Prueba: Nissan X-Trail 1.6 dCi 4x4 7 plazas, SUV familiar

La reestructuración de la gama SUV de Nissan obliga al X-Trail a cubrir nuevos frentes, por un lado ofreciendo la versatilidad del Qashqai 2 y, por otro, retomando el espíritu de eficaz todocamino del anterior X-Trail. ¿Podrá con todo?

Pablo Mallo.

Prueba: Nissan X-Trail 1.6 dCi 4x4 7 plazas, SUV familiar
Prueba: Nissan X-Trail 1.6 dCi 4x4 7 plazas, SUV familiar

Con 26 cm extra de carrocería frente al Qashqai y un mayor maletero, el Nissan X-Trail puede ser para muchos una alternativa más versátil al exitoso SUV de Nissan. De hecho, no estaríamos equivocados al considerarlo como un Nissan Qashqai 2, pues ocupa su lugar en la gama y, al igual que aquél, ofrece la posibilidad de contar con un interior de 7 plazas. Eso sí, conviene tener en cuenta que en caso de optar por los dos asientos suplementarios, que se esconden bajo el piso del portaequipajes cuando no hacen falta, se pierden 100 litros de capacidad. Con ello, el gigantesco maletero del Nissan X-Trail convencional —variable entre 535 y 740 litros, en función de cómo se posicione la banqueta trasera deslizante—, pasa a unos más modestos pero tampoco desdeñables 435-640 litros. Un Nissan Qashqai, que no cuenta con fila trasera corredera, cubica siempre 455 litros. En definitiva el Nissan X-Trail en cualquiera de sus configuraciones aporta espacio y modularidad, pero ¿mantiene el resto de cualidades de su hermano menor?

Nissan X-TrailComo ya hemos comentado en otras ocasiones, la plataforma es la misma que emplea el Nissan Qashqai, por lo que motores —de momento el 1.6 dCi, de 130 CV—, transmisiones, sistemas de seguridad y gran parte del equipamiento los adopta directamente de él, así que, en realidad, poco tiene que ver con el anterior Nissan X-Trail. Tanto es así que a sus mandos te sientes a bordo de un Nissan Qashqai más grande, no sólo por un tacto similar, sino también porque el interior es prácticamente una réplica de éste y apenas hay cambios apreciables. El campo de visión hacia atrás, sin embargo, es algo menor y tanto los reposacabezas como los pilares C restan más visibilidad. Esta carencia está parcialmente mitigada en el caso del acabado Tekna probado, ya que lleva de serie sistema de supervisión de ángulo ciego mediante radar, aunque su testigo luminoso, ubicado en el montante delantero, no brilla con excesiva intensidad y puede pasar desapercibido. Menos margen de mejora tiene el aviso de colisión frontal, cuyo funcionamiento no nos planteó ninguna duda, alertando acústicamente en el momento justo y con tiempo suficiente para poder reaccionar, pero sin los "excesos de seguridad" de otros fabricantes que en ocasiones te hacen ignorar e incluso desconectar el dispositivo. Otros elementos de equipamiento interesantes son las cámaras periféricas, que facilitan la tarea de aparcamiento, la llave inteligente o el freno de estacionamiento automático. Y no hay que olvidar el portón trasero de accionamiento eléctrico, también de serie, que además de ser bastante rápido, puede abrirse y cerrarse pulsando un botón situado junto a la columna de la dirección.

Tras el volante

Respecto al comportamiento, el Nissan X-Trail intenta seguir la senda del Qashqai gracias a un tren trasero reactivo que proporciona agilidad y eficacia cuando hace falta, bien supervisado por las ayudas electrónicas para que la conducción no se torne exigente y guiado mediante una dirección muy precisa. Balancea poco y da confianza a la hora de abordar tramos de curvas, aunque, lógicamente, el peso le perjudica y aparecen antes las inercias y cierta deriva de los neumáticos, lo que nos obliga a bajar el ritmo recordándonos que se trata de un SUV y no de un turismo, aunque sin complejos en su forma de desenvolverse. Según cambiemos la posición del mando selector de la tracción total entre 2WD y Auto las reacciones ante determinadas situaciones son ligeramente distintas, sobre todo al salir acelerando de curvas cerradas sobre asfaltos poco adherentes.

En modo 2WD, si somos demasiado optimistas con el acelerador el tren delantero debe hacer frente a todo el par disponible y puede verse saturado, obligando al control electrónico de estabilidad a tomar medidas para que el morro no se desmande. En cambio, seleccionando el modo Auto prácticamente se erradica de raíz esta tendencia subviradora, así como cualquier tirón en la dirección, y se puede acelerar sin contemplaciones en pleno apoyo con total equilibrio manteniendo una gran neutralidad.

La motricidad es excelente y no se nota ningún retardo cuando el sistema envía potencia a las ruedas traseras, aunque como contrapartida hay que tener en cuenta que esta transmisión incrementa el peso respecto a las versiones 4x2 en unos 170 kg, empeorando las prestaciones y no siempre aportando una mayor velocidad de paso por curva o estabilidad sobre asfalto seco, ya que, salvo la mejor capacidad de tracción en curvas lentas, el resto de ventajas típicamente asociadas a las transmisiones integrales no son tan apreciables en carretera. Es más, si comparamos la unidad probada con un 4x2 que hemos tenido ocasión de conducir unos días antes, la respuesta mecánica de la versión 4x4 pierde brío, le cuesta más subir de vueltas y salen a relucir unos bajos algo débiles cuando circulamos en marchas largas y a poca velocidad por ciudad.

¿Frente al Qashqai?

Nissan X-TrailPor otra parte, frente al primer Nissan Qashqai que pasó por nuestras manos, el tacto del motor es algo menos refinado y, quizá por una programación específica de la centralita para contribuir al ahorro de combustible y a lograr buena inmediatez de respuesta, tanto al dejar de acelerar como al reacelerar resulta más brusco. De igual modo, el accionamiento del preciso cambio es menos suave, así como la palanca de los intermitentes, que resulta dura. Da la sensación de ser un coche bastante robusto, también a causa de una mayor firmeza de suspensiones, sobre todo en el tren trasero, algo que no le hace incómodo, pero tampoco consigue que destaque en materia de confort.

Sin duda, una de las mejores cualidades del Nissan X-Trail es su facilidad para lograr consumos muy bajos, fruto de la ya famosa eficiencia de su motor 1.6 dCi de origen Renault, que se combina en este caso con unos desarrollos de acertado escalonamiento. La 1ª, algo más corta, suple en parte la ausencia de reductora de este todocamino, permitiendo ciertas licencias a la hora de abordar obstáculos en pistas no asfaltadas. Por debajo de 50 km/h se puede activar la posición Lock de la tracción total, una suerte de bloqueo de diferencial central que iguala el reparto de potencia entre los ejes delantero y trasero. Sin embargo, hay que tener en cuenta que no es un todoterreno puro y duro, y tiene sus limitaciones fuera del asfalto, pero como ocurre en este tipo de SUV, la habilidad del conductor puede ser determinante.

Como SUV familiar cumple con las expectativas de ser un coche muy práctico, aunque no llega a ofrecer el tacto tan refinado que podemos encontrar en un monovolumen de 7 plazas o en un Qashqai, pese a compartir plataforma. La 3ª fila de asientos es apropiada sólo para niños y, junto con el sistema de tracción total, suma peso extra que perjudica el dinamismo de las versiones 4x2 del modelo.