único pero, sobre todo para los amantes de los coches deportivos, es que el propulsor no estire más allá de las 4.250 rpm. Sin embargo, este “defectillo" se compensa a la hora de mirar los consumos, que son irrisorios si los comparamos con las prestaciones que ofrece. En el ciclo urbano, en el que se consume más, llega a los 8,8 litros, según las mediciones de nuestro Centro Técnico, mientras que en trayectos extraurbanos, a velocidades cercanas a los 100 km/h no se superan los 6 litros a los 100 km. La media, de esa manera, se sitúa en los 7,1 litros cada 100 km. Metidos en faena, el Golf hace gala de un chasis de gran nobleza y rigidez que no se descompone ante los cambios de apoyo más decididos. La utilización en el eje trasero de un esquema multibrazo permite que el conductor perciba con mayor claridad la eficacia del vehículo en curvas a alta velocidad. En las zonas más retorcidas, al mismo tiempo, no se convierte en un obstáculo para la deportividad. A esto colabora, de forma definitiva, la suspensión de serie que, aunque no es excesivamente firme, mantiene un perfecto equilibrio entre eficacia y confort. Así, no sentimos incómodos balanceos de la carrocería, a la vez que gozamos de una gran dosis de filtración en carreteras en mal estado.Como opción, queda la suspensión deportiva, de serie en el acabado Sportline y opcional por 230 euros en el resto de la gama, que posee muelles de mayor dureza y 15 mm más cortos.La dirección y los frenos son otros dos apartados que nos han dejado muy buen sabor de boca. La primera, de tipo electromecánico, posee una respuesta rápida y precisa. Aúna un doble carácter: muestra una gran asistencia a bajas velocidades (ideal para desenvolverse en el tráfico urbano) y se endurece a medida que aumentamos la velocidad. Por su parte, el equipo de frenos hace su trabajo con nota. Aparte de la mordiente y el tacto que ofrecen, obtienen unas cifras de detención entre las mejores del segmento, con un nivel de resistencia notable. Según las pruebas realizadas por nuestro Centro Técnico, el compacto alemán se para desde 140 km/h en apenas 70,1 metros; frenadas posteriores demuestran que los frenos no se "cansan" en exceso y las cifras sólo se elevan algo más de 1,5 metros. En el interior, se nota la sobriedad alemana. Todo está bien acabado y ajustado, pero se echa de menos algo más de alegría en el diseño. Los asientos cumplen con su cometido con suficiencia, pues sujetan bien el cuerpo y son cómodos, incluso tras viajes largos. La habitabilidad no se ve afectada con la inclusión de la tracción total, por lo que mantiene las mismas medidas que el resto de la gama, o, lo que es lo mismo, pueden viajar atrás tres personas, aunque para hacerlo con verdadero desahogo recomendamos que sólo ocupen esta zona dos pasajeros. El equipamiento de serie de esta versión tope de gama, la Highline, es bastante completo, si bien carece de algunos elementos, como el climatizador o los faros delanteros antiniebla, que el precio del conjunto, 26.015 euros, convierten en casi obligatorios. No es barato este Golf 2.0 TDI 4Motion Highline, aunque, si lo comparamos con sus posibles competidores, la diferencia no es abismal. Aparte de la falta del climatizador, entre el equipamiento de serie de esta versión nos encontramos con algunas agradables sorpresas, como el control de estabilidad, el control de velocidad de crucero, el sensor de lluvia o las llantas de aleación. A su vez, el listado de opciones es lo suficientemente amplio como para que configuremos a nuestro gusto el coche, eso sí, pasando por caja.