Seat Altea 2.0 TDI Sport Up

El Altea no es un monovolumen al uso. Potencia sus cualidades dinámicas y prestacionales sobre lo que deberían ser sus virtudes principales: espacio y modularidad.

Seat Altea 2.0 TDI Sport Up
Seat Altea 2.0 TDI Sport Up

El motor de esta versión cumple de sobra con lo esperado. Es un 2.0 TDI de 140 CV, una mecánica ya bastante conocida por los aficionados al motor y que equipan diversos modelos de Volkswagen, Audi y Skoda. Este propulsor suele ser más generoso en banco de rodillos que lo que anuncia oficialmente y en esta ocasión se ha ido hasta los 151 CV, mientras que su par oficial, 32,6 mkg, se ha disparado hasta 37,5 mkg a 2.300 rpm, una cifra que da idea de la fuerza de esta mecánica. Es un motor muy elástico, que mantiene buenas dosis de empuje desde 1.500 vueltas hasta casi el corte, que se produce rondando las 4.500 rpm. El carácter de este propulsor es algo más “tranquilo" que el de su antecesor, el 1.9 TDI de 130-150 CV, que se mostraba más enérgico en la parte más baja del cuentarrevoluciones, no obstante, acelera con firmeza y sube de vueltas con bastante ligereza, gracias a unos desarrollos perfectamente ajustados. Un pequeño apunte sobre las aceleraciones a fondo: debemos tener cuidado al dosificar nuestra pisada sobre el pedal derecho sobre firmes con poca adherencia, pues las pérdidas de tracción por el terrible brío del motor son habituales, aunque el control de estabilidad y tracción las mitigan perfectamente. En definitiva, nos encontramos ante un motor potente y prestacional que ofrece las mejores cifras del segmento en cuanto a recuperaciones, mientras que en aceleraciones sólo le superan el Ford Focus C-Max 2.0 TDCi de 136 CV y el Mitsubishi Space Star 1.9 Di-D de 115 CV (que entregó 141 CV en nuestro banco de pruebas). En cuanto al consumo, el motor se sitúa en la media del segmento, sin ser el más frugal ni tampoco el más gastón. Así, la media ponderada se sitúa en 7,4 litros a los 100 km. Lo más criticable, sin embargo, es que la sonoridad de esta mecánica es algo elevada, y se deja notar, sobre todo en frío, a pesar de la buena labor realizada al aislar el habitáculo.Otro tema totalmente diferente y donde no destaca tanto el Altea es en el espacio que otorga a sus ocupantes. Comparado con sus contrincantes en el segmento de los monovolúmenes medios, dota a los pasajeros de menor anchura y altura, pero el espacio para las piernas no está nada mal, aunque no sea el mejor de la categoría. En cuanto al maletero, está lejos de los líderes del segmento, que llegan a ofrecer hasta 530 litros, y por debajo de los 350 litros que es la media de la categoría. Son un total de 320 litros de maletero, con un acceso algo estrecho, pero con formas regulares y un doble fondo bastante aprovechable. No obstante, hay espacio suficiente para una familia convencional con uno o dos hijos. El problema puede llegar cuando éstos se hagan mayores, pues viajar tres personas atrás, a pesar de estar homologado para ello, no es muy recomendable por espacio y por la configuración de los asientos de esta zona, con una banqueta central más estrecha y con un mullido más duro. La modularidad es uno de los apartados que no se ha potenciado en este Altea. Ante soluciones ingeniosas de otros monovolúmenes, como la tercera fila de asientos opcional, butacas que se esconden en el piso o bancos de asientos que se configuran para dos o tres plazas, el modelo de Seat ofrece el simple y habitual abatimiento de asientos en secciones. No es el objetivo de este modelo. Por su parte, los asientos delanteros son de tipo deportivo en este acabado Sport Up y la verdad es que dan un agarre bastante bueno y una comodidad de primer nivel. La postura al volante, gracias a los múltiples ajustes, se consigue de manera fácil, quedando todos los mandos muy a mano, aunque la visibilidad en cruces es mejorable a causa de unos montantes delanteros que estorban nuestra vista. El interior cuenta con un diseño muy limpio y con tintes deportivos. La consola central, acabada en símil aluminio, agrupa los mandos principales para manejar la climatización y la radio, que, aparte, puede ser accionada desde unos mandos en el volante (de serie en la versión Sport Up). Entre los asientos delanteros se sitúa una guantera en la que puede ir alojado el cargador de CDs, si nos decantamos por esta opción, lo que nos parece una solución bastante útil al estar muy a mano. En esta zona también nos encontramos con el mando del control de estabilidad y tracción, que es de serie en todas las versiones asociadas a esta motorización. Este dispositivo nos ha parecido bastante intrusivo, aunque puede desconectarse. La guantera parece más amplia de lo que es, la puerta es grande, pero el interior es más estrecho.El precio del Altea Sport Up se sitúa por encima de los 23.000 euros, un coste nada desdeñable, pero que puede justificarse por un equipamiento de serie suficientemente completo. En él no faltan el control de tracción y estabilidad, el control de crucero, el ordenador de viaje, el radio CD con mandos integrados en el volante, la suspensión deportiva y las llantas de aleación. Así, aunque respecto a sus rivales es más caro en su precio de tarifa, si les añadimos a los posibles competidores el mismo equipamiento, esto se compensa y queda en un nivel medio: ni muy caro ni muy barato. El motor de esta versión cumple de sobra con lo esperado. Es un 2.0 TDI de 140 CV, una mecánica ya bastante conocida por los aficionados al motor y que equipan diversos modelos de Volkswagen, Audi y Skoda. Este propulsor suele ser más generoso en banco de rodillos que lo que anuncia oficialmente y en esta ocasión se ha ido hasta los 151 CV, mientras que su par oficial, 32,6 mkg, se ha disparado hasta 37,5 mkg a 2.300 rpm, una cifra que da idea de la fuerza de esta mecánica. Es un motor muy elástico, que mantiene buenas dosis de empuje desde 1.500 vueltas hasta casi el corte, que se produce rondando las 4.500 rpm. El carácter de este propulsor es algo más “tranquilo" que el de su antecesor, el 1.9 TDI de 130-150 CV, que se mostraba más enérgico en la parte más baja del cuentarrevoluciones, no obstante, acelera con firmeza y sube de vueltas con bastante ligereza, gracias a unos desarrollos perfectamente ajustados. Un pequeño apunte sobre las aceleraciones a fondo: debemos tener cuidado al dosificar nuestra pisada sobre el pedal derecho sobre firmes con poca adherencia, pues las pérdidas de tracción por el terrible brío del motor son habituales, aunque el control de estabilidad y tracción las mitigan perfectamente. En definitiva, nos encontramos ante un motor potente y prestacional que ofrece las mejores cifras del segmento en cuanto a recuperaciones, mientras que en aceleraciones sólo le superan el Ford Focus C-Max 2.0 TDCi de 136 CV y el Mitsubishi Space Star 1.9 Di-D de 115 CV (que entregó 141 CV en nuestro banco de pruebas). En cuanto al consumo, el motor se sitúa en la media del segmento, sin ser el más frugal ni tampoco el más gastón. Así, la media ponderada se sitúa en 7,4 litros a los 100 km. Lo más criticable, sin embargo, es que la sonoridad de esta mecánica es algo elevada, y se deja notar, sobre todo en frío, a pesar de la buena labor realizada al aislar el habitáculo.Otro tema totalmente diferente y donde no destaca tanto el Altea es en el espacio que otorga a sus ocupantes. Comparado con sus contrincantes en el segmento de los monovolúmenes medios, dota a los pasajeros de menor anchura y altura, pero el espacio para las piernas no está nada mal, aunque no sea el mejor de la categoría. En cuanto al maletero, está lejos de los líderes del segmento, que llegan a ofrecer hasta 530 litros, y por debajo de los 350 litros que es la media de la categoría. Son un total de 320 litros de maletero, con un acceso algo estrecho, pero con formas regulares y un doble fondo bastante aprovechable. No obstante, hay espacio suficiente para una familia convencional con uno o dos hijos. El problema puede llegar cuando éstos se hagan mayores, pues viajar tres personas atrás, a pesar de estar homologado para ello, no es muy recomendable por espacio y por la configuración de los asientos de esta zona, con una banqueta central más estrecha y con un mullido más duro. La modularidad es uno de los apartados que no se ha potenciado en este Altea. Ante soluciones ingeniosas de otros monovolúmenes, como la tercera fila de asientos opcional, butacas que se esconden en el piso o bancos de asientos que se configuran para dos o tres plazas, el modelo de Seat ofrece el simple y habitual abatimiento de asientos en secciones. No es el objetivo de este modelo. Por su parte, los asientos delanteros son de tipo deportivo en este acabado Sport Up y la verdad es que dan un agarre bastante bueno y una comodidad de primer nivel. La postura al volante, gracias a los múltiples ajustes, se consigue de manera fácil, quedando todos los mandos muy a mano, aunque la visibilidad en cruces es mejorable a causa de unos montantes delanteros que estorban nuestra vista. El interior cuenta con un diseño muy limpio y con tintes deportivos. La consola central, acabada en símil aluminio, agrupa los mandos principales para manejar la climatización y la radio, que, aparte, puede ser accionada desde unos mandos en el volante (de serie en la versión Sport Up). Entre los asientos delanteros se sitúa una guantera en la que puede ir alojado el cargador de CDs, si nos decantamos por esta opción, lo que nos parece una solución bastante útil al estar muy a mano. En esta zona también nos encontramos con el mando del control de estabilidad y tracción, que es de serie en todas las versiones asociadas a esta motorización. Este dispositivo nos ha parecido bastante intrusivo, aunque puede desconectarse. La guantera parece más amplia de lo que es, la puerta es grande, pero el interior es más estrecho.El precio del Altea Sport Up se sitúa por encima de los 23.000 euros, un coste nada desdeñable, pero que puede justificarse por un equipamiento de serie suficientemente completo. En él no faltan el control de tracción y estabilidad, el control de crucero, el ordenador de viaje, el radio CD con mandos integrados en el volante, la suspensión deportiva y las llantas de aleación. Así, aunque respecto a sus rivales es más caro en su precio de tarifa, si les añadimos a los posibles competidores el mismo equipamiento, esto se compensa y queda en un nivel medio: ni muy caro ni muy barato.