Puede que creas estar ante un Mitsubishi Outlander más o, en su defecto, ante otro SUV tradicional. Y, no sólo por su misma imagen (por cierto ahora actualizada de cara a 2015), por su buena capacidad de uso tampoco te equivocarías. De hecho, esta nueva variante PHEV puede garantizarte también unos muy cómodos 700 km de autonomía, mientras que, por dentro, conserva, incluso, la generosa amplitud del SUV japonés, únicamente limitada esta vez por la ausencia de 7 plazas y de 2ª fila de asientos corredera, además de por un piso ligeramente elevado para alojar debajo un sofisticado paquete de baterías de ión-litio. Punto primero para que empieces a creer que, sin duda, tienes delante a uno de los coches más avanzados del momento.
Con 12 kWh, sus baterías son las de mayor capacidad hoy en un híbrido enchufable (casi un 30 por ciento más que, por ejemplo, un nuevo Mercedes S Plug-in Hybrid), permitiéndole realizar la mayoría de desplazamientos diarios como puro eléctrico sin emisiones. Pero es que, además, tampoco se parece a nada de lo que actualmente ofrece el mercado… ni siquiera en su concepción de plug-in, tecnología que vislumbramos ya como el futuro de la movilidad sostenible a corto y medio plazo.
El Mitsubishi Outlander PHEV es el primero que abre esta vía al SUV (pronto vendrá un BMW X5), aprovechando su avanzada propulsión eléctrica para contar con tracción total, y siendo además capaz, no sólo de conectarse a la red, sino de autorecargar baterías en marcha y hasta en parado. Punto segundo de una compleja técnica que podría colapsarte, así que lo mejor será entenderlo y valorarlo con su uso, porque, además, básicamente este Mitsubishi Outlander PHEV todo lo hace solo. Hora de ver hasta dónde llega, en realidad y en la práctica, este pionero. Y, de primeras, nos lleva a unos 50 km en eléctrico, si lo has cargado antes unas 5 horas en cualquier toma de enchufe convencional.
100% eléctrico
Pie por tanto al acelerador, y aquí no es necesario un modo EV que fuerce su propulsión eléctrica como en un Toyota Prius: si no pasas de 120 km/h, este Mitsubishi tira siempre de ella hasta agotar las baterías. Es ahí, con un empuje inmediato, cuando sus dos motores eléctricos -uno conectado al eje delantero y otro al trasero para habilitarle además como 4x4- entregan automáticamente sus respectivos 41 CV (82 totales) para mover muy bien a un Mitsubishi Outlander que, a pesar de lo que aparenta su volumen, empieza a sentirse en ciudad como pez en el agua, sólo incordiado por los continuos pitidos de unos sistemas anticolisión y de cambio de carril demasiado intrusivos. Todo sea por nuestra seguridad…
El resto en ciudad, buena visibilidad, suave tacto, precisión de mandos y, aun con climatización y radio, conseguimos esa buena autonomía eléctrica de 50 km sin demasiado esfuerzo: no digamos ya si somos capaces de sustituir el tradicional freno hidráulico de pie por el eléctrico, disponible aquí a través de unas levas en el volante que nos permiten seleccionar entre 5 modos de frenada regenerativa con las que incluso podrás abordar cruces y rotondas de forma óptima recuperando mucha más energía: desde el modo leve para ir anticipando la deceleración, al intenso para “clavar” el coche. Es, en la práctica y salvo con el uso de más o menos acelerador, el único medio que tendrás en este especial Mitsubishi Outlander PHEV de influir en un gran rendimiento que, en todo caso, te debería llevar en este tipo de desplazamientos a no arrancar durante la semana su motor térmico… si atendemos a los estudios que señalan que cada español recorre de media 28 km al día en coche. ¿Emisiones? Cero. ¿Gasto? Pues calculamos unos 2 € por recarga atendiendo al precio medio del kWh en España, es decir 4 € cada 100 km, cuando en un Mitsubishi Outlander Diesel estamos hablando de 9 euros cada 100 km en ciudad.
Ecológico y también económico en el coste de uso, pero… ¿qué pasa si agotamos la batería o no tenemos dónde cargarlo? En este caso, el Mitsubishi Outlander PHEV ofrece otros dos funcionamientos. Hasta 65 km/h, actúa sólo como híbrido en serie, es decir, con el motor gasolina de 2 litros de 121 CV entrando en uso pero no para impulsar las ruedas, sino exclusivamente como generador: a través de otra máquina eléctrica acoplada a él, y que funciona habitualmente como su motor de arranque, suministra la energía a los dos motores eléctricos que siguen en este caso moviendo todavía el coche. Es el mismo modo, por cierto, en el que entra también este Outlander funcionando como 100% eléctrico con batería llena en aquellos momentos puntuales en los que esos 82 CV antes citados no sean suficientes (gran demanda de aceleración, adelantamiento o cuesta), pues con el gasolina de generador sus propulsores eléctricos son ese caso capaces de doblar su potencia hasta los 164 CV totales.
Dos caras
En la práctica, la verdad es que nunca he llegado a sentir este Mitsubishi Outlander PHEV lento, aunque en estos últimos supuestos sí bastante ruidoso. Más, incluso, que con el motor de gasolina ya impulsando el coche, segundo supuesto que ocurre ya al quedarnos sin batería y circular por encima de 65 km/h, o siempre a partir de 120 km/h, cuando este Outlander se convierte ya en híbrido en paralelo, con los 121 CV del motor de gasolina como principal impulsor, pero recibiendo la ayuda del motor eléctrico trasero (sólo del trasero) para puntualmente entregar sus 203 CV finales globales. Lo mejor, la suave e inapreciable transición de todo este complejo funcionamiento, incluida una ganancia de velocidad que llega a través de una única relación (no dispone de caja de cambios) para mover al Outlander con mucha progresividad y un gran confort en carretera. Lo peor, que cuanto más entre a funcionar como impulsor su motor de gasolina (recordamos que siempre por encima de 120 km/h o a partir de 65 km/h si no tenemos batería), más dudas habrá con su rendimiento.
Así, de 50 km a 2 € por recarga, pasamos en carretera a sumar otros 4 € adicionales por sus 3 l/100 km que ya empezamos a consumir en los primeros 100 km de continuo para, desde ahí, ya agotada la batería, entrar ya en consumos medios de entre 6 y 7 l/100 km, no muy alejados del Mitsubishi Outlander Diesel, pero ya ni tan ecológicos, ni tan económicos.
Tenemos otras dos opciones que permite este Mitsubishi Outlander PHEV: un modo “Save” que, bien aprovechado, te permite preservar batería en carretera para luego emplearla por ejemplo en ciudad para mejorar su rendimiento, y un modo “Charge” de recarga de baterías a través del propio motor térmico, disponible tanto en marcha (implica mucho consumo de gasolina, ya que su motor impulsa las ruedas y a la vez actúa de generador) como en parado (hemos calculado que en menos de 1 hora puede hacerlo por completo, pero empleando 2 litros de combustible, es decir, un 20% más caro que si lo enchufáramos a la red): ambos modos, en realidad, sólo son entendibles por futuras limitaciones de circulación con emisiones por ciudad: o cargas o no entras.
En definitiva, hablamos de un Mitsubishi Outlander PHEV, por lo demás, muy convencional en su uso, menos ágil y algo más lento en la frenada eso sí que el coche del que deriva (hay 225 kg de sobrepeso), pero preciso y seguro para un uso habitual. Como 4x4, dispone de tecla para el bloqueo manual, pero no te recomiendo con él grandes aventuras más allá de la pista que sí habilita su correcta altura libre: sus neumáticos son de carretera y de baja fricción, mientras que por debajo cuelgan cables visibles de alto voltaje que no invitan a extenderse en la trialera. Mejor disfruta este Mitsubishi Outlander PHEV como amplio y cómodo familiar para uso diario, mejor cuanta más ciudad consuma, capaz de anticipar hoy una tecnología muy prometedora… a la que sólo le falta un precio algo más ajustado frente a las versiones convencionales (aquí casi 5.000 € frente al Diesel, subvenciones incluidas). Y es que el Mitsubishi Outlander PHEV Kaiteki tiene un precio oficial de 47.000 euros, al que hay que descontar la campaña de descuento de la marca japonesa (menos 2.000 euros) y la rebaja del Plan Movele -de ayuda a la compra de eléctricos- (menos 4.500 euros). Así, el coste para un usuario convencional es de 40.500 euros (si te beneficias del PlVE, te ahorras 1.000 euros más).