También el interior está lleno de contradicciones que nos ponen en el dilema que nos encontramos antes. Así, mientras que la postura de conducción es muy elevada y recuerda mucho a la que se adopta en un monovolumen, el espacio de las plazas traseras no se muestra demasiado acogedor para tres pasajeros.A pesar del procedimiento para “mover" estas puertas, el acceso a las plazas delanteras no es demasiado fácil, ya que el espacio queda algo estrecho y la altura del vehículo nos hace “subir" en lugar de “entrar" al coche.
Una vez a los mandos, encontrar la postura correcta para conducir es relativamente sencillo. La regulación vertical del asiento es eléctrica, mientras que la horizontal es manual. En cuanto al volante, cuenta con doble reglaje y su posición es más horizontal que la habitual en los turismos. Los asientos son grandes y cómodos, quizá demasiado, ya que la sujeción no es nada del otro mundo y el conductor se siente como en una butaca.Los siguientes apartados que destacan desde el puesto del conductor son que, a pesar de la amplia superficie acristalada que nos hace sentirnos como en una burbuja, la visibilidad es escasa. Los espejos retrovisores son pequeños y el corte del cristal trasero no deja ver todo lo bien que sería deseable.Además, el salpicadero, que hereda muchos componentes de la anterior generación del Espace y está dividido en dos zonas, la superior, en plásticos grises, y la inferior, en color crema, está curiosamente vacío. Los mandos para las ventanas y el aire acondicionado están agrupados a la izquierda del conductor (algo lejos, lo que obliga a adelantar el cuerpo para manipularlos). La pantalla, de cristal líquido, con los indicadores (salvo el cuentavueltas digital, que está en el lugar habitual) está ubicada en el centro del salpicadero, que, además, cuenta con un cajón en el que se puede guardar el mando con el que se acciona el equipo de música. Esta solución del mando a distancia no nos parece útil, ya que requiere demasiada atención para su manipulado. En cuanto al tacto de la palanca de cambio (con seis marchas), es cómodo y suave, aunque se echa mayor precisión.La apertura de las puertas, en la zona opuesta a las bisagras, es tan amplia que el acceso a las plazas traseras resulta cómodo, incluso a pesar de que el sistema para adelantar los asientos delanteros está algo duro.
El habitáculo es amplio, pero la sensación que se tiene al ocupar la parte de atrás es de que el espacio no sobra. Aunque se supone que está preparado para acoger a tres personas, estamos como siempre: esa tercera plaza es virtual. Además, al tener el suelo tan alto, por un lado, los pasajeros se sientan y sus rodillas quedan muy elevadas y, por otro, no tienen sitio para poner los pies debajo de los asientos delanteros. En resumen, en realidad, el espacio útil es más bien limitado. En este apartado cumple con el mínimo exigible para un modelo como éste, con poco sitio y sin apenas huecos para dejar cosas.
El maletero, sin embargo, es muy amplio (530 litros), aunque la boca de carga queda algo elevada y su enorme profundidad no facilita la descarga del equipaje.