Prueba: Jaguar F-Type Coupé 3.0 V6, coupé de bandera

De cabrio a coupé en una monumental transformación. El F-Type se convierte así en un Coupé merecedor de tantos adjetivos como letras tiene el abecedario. Empecemos con...

Raúl Roncero. Twitter: @Rron0_autopista / Fotos: Mikael Helsing

Prueba: Jaguar F-Type Coupé 3.0 V6, coupé de bandera
Prueba: Jaguar F-Type Coupé 3.0 V6, coupé de bandera

A, de adicción, o de acústica, como lo quieras ver. Para mí es lo mismo en este caso. Antes de que veas al F-Type pasar a tu lado, habrás levantado la cabeza en su búsqueda: su rugido anuncia la llegada. Si lo vivías intensamente en el Roadster, en el Coupé no vas a perder un ápice de esa emoción que siempre aporta en la conducción una línea de escape como el que tiene este coche. Túneles, calles estrechas... Cambiarás tu recorrido en su búsqueda, para sentir cómo suena la doble "sección de viento" que recorre toda la parte inferior de este Jaguar. Espectacular, sigo sin encontrar algo con cuatro ruedas que suene mejor, pero un F-Type es mucho más que el rugido de un felino.

Jaguar F-Type CoupéB, de bravura. El Roadster demostró esa combinación de estilo y deportividad de la vieja Jaguar, pero con el Coupé llega su­mando una puesta a punto todavía más enfo­cada hacia el control, la efectividad y la con­ducción, pero sin llegar a obsesionarse con el cronómetro. El F-Type, en cualquiera de sus carrocerías, tiene la virtud de erizarte el bello sin necesidad de ir deprisa, algo de lo que no todo deportivo puede presumir. Una caracte­rística positiva que yo pondría en la balanza a la hora de valorar los 90.000 euros que cuesta esta versión intermedia en la gama.

Hecho a la inversa, primero fue el cabrio y luego ha llegado el coupé, el chasis de éste proporciona una rigidez tal que la marca se permite el lujo de, en el motor más potente, el V8 Compresor, aumentar su potencia res­pecto al Roadster en 55 CV y llegar hasta una potnecia total de 550. Palabras mayores, mu­cha electrónica y seguridad, pero un coche ya para manos expertas. C, compromisos, pero también de capricho. Piel y corazón de aluminio, la versión que hoy probamos, 3.0 V6, tiene un motor con compresor volumétrico, como todos los motores de la gama, y rinde la nada despreciable cifra de 380 CV. Creo que es la versión más equilibrada de la gama. La potencia no es que fluya a raudales y el conjunto, además, no es tan ligero como cabría esperar de su nobleza de materiales –es apenas 6 kilos más ligero que el Roadster–, pero entre la elasticidad del motor, su capacidad para girar alto de vuel­tas y el excelente funcionamiento del cam­bio cuando lo necesitas, acabas sintiendo al F-Type suficientemente veloz. Tal vez de ini­cio no tenga esa pegada que esperas de un coupé así y buscas aceleración hundiendo de­masiado el pie en el acelerador, pero esto es lo que hace que esta versión sea muy agra­dable en conducción urbana, de la que tam­poco se libran coupés de altos vueltos. Ahí, el Stop&Start deja que tus oídos se relajen durante segundos, el cambio engrana direc­tamente la segunda para arrancar con suavi­dad, y la suspensión y dirección son un verda­dero regalo, ofreciendo una comodidad de uso sin parangón en coches así.

Jaguar F-Type CoupéD, de dinámica. Y de divertido. Porque el F-Type también tiene esa doble cara: accede­mos a las configuraciones de chasis y seleccio­namos los parámetros adecuados a cada perfil de conducción. Activamos el modo Dynamic y el coche se despereza. El cambio duplica su velocidad y nunca sube de marcha antes de llegar al medio régimen, la suspensión cierra ligeramente sus tarados y la dirección ofre­ce mayor resistencia. A priori, cambios sutiles hasta que empiezas a buscarle límites mayo­res y descubres la elevada efectividad que lo­gra este coche con este motor. Jamás dejas de sentir que este deportivo sigue estando algo entrado en kilos, aunque gestiona y asimila rápido y bien inercias y cambios de direc­ción sin generar ese estrés en la conduc­ción de otros deportivos tal vez más ági­les, pero también mucho más exigentes. Aquí, el dinamismo es el justo y necesa­rio para poder conducir no ya rápido, sino muy rápido, sin grandes sobresaltos. A ello ayuda un tren trasero cuyo control, sea mecánico –por autoblocante– o electróni­co –asistentes de conducción– participa poco en el giro, salvo que te empeñes de conducir sin asistencias, y entonces sólo tus manos podrán domar a la fiera. Como en el Roadster, aunque aquí en menor me­dida, sólo la dirección me genera ciertas dudas: al estar muy filtrada no llego a re­conocer en qué momento el tren delantero no da más de sí.

Jaguar F-Type CoupéCon la E, eficiencia. Momento para ana­lizar registros: 24,5 segundos en cubrir un kilómetro desde parado es una mar­ca como para sentir la espalda pegada al asiento, pero es tal vez el apartado donde al F-Type se le pueden sacar los colores: coches menos potentes no sólo se acercan a él, sino que lo mejoran en cualquier me­dición. Uno de ellos es el Audi S3, con ¡80 CV menos! De nuevo, cuestión de peso, una evidencia de que en el F-Type no cua­dra la relación kilos/materiales. Eso sí, el 3.0 V6 S en combinación con el magnífi­co cambio ZF, permite viajar a velocidades relativamente altas a regímenes ridículos, y en conducción "normal" puedes mante­nerte en cifras de consumo de un dígito.

Y F. Suma diseño y calidades, poder de representación, equipamientos, opcio­nes o servicios de la marca y encuentras entonces justificación a su denominación. La F viene... de fascinante.

ACELERACIÓN: Aunque el motor es contundente, tienes la sensación de coche algo pesado: un S3, con "sólo" 300 CV, llegua, en la aceleración larga, alguna décima antes que él.

CAMBIO Magnifi co convertidor suministrado por ZF con 8 rápidas relaciones de suavísima inserción. El modo Dynamic manual, mantiene la marcha hasta el corte.

FRENADA Nuestra unidad tiene gran mordiente inicial y excelente tacto de pedal, pero alarga incomprensiblemente las frenadas, algunas por encima de los 78 m.

CONSUMOS Su larga 8ª desahoga cruceros y el Stop&Start funciona de cine, pero son muchos caballos y kilos en movimiento. Con mino, logras moverte con menos de 10 l/100 km.

ADELANTAMIENTO De nuevo, el cambio protagonista, y como siempre, para bien. Las reducciones a mano son espectaculares y las que gestiona el cambio automáticamente son, sencillamente, rapidísimas.

HABITÁCULO Y PESO: Dos plazas, con suficiente anchura y regulación longitudinal, no le puedes pedir más. Hecho sobre el roadster, el techo aporta una rigidez de roca, pero los kilos siguen siendo el hándicap: sólo pesa 6 kilos menos que la versión sin techo.

POTENCIA Y PAR No podemos ofrecer nuestra habitual curva, pero al motor no le deben faltar caballos. Bastante bien "lleno" desde abajo por efecto del compresor, su punto fuerte, cómo no, es desde 4.000 rpm hacia arriba.

SONORIDAD El ruido del motor es elevado, pero sencillamente espectacular, foco de atención, pero también fuente de estímulos. No recuerdo otra línea de escape con un sonido tan bonito.