Primera prueba: Ford Mustang vs BMW Serie 4

Enfrentamos al nuevo Ford Mustang con el que será uno de sus principales rivales, el BMW 435i. Viajamos hasta Beverly Hills para saber quién es el mejor.

Francisco Mota

Primera prueba: Ford Mustang vs BMW Serie 4
Primera prueba: Ford Mustang vs BMW Serie 4

El nuevo Mustang se venderá en Europa como cualquier otro Ford, lo que nunca antes había ocurrido en los cincuenta años de vida de este emblemático deportivo americano. Y, a pesar de tener un precio que se situará por encima del que se vende en los EE.UU., la versión 2.3 Ecoboost estará todavía por debajo de competidores europeos con el mismo nivel de potencia, como el caso del BMW 435i. Un auténtico choque de culturas automovilísticas. De un lado, un deportivo que nace para llevar la deportividad no solo al nivel del común de los americanos, sino también ahora al resto del mundo. De otro, un producto alemán de lujo que basa su reputación en una sofisticada ingeniería. ¿Hay algo en común? Tienen una potencia similar, con 314 CV para el Mustang 2.3 Ecoboost y 306 CV para el 435i; y una aceleración de 0 a100 km/h de poco más de cinco segundos. Sobre el papel las prestaciones son similares, pero ¿en la práctica?

Nos vamos a Beverly Hills

Ford Mustang vs BMW Serie 4Este peculiar duelo ha sido realizado en Los Ángeles, donde el Mustang fue presentado a la prensa mundial, con imágenes tomadas justo al amanecer en el famoso barrio de Beverly Hills, uno de los más ricos del mundo. Alertado por la cámara de vigilancia de su casa, un vecino del lugar no dudó en salir a la calle, en pantalones cortos y zapatillas, solo para poder contemplar al nuevo Mustang. Pasó al lado del BMW sin girar la cabeza, y se agarró al volante del Ford para un hacerse un “selfie”, diciendo: “tengo que comprar uno de estos. ¡A mi hijo le encantaría!”. A pesar de ser un coche “barato” en los Estados Unidos (25.170 dólares), el Mustang despierta muchos recuerdos incluso entre los más ricos.

De lado a lado, el Ford hace que el BMW parezca pequeño, y con su diseño nostálgico –tendencia que el modelo americano solo comenzó a seguir hace diez años– cuenta con un montón de detalles que mantienen su aspecto. Mucho más que el estilo limpio y aséptico del Serie 4. Cabe decir que BMW nos entregó el 435i en la puerta de Sunset Marquis, un discreto hotel en West Hollywood, pero lleno de historia. Allí han sido recibidas las más grandes estrellas del mundo de la música pop. Sin embargo, el 435i es, como se puede contemplar en las fotos, un descapotable. Tal vez el BMW estaba esperando al Mustang convertible, el cual será lanzado al mismo tiempo que la versión cerrada, pero todavía no estaba disponible para la prueba. Pero eso no resultó ser un problema.

Sentados a sus mandos

Es en el habitáculo donde realmente el choque de culturas se materializa. El BMW tiene una construcción impecable, con materiales de referencia, cuidadoso montaje y con elementos de gran sofisticación, como el i-Drive. En el Mustang, los plásticos son casi todos de una calidad mediana, algunos a la altura de un Fiesta. Los comandos de la consola son poco intuitivos, a pesar de ser más básicos. Hay menos espacio en las plazas delanteras y los asientos traseros son más cortos y bajos en el Mustang. El BMW Serie 4 alberga a cuatro adultos con mayor confort.

El sonido del nuevo motor 2.3 Ecoboost de Ford nos decepciona nada más oírlo; no es como nos habíamos imaginado que sonaría el Mustang. Es cierto que muestra disponibilidad desde regímenes bajos, sin gran tiempo de respuesta del turbo y su caja manual Getrag de seis relaciones, a pesar de exigir firmeza, no es un obstáculo. La posición al volante es buena, incluso mejor en la unidad probada que estaba dotada de asientos Recaro, mientras que el volante presenta un generoso tamaño. La suspensión tiene un buen nivel de confort sobre suelos irregulares, por lo que los desplazamientos sobre las amplias calles de Los Ángeles o de un Estado a otro es tarea fácil y... glamourosa, ya que incluso en Los Ángeles, con transeúntes acostumbrados a ver por la zona a algunos de los mejores y más caros automóviles del mundo, había continuas miradas estusiastas hacia el Mustang.

Debido a que hay tantos BMW por esta ciudad, el 435i pasaba inadvertido. Pero tras el volante, el conductor se siente más rápido, algo que no viene dado por su menor tamaño, sino por la mayor precisión de la dirección y de la brillante caja automática de ocho relaciones. La suspensión parece más firme porque está mejor controlada y el conductor puede escoger varios modos de conducción (Eco Pro, Comfort, Sport y Sport ) que también alteran la amortiguación. En el Mustang también pueden elegirse distintos modos de conducción (Normal, Sport, Track y Nieve) que alteran el acelerador, ESP y una dirección que puede ajustarse individualmente en tres niveles. La verdad es que en el BMW se sienten más las diferencias entre los diversos modos que en el Mustang, donde son muy similares.

Motores

Saliendo de Los Ángeles, camino de las montañas, el 2.3 Ecoboost nos muestra rápidamente que prefiere los regímenes medios a los altos, donde le “falta el aire”. No es raro acercarlo a la línea roja sin querer, y por encima de las 5.500 rpm ya no rinde mucho más. Dado que el par máximo de 44,3 mkg llega a 3.000 rpm, la banda de utilización para uso deportivo no es muy grande. Por el contrario, el seis cilindros del 435i muestra una increíble voluntad para subir de régimen, más allá de la inmejorable suavidad que muestra en los bajos. La sensación que transmite es la de tener más potencia que el Mustang. Pero la clave es el peso: el Ford pesa 100 kilos más. 

La verdad es que no es solo el nostálgico estilo del Mustang. De alguna manera su ajuste dinámico también hace referencia a los recuerdos que los compradores pueden tener de los modelos más antiguos. En cuanto al Serie 4, está claro que es mejor. Pero también es más caro y carece de un aspecto difícil de definir y que sólo el Mustang posee: carisma.