Una berlina de representación como el 607, que evoca desplazamientos oficiales, debe ser capaz de ofrecer a sus usuarios todo lo que pidan. ¿Prestaciones? Por supuesto. ¿Confort? Indudablemente. ¿La mecánica Diesel más silenciosa? Sí, señor ministro...
No podía ser de otra manera: en un vehículo como el que nos ocupa, un motor de respuesta exquisita debía estar acompañado por un bastidor que estuviera a la altura de las circunstancias. Ha sido necesario realizar ligeras modificaciones, pero Peugeot lo ha conseguido y el 607, pese a sus dimensiones, pasa por las carreteras de montaña sin despeinarse y haciendo gala de su saber estar.Aunque esperábamos un comportamiento más torpe a la hora de enlazar las curvas, lo cierto es que este coche no pierde los papeles. No nos ha sorprendido la velocidad en el paso por curva –ya sabíamos, dado el despliegue de potencia del propulsor, que iba a ser alta-, sino el aplomo que exhibe. Anteriormente, el control de la amortiguación se realizaba eje por eje. En la nueva versión, con motor 2.7, los cuatro amortiguadores se gestionan por separado, según el tipo de conducción y el terreno en el que nos encontremos. Esto da como resultado una suspensión continua variable que encuentra el equilibrio justo entre la comodidad de los pasajeros (perdidos en las amplias plazas traseras, apenas acusarán los baches o el asfalto rizado) y la efectividad. No hemos encontrado el “efecto barco" que suele aparecer en este tipo de vehículos, pero -aun sabiendo que no está implícito en la naturaleza de esta berlina- nos hubiera gustado descubrir una suspensión que sujetara con mayor firmeza la carrocería en los giros cerrados. Si queremos anular este efecto, debemos mover el cambio hasta la posición “Sport", en la que aparece un reglaje un poco más firme, sin comprometer el confort de los ocupantes.También al hilo de la nueva mecánica han llegado unos discos de freno delanteros ventilados de mayores dimensiones (330 milímetros) y un ESP de última generación. Podemos dar un sobresaliente a los primeros, que detienen el coche, según las mediciones de nuestro Centro Técnico, en 72,8 metros: se trata de una marca destacable para un vehículo de 1.772 kilos de peso. El control de estabilidad complementa el buen trabajo de los frenos con una actuación muy discreta que podemos anular pulsando un botón. Sin embargo, esta desconexión sólo está pensada para emplearse en situaciones de arranque sobre una superficie de baja adherencia. Cuando sobrepasemos los 50 km/h, el ESP volverá a conectarse de manera automática; como un buen diplomático, permanecerá en la sombra hasta que su intervención sea realmente necesaria. Una dirección asistida mediante válvula pilotada (presente en los 607 con motor V6) nos permitirá guiar con mano firme este “buque insignia".Sólo los más observadores se darán cuenta de los ligeros cambios que ha recibido el 607. El ya comentado “estirón", necesario para albergar el motor 2.7 V6 HDi, ha sido aprovechado para dotar de nuevas formas a la calandra, con unas entradas de aire más voluminosas y unos faros antiniebla rodeados por un aro cromado.Estos leves retoques han sido ideados para subrayar el aumento de potencia que este Peugeot adquiere gracias a la nueva mecánica, pero sin perder el aire señorial que lo rodea. Sus formas pueden gustar más o menos, pero su elegancia y su empaque son incontestables. En las calles, son muchos los que se giran, atraídos por su presencia, sus llamativos neumáticos (unos 225/50 sobre llanta de 17 pulgadas que, dicho sea de paso, proporcionan un agarre más que notable) y sus dimensiones. La ciudad lo encorseta y, en muchas ocasiones, los sensores de aparcamiento han sido de una ayuda inestimable: hemos descubierto que los párkings públicos no están hechos para el 607. El exterior del vehículo sugiere lujo y comodidades y el interior se ajusta perfectamente a esta imagen. El ambiente que reina en el habitáculo es cálido y elegante; posee apliques de nogal y unos asientos de cuero que podrían trasladarse sin desentonar al salón de una casa. Son cómodos y amplios, aunque sería deseable que sujetaran el cuerpo un poco mejor. Lo mismo podemos decir de las plazas traseras, con espacio casi de sobra en cualquier cota que midamos. La peor nota se la lleva el maletero y no por su capacidad (nada menos que 530 litros), sino por su altura: aunque el portón descubre una amplia boca de carga, no podremos colocar bultos o cajas que sean muy altas. Aunque, por otra parte, ¿qué propietario de un 607 querría transportar algo tan mundano como una caja, cuando las maletas de diseño se adaptan tan bien a los rincones del maletero?Un segundo vistazo, más detenido, al habitáculo, nos permite descubrir la armonía con la que encajan todos los remates y la gran profusión de equipamiento de este Peugeot. El apartado de la seguridad no tiene tacha: hay ocho airbags de serie (ni siquiera habrá que pagar aparte los laterales traseros), además de un regulador/limitador de la velocidad, un sensor de la presión de los neumáticos, un sistema de reconocimiento de voz... Sólo el navegador y el techo eléctrico son opcionales en esta versión, con un precio de 46.300 euros. Tal vez parezca un poco elevado, teniendo en cuenta la condición de marca generalista de Peugeot; sin embargo, nos encontramos ante un producto preparado para competir sin reparos con rivales más “exclusivos". Si tenemos en cuenta el dictado de la calculadora, éstos no tienen nada que hacer contra el “león".
LO MEJOR
LO PEOR
• Suavidad de la mecánica
• Confort
• Habitáculo amplio
• Mandos de la radio bajo el volante
• Sujeción de los asientos
• Altura del maletero