Renault Mégane 2016, conducimos la nueva generación

El nuevo Mégane da un enorme paso al frente en materia de dinamismo, prestaciones, tecnología y placer de conducción. He aquí nuestras primeras impresiones.

Pablo Mallo. Twitter: @p__mallo / Pedro Silva

Renault Mégane 2016, conducimos la nueva generación
Renault Mégane 2016, conducimos la nueva generación

El nuevo Renault Mégane es posiblemente uno de los automóviles nuevos que más expectación han generado y, tras ver el coche por primera vez al natural, nos hemos llevado una primera impresión positiva. Más que feo o bonito, algo que depende de los gustos de cada uno, el nuevo Renault Mégane se caracteriza por llamar la atención en el medio del tráfico, con un diseño trasero acentuado por expresivos pilotos de tipo led que le otorgan un aire distinguido, que recuerda en cierta medida al Avantime. 

El nuevo Renault Mégane ha ganado tamaño, con una distancia entre ejes y anchura de vías superiores, fruto de su plataforma modular CMF C/D, la misma que emplean los Renault Espace y Talisman, o el Nissan Qashqai. Esto se aprecia en su habitáculo, que incrementa sus cotas interiores y resulta notablemente más amplio, aunque también en el peso final del coche. En el caso del 1.6 dCi de 130 CV, declara 1.393 kg, frente a los 1.260 kg y 1.295 kg de los Peugeot 308 y VW Golf equivalentes. 

Los acabados superiores del Renault Mégane cuentan con cuadro de instrumentos digital y con una pantalla táctil de 8,7 pulgadas dispuesta verticalmente en la consola central, de tipo capacitivo, mientras que el resto de versiones se conforma con una de 7 pulgadas horizontal más baja y relojes tradicionales para la instrumentación. La calidad de realización es mejor que en el anterior Renault Mégane, aunque no llega al nivel de las referencias del segmento en cuanto a ajustes. 

Otra característica del nuevo Renault Mégane es que cuenta con cinco modos de conducción diferentes, Eco, Confort, Neutral, Sport y Perso, este último configurable por el conductor. Cada uno de ellos cuenta con un panel de instrumentos y una iluminación específicos, además de actuar sobre la dureza de la dirección, respuesta del acelerador y cambio de doble embrague en el caso de las versiones automáticas.  

En el apartado dinámico cabe destacar el eficaz sistema de cuatro ruedas directrices de las versiones GT, denominado 4Control, asociado a las motorizaciones más potentes, es decir, 1.6 TCe de gasolina (205 CV) y 1.6 dCi biturbo (160 CV). La puesta a punto los Renault Mégane GT cuenta con unos tarados específicos más deportivos, algo que unido a su generosa anchura de vías da como resultado un comportamiento de lo más eficaz.

En el caso del motor 1.6 dCi de 130 CV, que será uno de los ejes principales de las ventas, da la impresión de contar con un empuje más resolutivo por debajo de 2.000 rpm, además resulta suave y silencioso, en parte porque esta nueva generación del Renault Mégane incorpora cristales más gruesos que mejoran la insonorización. El modo Sport hace que la respuesta al acelerador sea más contundente, endureciendo al mismo tiempo la dirección, quizá demasiado. El tren delantero se nota preciso e incisivo, con poco subviraje y reacciones muy progresivas en caso de cambios de trayectoria o si levantas el acelerador en pleno apoyo. En dichas situaciones, el control de estabilidad interviene sin dejarse notar demasiado y sin interferir apenas con la conducción. 

En definitiva, el primer contacto con el Renault Mégane nos deja un buen sabor de boca, gracias a una personalidad muy definida, buena dotación tecnológica y un comportamiento muy logrado. 

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