Tiene los días contados, dejando paso a una generación totalmente nueva, pero calidad, exclusividad y personalidad no le faltan a este especialísimo Laguna para ser uno de los productos más especiales de su categoría. Ausente durante mucho tiempo en Autopista —lleva años viendo cómo la competencia cambia de generación—, ha sido volver a sentarse en él para sentir casi la obligación de recordarte que entre las berlinas medias generalistas aún queda una capaz de recordarte que cualquier tiempo pasado fue mejor, al menos en lo que a sensaciones de conducción de refiere.
Sí y sólo si es un 4Control. No te voy a negar que los años no pasan en balde, que Clio o Captur han dejado antiguas las líneas exteriores o interiores del Laguna, ni que la competencia le ha comido terreno en equipamientos de seguridad, pero no es menos cierto que, hoy, nadie en la categoría puede presumir de un chasis como el que tienen las versiones 4Control: dirección a las cuatro ruedas que ya japoneses dejaron de usar y por las que sólo BMW, Infiniti, algún Lexus o muy concretas versiones del Porsche 911 parece seguir apostando. Equilibrados Passat, Insignia o 508 nos han hecho asimilar trazadas de tiralíneas y cuerpos monolíticos, lentos de cintura, algo que por desgracia tampoco han abolido esas nuevas generaciones de coches mucho más ligeros que los de la era Laguna, tal vez con el Mazda 6 como mejor ejemplo. Reconozco abiertamente que hace tiempo que no pasan Laguna por mis manos, pero la mayor suerte, ahora que lo daba todo por perdido con esta categoría, ha sido reencontrarme con este divertidísimo y súper eficaz familiar combinado con éxito con las ruedas directrices traseras.
Juego de muñecas
Recuerda que el 4Control gira en fase o contrafase en función de la velocidad —60 km/h es el umbral en el que lo hacen en uno y otro sentido—. Tienes en tu mano una dirección tan rápida como la de los mejores Alfa de antaño, dándolo todo en apenas dos vueltas de volante para, en el Laguna, más que acortar radio de giro, recortar terreno en lentos giros urbanos: sí ahí parece disimular tamaño, en carretera es como si volaran kilos y kilos de encima. No es sólo agilidad, hoy casi extrema, lo que te encuentras entre rectas y curvas, sino también un cambio de parámetros: no sientes las inercias, tienes la sensación de no encontrar límite en su tren delantero.
Vuela donde con otros hay que frenar, buscar el vértice, girar y acelerar gradualmente, a veces perdonando en la sombra errores de fe, porque esta dirección tiene vínculo directo con el control de estabilidad y recalcula orientación y grados de giro en el eje posterior; también a veces con trazadas poco finos si el tiempo y los kilómetros aún no han sido suficientes para cogerle el hilo a este chasis en el que, tan importante como la dirección, lo es una suspensión y equipo de ruedas específico, también protagonista indiscutible en la dinámica de este Laguna. Y no me olvido del 2.0 dCi/150, suficientemente rápido y muy agradable, como es norma en la casa. Otra muestra más de que el Laguna sigue estando mecánicamente preparado.
En pocas palabras
Aceleración: No falta elasticidad, pero lo brillante de este motor es su pegada arriba: de 4.000 a casi 5.000 rpm, todavía mantiene más del 90 por ciento de la potencia máxima.
Cambio: Tacto algo "gomoso"; precisión garantizada: resulta difícil fallar una inserción. Lleva años moviendo desarrollos que, ya hoy, no son tan largos.
Frenada: La distancia no hace justicia a la capacidad real del Laguna a la hora de frenar. La deceleración inicial es buena y el 4Control colabora estrechamente en su estabilidad.
Consumos: El 2.0 dCi mueve ágilmente un coche grande y no precisamente ligero; menos de 6 litros de media en nuestros dos recorridos es un excelente valor.
Adelantamiento: Notable capacidad de recuperación en cuarta y quinta. Incluso obligando al motor a empujar desde 1.400 rpm, tampoco hace mal papel en sexta. Buen equilibrio motor/transmisión en este Laguna.
Habitabilidad: Sin excesos, pero no falta espacio en las tres dimensiones. Anchura trasera válida para tres ocupantes y suficiente cota de piernas, siempre con el hándicap del túnel central, aunque con un buen asientos para quien ocupe este plaza
Potencia y par: Cumpliendo bien, aportando además algún caballo extra. A 1.600 rpm ya dispones del 90 por ciento del par máximo y la escalada de potencia es siempre ascendente hasta el corte. Motor elástico y con pegada
Sonoridad: Buen dCi, no enturbia para nada el ambiente, pero en este Laguna de firme suspensión y grandes ruedas sí escuchas pequeños ruidos de fondo sobre asfalto irregular.
Maletero: No llega a medio metro cúbico midiendo hasta la bandeja, pero cuántos litros hay por encima. Sus formas son regulares y, a ambos lados, cuenta con prácticos huecos con tapa. Comodísimo sistema para abatir asientos.