Corría 1988 cuando Opel ponía a la venta una de esas versiones que marcan época: el Corsa GSI. Más deportivo, tanto por imagen como por prestaciones —con su 1.3 de 101 CV—, que el GT y todo un objeto de deseo para los jóvenes nacidos entre finales de los ‘60 y principios de los ’70. Una denominación que dio origen a una saga y que se mantuvo hasta que en 2007 apareció el primer Corsa OPC, pese a que mucho antes, en 1999, cobrase vida el primer OPC, un Astra con motor 2.0 de 160 CV. Y es que si GSI nos induce a pensar en coches deportivos, cuando escuchamos OPC, acrónimo de Opel Performance Center, sabemos que estamos ante algo más serio, modelos que rezuman puesta a punto de competición, aunque sin pasar por alto que sus propietarios también hacen un uso diario del coche en todo tipo de situaciones cotidianas.
Con estas premisas, del anterior Corsa OPC se vendieron más de 23.000 unidades, algo que se pretende reeditar con esta nueva entrega, que a España llegará en el mes de junio.
Mucho más de lo que se ve
Respecto a un Corsa convencional los cambios cosméticos son muy evidentes, con nuevos paragolpes, prominentes faldones laterales, grandes entradas de aire, capó también con una apertura de refrigeración, llantas de 17”, un escape de doble salida firmado por Remus y un spoiler trasero que se puede elegir en dos versiones.
Su interior está presidido por unos excelentes asientos Recaro de estilo bacquet, que sujetan a la perfección el cuerpo aunque sus protuberancias a la altura de los hombros dificultan ponerse el cinturón de seguridad. Éstos, que forman parte del equipo de serie, pueden tener tapicería mixta tela/piel u opcionalmente estar recubiertos íntegramente de piel, que añade calefacción tanto para los mismos como para el volante. Un volante de aro grueso forrado en piel que junto al pomo de cambio, los pedales de aluminio y una instrumentación específica componen el resto de cambios; con la posibilidad de adoptar una postura de conducción muy baja y con las piernas bien estiradas.
1.6 Turbo
Para propulsar a este OPC se recurre al 1.6 turbo con cambios en admisión, alimentación, con nuevos inyectores, gestión electrónica, intercooler y colector. La potencia se eleva hasta los 207 CV (15 más que en el OPC y 3 menos que en el especial «Nurburgring Edition») y el par máximo a los 25 mkg, que con la función overboost se eleva durante 10 segundos a 28,6 mkg. Pero lo mejor es su mayor elasticidad, gracias a una mejora en el bajo régimen, si bien encandilaría aún más con mayor poder de estirada. No obstante, este 1.6 es de lo mejor del coche, tan placentero en un atasco, con un consumo contenido de combustible (7,5 l/100 km de media) como rabioso en nuestra zona de curvas preferida. Siempre bien acompañado por un preciso cambio manual de seis velocidades, con recorridos de palanca un 13 por ciento menores que en el resto de Corsa. Una aceleración de 0 a 100 km/h en 6,8 segundos y una velocidad máxima de 230 km/h son sus marcas.
Nacido para correr
Para pasar todo este potencial al asfalto y disfrutar al máximo de las zonas viradas se necesita un buen bastidor. Así, los ingenieros del departamento OPC han rebajado la altura de la carrocería al suelo en 10 mm, con unos amortiguadores de frecuencia selectiva desarrollados junto a Koni, que de forma mecánica varían su comportamiento para otorgar gran firmeza pero sin perjudicar en exceso el confort.
Para quien esto no sea suficiente, por 2.320 euros adicionales, se ofrece el «Paquete Performance», con muelles de suspensión más firmes, llantas de 18”, frenos Brembo, con pinzas delante de cuatro pistones y discos de 330 mm —en lugar de 308— y, la estrella, un diferencial autoblocante multidisco firmado por Drexler que permite sacar la quintaesencia de este pequeño OPC tanto en circuito como en las carreteras más retorcidas, en las que mitiga enormemente las pérdidas de motricidad. Algo que hemos podido corroborar por las sinuosas carreteras próximas a Bilbao, en las que la pétrea amortiguación de esta variante se veía perjudicada en los firmes más rotos, pero transmitiendo en todo momento una gran confianza, con un tren trasero muy aplomado y una precisa dirección que ofrece mucho mejor tacto que en el resto de la gama Corsa. También estrena ESP con tres modos de uso: conectado, bastante permisivo; Sport, que lo elimina hasta detectar una situación crítica en la que interviene y completamente desconectado.
Ya están abiertos los pedidos, con una tarifa que parte en los 22.100 euros pero que con la oferta actual se reduce a 20.900 euros.