Es imposible no reconocer un Smart: pequeño, con forma de “huevo", una “cara" simpática y unas llamativas líneas laterales que marcan la célula de seguridad del vehículo, bautizada por la marca como “Tridion".Las ciudades están llenas de estos biplaza, con los que se puede encontrar aparcamiento sin esforzarse demasiado. Allí donde estén, captarán la atención de todos los transeúntes y los anunciantes lo saben. Así, lo han convertido en un importante reclamo publicitario.
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Aunque el Fortwo aún goza de buena salud, la filial de DaimlerChrysler no ha dudado en ampliar su gama y lo ha hecho en todos los sentidos. Ahora, este “minicoche" ha crecido para dar cabida en su interior a cuatro pasajeros. El estacionamiento se ha complicado un poco (el Forfour mide 3,75 metros de longitud), pero la magia de la publicidad lo soluciona todo: basta con cantar para que aparezca Robbie Williams y te preste unas monedas. Asunto arreglado.Bromas aparte, lo cierto es que el anuncio que dio a conocer este modelo ha cumplido de sobra su cometido. Pudimos comprobarlo en cuanto sacamos el coche del parking. Las cabezas se volvían y los cuchicheos no cesaban: “Mira, es el Smart nuevo...; sí, el que es más grande...". No sólo la televisión tiene la culpa de este reconocimiento instantáneo; el Forfour tiene mucho de su “hermano". Así, conserva la estructura “Tridion", la disposición oblicua de los faros delanteros y los grupos ópticos traseros tridimensionales. También sigue ofreciendo la posibilidad de combinar los colores entre la célula que conforma el habitáculo y el resto de la carrocería a gusto del conductor, con el fin de personalizar al máximo cada unidad. Smart, marca dependiente de Mercedes-Benz, lo tenía muy claro: desde el lanzamiento del Forfour, la pasada primavera, sabían que debía conservarse la esencia del primer modelo. Ésta se basa, según la compañía, en cuatro genes:
1. La célula de seguridad “Tridion", que revela la estructura modular del vehículo y enmarca el habitáculo. Está construida en acero y, en el Forfour, se extiende desde el techo, por los pilares delantero y trasero, hasta los faldones laterales.
2. Los paneles de la carrocería: la herencia de la Fórmula Uno, tan arraigada en Mercedes, se deja notar claramente en el diseño de un coche ligero, cuyos componentes externos pueden ser reemplazados en un tiempo récord, digno de los mejores boxes. También se ha pensado en el medio ambiente: estos paneles están realizados en un material termoplástico reciclable. La pintura empleada para lograr los diez tonos que ofrece la marca tiene una base de agua y no lleva disolventes.
3. “Vibraciones positivas": aquel que vea un Smart sonreirá casi sin poder evitarlo, pensando, quizá, cómo es posible que acabe de pasar ese coche que casi parece de juguete.
4. Una conducción agradable: el fabricante asegura que “conducir puede ser más que el simple transporte de un sitio a otro; debe entrañar cierta diversión". Enseguida lo comprobaremos.