El nuevo Toyota GR 86, una gran evolución del anterior GT86 al que sustituye, está concebido bajo el paraguas de Toyota GAZOO Racing, el sello deportivo del fabricante japonés. Con este ya son tres sus modelos, el Toyota GR Supra, el Toyota GR Yaris y ahora este Toyota GR 86.
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Está claro que ninguno de los coches anteriores citados de Toyota GAZOO Racing tienen que ver con la filosofía de los híbridos o eléctricos de la marca, pues en eso se alejan mucho. Son coches deportivos para disfrutar, y de ahí que la misma Toyota defina al GR 86 como un “vehículo analógico para la era digital”. Creo que ha dado en el clavo.
UN CHASIS MUY EVOLUCIONADO CON UN 50% MÁS DE RIGIDEZ TORSIONAL
El Toyota GR 86 se basa en el chasis y motor del GT86, pero su evolución es enorme en cuanto a todo ello. Tanto el capó del motor, como el techo y las aletas delanteras son de aluminio, para aligerar peso, aunque la cifra final es similar al anterior modelo. Además, el chasis ha recibido numerosos refuerzos y se anuncia una rigidez torsional general de un 50% superior. La parte delantera por ejemplo, con numerosas actuaciones en el capó o refuerzos de suspensión y demás, proclama un aumento de la rigidez lateral de casi un 60%.
La longitud del coche es también similar a la del GT 86, pero la batalla ha aumentado 5 mm y la altura se ha acortado 10 mm, mientras que el centro de gravedad está ahora más cerca del suelo, algo que en cualquier coche es bueno pero en un deportivo aún más. Esa sensación de ir muy bajito, con las piernas estiradas, la tracción trasera y viendo por delante de ti un morro largo es sencillamente un gozada y que pocos coches pueden ofrecer ahora mismo.

El nuevo Toyota GR 86 sigue ofreciendo cuatro plazas (2+2) como antes. Se vende como un deportivo de cuatro plazas de hecho, pero las traseras, a menos que sea paticorto, y mucho, son poco más que la forma de dos asientos para cubrir el expediente, aunque tienen sus cinturón de seguridad correspondiente y el respaldo trasero se puede abatir para tener una mayor capacidad de maletero. Como este coche no es ningún familiar, ni lo pretende, estas cuestiones son lo de menos.
Por fuera, el Toyota GR 86 sigue ofreciendo una imagen clásica. Hemos comentado lo del morro largo, coche bajito, zona de maletero corta y voladizos reducidos. Según Toyota, la altura de la cintura del nivel del conductor es ahora 5 mm también menor. La sensación dentro es la de esos deportivos en las que el ángulo de la vista con respecto al plano de la carretera es pequeño. Justo lo que se necesita en el disfrute de una conducción racing.
Otros cambios para mejorar del Toyota GR 86 son las llantas de 18 pulgadas en negro con neumáticos Michelin Pilot Sport 4 que nos han parecido adecuadas por nivel de agarre, ruido y confort en general. Es verdad que los niveles de equipamiento, así como el precio, no estaban definidos en nuestra toma de contacto, pues también se habla de llantas de 17” de 10 radios con neumáticos Michelin Primacy que podrían llegar a ser las de serie.

Parece además que la idea es dejar la personalización del coche a su propietario a través de una serie de elementos a elegir. La verdad es que en un coche de este tipo no es precisamente mala idea esa de dejarlo configurar tanto estéticamente como en otros detalles a su comprador.
Por fuera hay faros leds en los faros, con esa batería de células puesta en forma de L, como en el GR Supra, un faldón delantero, etc. También la parrilla y la moldura frontal han recibido cambios. Si lo miramos de lado, se pueden ver tomas de aire en las aletas delanteras con rejillas de aireación, retrovisores exteriores con formas más curvas para favorecer la aerodinámica, etc. Por detrás tiene ahora difusores debajo del paragolpes e, incluso, quizás podamos ver un alerón trasero tipo “cola de pato” en el borde del portón.
El interior sigue presidido por plásticos y otros materiales que han cambiado algo la forma, pero todo en negro con algunos elementos o detalles plateados o en rojo en partes de la tapicería como los asientos, las alfombrillas, etc. Se puede decir que excepto por la pantalla multimedia del centro, que tampoco es tan invasiva física y estéticamente como en muchos vehículos modernos, el salpicadero es tradicional en sus formas y que, por cierto, creemos que es una buena elección para este coche. La palanca de cambios, en el caso del manual, el que llega a España sí o sí, es más cortita y encima su manejo se ha mejorado. Tiene un tacto de inserción relativamente duro y efectivo en todo momento. Es difícil equivocarse de marcha porque además requiere marcar bien sus movimientos y es algo que se graba en la mente del conductor intuitivamente nada más conducirlo.

Tiene también funcionalidades de un coche moderno como toma de USB, conexión AUX, hueco portavasos, botones de tipo “tecla de piano” que son fáciles de usar, la pantalla multimedia de 8” con navegador, táctil y compatibilidad con smarthpones, etc. Aunque como decimos, igual que no hay precio todavía, tampoco se han dado a conocer con exactitud el nivel de equipamiento que llegue a tener para España.
MOTOR BOXER DE 2.4 LITROS Y 234 CABALLOS MUY DIVERTIDO
Si hemos hablado de innumerables mejoras en chasis, equipamiento, estética, etc. ahora pasamos al corazón, el motor, junto al cambio y la tracción. La potencia ha pasado de los 200 caballos que conocíamos en el Toyota GT86, a 234 ahora en el Toyota GR 86.
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Esos 34 caballos que ha ganado el motor bóxer al que estamos acostumbrados en este coche, que ha pasado de ser un 2,0 litros a un 2,4 –2.397 cc–, ha sido posible gracias, entre otras cosas, al incremento del diámetro de los cilindros de 86 a 94 mm. Mantiene la relación de compresión en 12,5:1. Las mejoras introducidas además son también muchas, desde una bomba de agua más pequeña pero más eficiente, hasta “un menor grosor del revestimiento interior de los cilindros”, con bielas más resistentes, etc. Incluso el escape tiene mayor caudal, hasta 5,6 litros, que mejora también el sonido y que en el interior además se refuerza con un Control de Sonido Activo que, dicho sea de paso, es bastante notorio y aumenta la sensación de deportividad de este modelo. Es una pasada por cómo suena en el habitáculo, hay que decirlo.

La cifra de par es otra de las que también ha aumentado, además de conseguirse más abajo en el cuentavueltas. Ha pasado de los 205 Nm a 6.600 rpm a 250 a 3.700 rpm. Eso significa no solo más par, que se agradece, sino que se consigue muchísimo antes, lo que se traduce en mejor respuesta en bajos y, sobre todo, medios regímenes. En mojado, por ejemplo, conviene tener tiento con ello para no ponerse mirando hacia atrás, y resulta por ello un coche divertido en toda la extensión de la palabra. Pero que nadie se asuste, tiene controles de estabilidad y tracción, desconectables para el que quiera.
La sensación de aceleración es mayor, y real porque es de 6,3” ahora –algo más de un segundo más rápida que antes– para hacer de 0 a 100 km/h con el cambio manual. Con la transmisión automática esa cifra pasa a ser de 6,9”. Es de esos coches que demuestran que para obtener buenas prestaciones, pero ante todo, disfrutar deportivamente hablando, no se necesitan costosos vehículos con potencias que raramente se disfrutan y precios disparados.
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Toyota también apunta otros valores como el de velocidad máxima, que es de 226 km/h para la versión de cambio manual, y 216 con el cambio automático. Y también apunta que también la transmisión se han adecuado a la mayor potencia y par del motor. Por ejemplo, se hace mención a que se usa un nuevo aceite de baja viscosidad para la caja de cambios y a un nuevo sincronizar de carbono para la cuarta relación para facilitar precisamente su engranaje. Hay un botón que permite seleccionar el modo Track, o circuito. También, como apuntábamos, se puede desconectar el control de estabilidad.

En el caso del cambio automático, que lo más seguro es que no se comercialice en España, cuenta con levas en el volante para subir o bajar de marchas, y que además tiene modo Sport donde el propio cambio se ocupa de mantener la relación de cambio más adecuada en cada momento. Toyota dice que ha añadido más discos de embrague y un nuevo convertidor de par de alta velocidad. La realidad es que en uso normal, parece un cambio muy adecuado también, sin grandes saltos y con una rápida acción de las levas del volante para meter marchas tanto hacia arriba como para reducir.
De esta forma, el Toyota GR 86 es ahora casi un rara avis no solo con sus hermanos como el Supra o el propio Yaris por su condición de deportivo “analógico”, también con muy pocos modelos de la competencia que se alejen de buscar la excelencia en los bajos consumos, por ejemplo. Queda claro que este Toyota se ha hecho para sentir la sensaciones de un coche deportivo que también se puede conducir todos los días. Divertido y recomendable si se busca un coche así.