Prueba: BMW X5 xDrive 30d, auténtico BMW

Tercera generación en toda regla para este BMW X5, aunque tal vez tengas que conducirlo para creértelo. Espíritu cien por cien BMW, salvando distancias, mejor manifestado que los últimos productos de la casa, con una base ya de por sí deportiva y carácter propio sin necesidad de opcionales. En resumidas cuentas, sobresaliente SUV.

Raúl Roncero. Twitter: @Rron0_autopista

Prueba: BMW X5 xDrive 30d, auténtico BMW
Prueba: BMW X5 xDrive 30d, auténtico BMW

Hoy no han hecho falta suspensiones adaptativas, más de 18 pulgadas de rueda, dirección o diferencial trasero activo ni el resto de opciones que personalizan la dinámica del X5 para sentir que este monstruo es un verdadero BMW con esa personalidad que imprimía la casa antaño en todos sus coches. Al menos yo no puedo decir lo mismo de los últimos Serie 3 y Serie 5, sólo a gusto con ellos a condición de una configuración muy específica para mi. Así que el punto de partida en esta generación, asumiendo el tipo de coche que es, me parece extraordinario, pudiendo subir grados de eficacia en comportamiento a golpe de talonario si es que el cliente pretende convertir el X5 en un superdotado Cayenne, SUV que confirma que en esto del automóvil también existe la magia.

 

BMW X5 xDrive 30dPero creo que el grueso de clientes que compren un X5 30d buscan más equilibrio que especialización. Recuerdo ser el único, o de los pocos en la redacción, que no quedaron totalmente satisfechos con la anterior generación, de conducción algo "pesada" aún cuando era de los más ligeros de su categoría —lo sigue siendo—, con más cabeceo y balanceo del que a mí me genera confianza, cuando ahora me bajo de él absolutamente satisfecho de su entereza de chasis y conducción. No cambia batalla, ni estabilizadoras, ni frenos —sí hay una clara mejora en distancias de frenado—, pero sí longitud y altura de carrocería que bajan centro de gravedad. La dirección pasa a ser eléctrica y es un verdadero regalo por precisión, rapidez y tacto de respuesta.

 

Y aunque amortiguación de serie ofrece ahora un punto extra de firmeza, el X5 no renuncia a una impecable calidad de rodadura y aislamiento del asfalto. Suma la mejorada tracción total, con importantes evoluciones electrónicas para un más eficientes reparto de par por rueda y mejor interpretación de reacciones para prevenir e intervenir de forma activa antes de que el ESP tenga que hacerlo diluyendo la fluidez con la que el X5 rueda entre curvas, y el resultado es esa impecable "berlina" con cuerpo de SUV que siempre han pretendido alcanzar este tipo de coche y que por fin BMW ha logrado. Pero tampoco te quiero engañar, porque seguro que sabes lo que son más de dos toneladas de inercia digeridas a más de un metro del suelo a la hora de frenar y cambiar de dirección, más cuando lo hacen apoyadas sobre una ruedas de gran "balón" como las que monta de origen, así que, aunque su grado de efectividad sea sobrenatural, el factor fe siempre tiene que estar mucho más latente que un sedán al uso.

 

Diesel deportivo

BMW X5El X5 se beneficia además de mejoras aerodinámicas que también redundan en una superior comodidad de marcha —menos ruido de aire, mejor sonoridad interior— y aportan su grano de arena en consumo de carburante, apartado donde el X5 firma una reducción exponencial, especialmente cuando se rueda rápido: tienes que volar y jugarte un buen puñado de puntos para llegar a ver cifras de dos dígitos en el ordenador de viaje. Pletórico su empuje, no se me ocurre razón alguna para cambiarlo por un 40d, salvo el mero hecho placer de ostentación. Porque atesora no sólo rapidez en valor absoluto, también elasticidad soberbia, refinamiento y vertiginosa agilidad de respuesta al acelerador. Lo consigue porque el cambio de 8 marchas es también pieza clave en este conjunto. Estrena función planeo —solo en modo Eco-Pro y entre 50 y 160 km/h para desacoplar transmisión y avanzar con inercia al levantar el pie del acelerador, recobrando la  "normalidad" de manera casi imperceptible al volver a acelerar. Y en sus modos deportivos, parece mimetizarse con trazado y conductor interpretando perfectamente qué necesita en cada situación.

 

En pocas palabras

 

Aceleración: De largo, mucho más rápidoque la media entre los pesos pesados de la categoría.

Cambio:: Suave y todavía más rápido, añade ahora un modo planeo —sólo en Eco Pro— casi imperceptible.

Frenada: No hay un apartado donde no haya mejorado, y este no es la excepción: 10 metros menos sobre la anterior generación.

Consumos: La ciudad ha bajado de dos a un dígito y de media consume ahora dos litros menos que antes. Objetivo superado

Adelantamiento:  Otro segundo de mejora, reafirmando su agilidad mecánica. En línea recta, es más rápido que un pequeño deportivo como el Clio RS.