Porsche Boxster S

Si algo podían echarle en cara al Boxster los puristas era una cierta falta de potencia para un automóvil con el anagrama Porsche en el capó. Esta versión, con sus 250 CV, se encarga de volver a poner las cosas en su sitio ¡y de qué manera!

Porsche Boxster S
Porsche Boxster S

Más rápida, más exigente con su conductor y, sobre todo, mucho más deportiva, la versión S recupera el espíritu tradicional de Porsche para la gama Boxster. El nuevo motor de 250 CV es el principal artífice de esta transformación, pero no es lo único. Los cambios efectuados en el bastidor para adaptarlo a la mayor potencia y la adopción de una caja de cambios de seis marchas proporcionan al conjunto un potencial que permite definirlo como un producto significativamente distinto al que presenta la versión básica de 200 CV. El aumento del diámetro y la carrera del motor Boxer eleva la cilindrada a 3.179 cm3. Aunque ello ya presenta de por sí una importante ventaja, los responsables de Porsche han ido más allá. La nueva mecánica combina el sistema Variocam con un sistema de admisión variable y una nueva gestión electrónica tomada del Carrera 4, cuya principal característica es la incorporación de un acelerador electrónico, sin unión mecánica entre el pedal y la inyección. El resultado es un margen de utilización altísimo, como lo delatan los valores de par disponibles -más de 26 mkg entre 1.700 y 6.500 vueltas-. Pero, si la respuesta a bajo régimen es notable, llama todavía más la atención la contundencia de la que hace gala a partir de las 4.000 rpm, régimen al que, coincidiendo con un cambio de tono, que se vuelve más agudo a medida que subimos de vueltas, se produce una auténtica transformación. A partir de ese punto el motor sube de vueltas con tal rapidez que, a pesar de que podemos estirarlo hasta por encima de las 7.000 rpm, a veces nos sorprende el corte antes de pasar a la marcha inmediatamente superior. Es cierto que el cerrado cambio de seis marchas también contribuye a ese efecto, pero, aun así, no podemos dejar de elogiar a este seis cilindros como una auténtica delicia de utilización. La renovada mecánica cumple su objetivo con notable, pero las sorpresas agradables no terminan ahí. Al ya excelente bastidor del Boxster se le han optimizado determinados elementos para absorber los 250 CV. Muelles, amortiguadores y estabilizadoras son nuevos, así como los brazos transversales de la suspensión trasera, que ahora son más largos y autorizan un mayor recorrido. Los cambios se centran en unos tarados de amortiguación y elasticidad más firmes. Por su parte, se ha cambiado la estabilizadora delantera por otra un milímetro más gruesa y la posterior por una nueva 4 mm más delgada. Con ello se consigue que el efecto estabilizador recaiga sobre el tren delantero, mientras se descarga de esa función al tren posterior, consiguiendo de esta manera una mejor motricidad. En el apartado de frenos no se han hecho apuestas arriesgadas. Directamente se ha montado el equipo del Carrera 2, lo que hace inútil cualquier comentario adicional.