Prueba: Honda Civic Tourer 1.6 i-DTEC, cabe todo

Una marca con la personalidad deportiva de Honda ha puesto especial empeño en que en el maletero del Tourer —versión familiar de su Civic— presente un excepcional maletero. ¡Y sin perder las cualidades dinámicas que adornan a la berlina!

Francisco Morillo. Fotos: Mikael Helsing

Prueba: Honda Civic Tourer 1.6 i-DTEC, cabe todo
Prueba: Honda Civic Tourer 1.6 i-DTEC, cabe todo

Y no porque Honda no sepa diseñar como cualquier otro fabricante generalista, que suelen buscar siempre la utilidad del vehículo por encima de todo, sino porque Honda, con su imagen y deseos de consideración «premium», podría elegir la preponderancia de la estética frente a la practicidad. Sin embargo, los japoneses han conseguido en este Civic Tourer los dos objetivos propuestos: una generosa capacidad de carga y una estética espectacular.

 

De esto último, la versión berlina de cinco puertas ya estaba bien dotada, pero este Tourer puede hacer gala, todavía, de un poco más de atrevimiento. De lo que no tenemos constancia es de que si esta evolución de carrocería ha supuesto una mejora en la penetración aerodinámica —en teoría, así debiera ser— que ya en aquélla es brillante, con un Cx de 0,27. El caso es que Honda ha conseguido una carrocería de estilo familiar que no puede asimilarse, ni de lejos, a aquéllas repudiadas durante tantas décadas por el orgulloso propietario de un turismo particular.

 

Doble espacio

El último tercio del Tourer esconde algo que, a simple vista no parece existir: un tremendamente voluminoso maletero. La estilizada tercera ventanilla lateral disimula un final de carrocería generoso, tanto que su volumen útil alcanza unos impresionantes 640 litros, divididos en dos espacios, por encima y por debajo del piso. El inferior, en contra de los hasta ahora visto, es tan amplio que caben dos maletas de las típicas de viajes en cabina de avión. Además, existe un hueco específico para dejar la bandeja enrollada, cuando no se desea su uso. Otra originalidad es que las banquetas del asiento trasero se pueden levantar hasta la verticalidad, dejando un espacio central muy útil si tenemos que meter un objeto voluminoso entre las plazas delanteras y el maletero.

 

Honda Civic TourerYéndonos hacia adelante, todo lo que nos encontramos es conocido. Pero no por ello deja de ser agradable y bien estructurado. Hablando de estructuras, el salpicadero se sitúa en dos planos, claramente diferenciados, dejando arriba el velocímetro y la pantalla del ordenador de viaje con visión de la imagen que la cámara trasera envía. Más cerca de nuestros ojos, pero desviada del habitual enfoque cuando conducimos, queda el cuentarrevoluciones, los indicadores de gasolina y temperatura del líquido refrigerante. En el fondo, informaciones secundarias que sólo en ocasiones perderemos tiempo en visualizar.

 

Algunos de vosotros pensaréis que «cómo considera al cuentarrevoluciones un instrumento secundario». Pues sí, y no sólo por la persecución a la conducción dinámica que se perpetra diariamente y ya sabéis por quién. No, también porque, de nuevo, nos encontramos con un motor turbodiésel que entrega su potencia máxima a un régimen muy bajo —3.500 rpm— y la cumbre del par a sólo 1.725 rpm. Con este panorama, insistir en llegar al máximo régimen de giro útil, uno de los momentos en que más conviene mirar el cuentarrevoluciones, no sirve de mucho, pues a las 4.600 rpm, que es donde se sitúa, encontramos sólo 15 mkg de par cuando, por ejemplo, a 3.000 nos entrega 27,6 mkg.

 

Bueno, volviendo al puesto de conducción, el volante y los mandos principales no sólo están bien emplazados, sino que poseen un excelente tacto de uso, por lo que la conducción se revela placentera y precisa. Los asientos, sin el endurecedor cuero que suele poblar la mayoría de las unidades de pruebas que nos prestan, poseen el grado ideal de mullido, a nuestro gusto, y los más firmes laterales del respaldo se perciben su función en cada curva tomada con cierto ímpetu. Excelente el conjunto. Como de espacio disponible no hay queja, tanto delante como detrás, el habitáculo puede calificarse de notable.

 

Salto adelante

Recientes noticias de que se ha suprimido la producción del híbrido «suave» Insight y del desarrollo acertado de los turbodiésel del Honda parecen anunciar un cambio global de estrategia de la marca japonesa sobre el enfoque hacia el recorte del consumo. En este Civic Tourer se dispone, únicamente movido por gasóleo, del 1.6 i-DTEC de 120 CV que, por cierto, ha dado escrupulosamente en nuestro banco de rodillos.

 

Honda Civic TourerEste motor combina una conducta sobresaliente —empuja ya, con fuerza, desde 1.500 rpm— con un consumo muy ajustado, donde es sencillo ver constantemente un gasto medio bien por debajo de los 5 l/100 km, en un uso variado. Tal es su eficiencia que, en las pruebas de consumo que nuestro Centro Técnico realiza durante la obtención de las prestaciones del vehículo, o sea al máximo posible con el acelerador siempre a fondo, el gasto superó, por no mucho, los 10 l/100 km, una cifra verdaderamente inhabitual, por lo escasa.

 

El propulsor también disfruta de un funcionamiento suave y bien amortiguado en el campo sonoro. Las vibraciones no se perciben ni en pies ni en manos del conductor, el más sufrido en este campo, algo que no podemos decir de otras marcas de relumbrón. Eso sí, lo que debemos recalcar es que los ocupantes de las plazas traseras sufren en recargo sonoro no lejano a los 2 decibelios, en ciertos niveles de velocidad, cifra no exagerada pero que demuestra un cierto descuido en el aislamiento del sonido procedente de las ruedas traseras.

 

La conducta dinámica del Civic Tourer se ha modificado ligeramente sobre la berlina. Cierto es que, en teoría, el conductor de esta versión no será proclive a una conducción tan exigente como el de aquélla. Pero, bueno, en conducción rápida no se encuentra fallo alguno, pero si lo llevamos más allá, aparece un subviraje más acusado —lógico para una conducción más familiar— y pueden percibirse ciertas pérdidas de tracción cuando pisamos el acelerador sin miramientos. Pero, en conjunto, el equilibrio entre estabilidad y confort se ha encontrado en un muy acertado punto medio. Eso sí, con carga máxima, seguro que vendrá muy bien la suspensión trasera regulable, que está disponible en versiones más caras.