Para Peugeot, las carrocerías familiares hace tiempo que dejaron de representar un simple añadido a la gama. Ya desde 2002, año de lanzamiento de sus populares 206 y 307 SW, la marca rompió con la sensación predominante de que una variante break era simplemente una berlina con voladizo posterior prolongado y útil portón trasero.
Atrás dejó entonces las formas cúbicas, esa histórica imagen de carga (casi profesional) que tenían en el mercado este tipo de versiones. Y que tan bien funcionaba en muchas plazas europeas. En su lugar, Peugeot apostó por una línea más llamativa y trabajada, por una nueva concepción del tiempo libre y por nuevas soluciones más funcionales, como incluso opción de montar 7 plazas. Un adelantado. Y lo fue cuando estaba condicionada por no disponer de monovolumen medio (acuerdos de grupo con Citroën lo imposibilitaban), y lo sigue siendo hoy cuando ya ha estrenado los 3008 y 5008. Porque ahora sus rivales se suben al carro apostando al diseño y a un mayor dinamismo, como los últimos Seat Exeo ST y Opel Insignia Sports Tourer, pero sacrificando eso sí capacidad. Y no sólo frente a la berlina de origen; también, como Opel, ante sus antecesores, en ese caso el Vectra Caravan. Peugeot, no.
Afilado también en su estética e imponente por dimensiones (
También frente a la berlina Peugeot 508 de origen el SW suma ahora valor añadido, porque, si bien en dimensiones es prácticamente idéntico (sólo suma
Ya ante sus rivales, junto a Citroën C5 Tourer y Ford Mondeo Sportbreak, el Peugeot 508 SW ofrece también el mayor espacio. ¿Enemigos? Pues, quizás, también lo tiene en casa. Porque, sorprendentemente, un reducido y "monovolumizado" 308 SW (sólo
Y es que el avance del Peugeot 508 SW en ajustes, materiales y acabado es hoy notable. Como en su día el Citroën C5, Peugeot da un gran salto en calidad percibida. Eso sí, el acabado marcará en qué grado. Porque si en el inferior Active nos desilusionó en su día la vetusta palanca del freno de mano o el deslucido bombín del arranque por llave, hoy en el superior Allure que probamos observamos de serie y en exclusiva un moderno freno de estacionamiento eléctrico por botón, el acceso y arranque ya sin llaves o un interior más colorido y vistoso. Todavía, y salvo por un opcional sistema de información proyectada en pantalla frontal (que, por cierto, genera grandes reflejos en parabrisas) o luces automáticas cortas/largas, sin última tecnología como avisadores de ángulo muerto o cambio de carril. Pero sí por un ambiente muy agradable, gran sensación de luminosidad y espacio (el gigantesco techo panorámico es de serie) y muy buen tacto de conducción.
Muy conocido, el motor 2.0 HDI de 140 CV creemos que es aquí la mejor opción, debido a unas posibilidades de carga mayores que en la berlina y en las que apostar al eficiente 1.6 HDI de 112 CV puede ser en aquel caso caballo ganador. En el SW, con sólo
Sólo en adelantamientos en sexta velocidad el Peugeot 508 SW 2.0 HDI paga ligeramente su mayor peso, representado en consumo en apenas 0,1 l/100 km (6,5 l/100 km de gasto medio). Buenos datos en todo caso. También en comportamiento el 508 SW aprueba con nota. Frente a la berlina, mismos neumáticos, desarrollos, frenos, estabilizadoras... y mismo tacto de conducción, aunque un mejor reparto de pesos: 60/40 entre trenes frente a 62/38 por el mayor volumen trasero.
Preciso e informativo, Peugeot dispone así con el 508 SW 2.0 HDI de un familiar eficaz y con gran equilibrio de suspensiones para garantizar por firmeza agilidad sin renunciar a una buena comodidad. Digamos que no es tan deportivo como un Ford Mondeo (el control de estabilidad ESP también interviene con celeridad para corregir la tendencia a abrir la trazada), pero más directo que un Citroën C5. También destaca en suavidad y refinamiento, con un cuidado aislamiento de marcha. En definitiva, un gran familiar que cumple con creces su función... añadiendo también buenas formas.
- Comportamiento y confort
- Capacidad de carga
Presentación general
Detalles de equipamiento
- Transición bajo régimen
- Faltan huecos portaobjetos