No es usual encontrar vehículos que, como el Doctor Jekyll y Míster Hyde, ofrezcan bajo el mismo «cuerpo» dos personalidades tan dispares. Pero esto es lo que se vive con este Ibiza gracias al motor que esconde bajo su capó.
Respecto de él, es el mismo 1.4 TSI de 140 CV ya utilizado en el Polo BlueGT, que gracias al sistema ACT, puede desconectar el segundo y tercer cilindros en las situaciones de baja carga del motor. Dicho de un modo más entendible, esta desactivación se produce cuando se rueda de forma relajada a velocidades de crucero mantenidas por terreno llano y con el motor girando por debajo de 4.000 rpm.
De turismo, económico
La desactivación de esos dos cilindros tiene una consecuencia inmediata sobre la exigencia de carburante, que desciende de modo significativo. No te vamos a engañar. En nuestras pruebas, no hemos llegado nunca a los «publicitarios» 4,7 litros que se anuncian oficialmente. Pero si eres un poco cuidadoso con el acelerador, es fácil que llegues a ver en su ordenador de viaje cifras por debajo de los 7 litros.
Lo que ya no nos ha gustado tanto, es que ese ordenador no disponga de la información que sí se ofrecía el del Polo BlueGT relativa al modo en el que está funcionando el motor —dos o cuatro cilindros—. Seat lo justifica diciendo que así evitan que el conductor preste demasiada atención a este instrumento, en detrimento de la atención a la conducción. Nosotros estamos convencidos de que obedece pura y simplemente a una cuestión económica… ¿impuesta desde Alemania? Sea como fuere, lo que está claro es que, en conducción tranquila, el coche se muestra poco gastón.
De carreras, gastón
Pero si por el contrario decides exprimir la faceta FR, es decir, la deportiva, el Ibiza también te lo permite. No sólo porque su bastidor destaca por eficacia y noble comportamiento, sino porque su motor empuja casi desde el ralentí hasta el corte de inyección con notable fuerza y consistencia. Eso sí, conducir buscando brillantes prestaciones dispara los consumos a cifras sensiblemente más altas.
También hay que decir que este motor, independientemente de cómo decidas conducir, apenas te permite distinguir cuando se rueda con dos o cuatro cilindros, ya que la transición es extremadamente suave. Y también resulta muy elástico, ya que su respuesta, incluso en marchas largas, autoriza tener que recurrir poco al cambio de marchas, lo que se traduce en confort de conducción. Por cierto y respecto al cambio manual de seis relaciones, ofrece un tacto y precisión más que correctos, y también destaca la gran suavidad del sistema Start&Stop.
En habitabilidad y capacidad de maletero el Ibiza no se encuentra entre los mejores de su categoría, aunque cumple para una utilización por cuatro ocupantes. Los materiales utilizados para forrar su interior tampoco ofrecen una sensación refinada.