El motor que lleva este Avantime es un 2.0 T 16V, cuya potencia oficial (165 CV)se queda muy por debajo de la que hemos obtenido en nuestro banco de pruebas (183 CV a 5.200 rpm). Se trata del último en llegar a la gama de motorizaciones del modelo francés y se presenta como el menos potente en la gama de gasolina.Aunque las cifras hablan de unas prestaciones más que aceptables, la sensación que se percibe al volante del Avantime es de que es necesario coger “carrerilla" para que el coche corra.
El peso del “coupé-monovolumen" de Renault es de 1.641 kilos, que, en orden de marcha, pasan a ser más de 1.730, y eso se nota. En aceleración (31,2 segundos en hacer el 0 a 1.000 metros y 9,9 segundos en alcanzar los 100 kilómetros por hora) se muestra con buenas notas. Los discos en las cuatro ruedas hacen su trabajo a la perfección, aunque cuando hay que detenerse desde velocidades medias hay que pisar de forma rotunda el pedal, ya que su recorrido cuenta con un primer tramo algo blando y que parece que no actúa. Las distancias de frenado obtenidas son buenas, aunque muestran cierta fatiga ante un uso muy intenso.El siguiente motor en la gama del Avantime es un 3 litros, que, posiblemente, dote al modelo de ese carácter señorial que se supone tiene el vehículo. Este 2 litros se nos antoja algo justo para mover tanto coche.En cuanto a consumos, nuestros datos hablan de más de 13 litros a los 100 kilómetros en ciudad, 7,8 litros en carretera y una media de poco más de 10 litros. No se pueden considerar bajos, pero, teniendo en cuenta las características y peso del modelo, resultan razonables.El Avantime es un coche de carretera. Circular con él en ciudad es todo un suplicio, aunque, en estos casos, se agradece que la dirección sea sumamente suave. A la hora de aparcar, dejarlo en un estacionamiento en batería supone ocupar casi dos plazas. Además, hay que contar con un espacio considerable para poder salir y entrar al coche. Al salir a recorridos extraurbanos, el modelo se encuentra en su ambiente. Las suspensiones, de tarado más bien blando, aunque sin que el coche muestre excesivo balanceo, hacen muy cómodo el viaje por buenas vías. Además, las curvas amplias se asumen con sencillez.
De otro cantar son las curvas cerradas, donde sí se nota más el tamaño del Avantime y se echa de menos un tarado más firme en las suspensiones. No se llega a sentir inseguridad ni excesivos movimientos, pero sí que hay que corregir cierto subviraje. A la hora de subir pendientes pronunciadas, el motor tira sin problema de los más de 1.600 kilos del modelo de Renault, aunque, claro, hay que recurrir a al cambio para lograr unas buenas prestaciones.El Renault Avantime en marcha vuelve a mostrarse como un “híbrido" que tiene mucho diseño, pero poca practicidad. Tanto en su papel como coupé como en el de monovolumen, el Avantime carece de algunas de las virtudes básicas en cualquiera de los dos segmentos. Como coupé, nos parece demasiado grande y poco ágil; como monovolumen, es poco práctico, necesita dos puertas más y una mejor habitabilidad.