En ocasiones, coches tan exclusivos como el 350Z, el último súper-deportivo de Nissan, pasan por nuestras manos. Y, también en ocasiones, dejan una honda impresión en aquellos que tienen la oportunidad de conducirlo. Las referencias ya eran buenas: se trata de la quinta generación de los “Z" de Nissan, coches derivados de la competición y trasladados a las carreteras para uso y disfrute de sus propietarios. Sin embargo, yo aún tenía una cierta prevención…Este “recelo" provenía del recuerdo del Audi TT, también espectacular y de comportamiento intachable, pero con un habitáculo algo claustrofóbico incluso para mí, con apenas 1,60 m de estatura. Las conjeturas se detienen al abrir la puerta: el interior del 350Z es amplio (ofrece 136 centímetros de anchura y 93 de altura a los ocupantes), la visibilidad está bien resuelta gracias a unos grandes espejos retrovisores y no tendremos que preocuparnos por la comodidad de los pasajeros del asiento posterior. En varios deportivos optan por ofrecer dos plazas traseras (2 2) en las que un adulto se “acomoda" con graves dificultades. Nissan ha preferido obviar a estos ocupantes y reparte ese espacio entre el maletero (que, aun así, ofrece un máximo de 360 litros) y diversas guanteras.Vale, la amplitud del habitáculo es correcta, pero, ¿qué ocurre con la postura de conducción? Los bajitos apenas contamos con regulaciones suficientes en este tipo de vehículos (el caso extremo es el Opel Speedster, cuya banqueta y respaldo se desplazan solidariamente hacia delante y hacia atrás) y no son pocas las ocasiones en las que nos gustaría tener una mayor visibilidad sobre la carretera. Pues bien, en Nissan no han descuidado este aspecto y, además de las regulaciones eléctricas de la banqueta y el respaldo, también existe una mínima variación en altura que será suficiente hasta para los conductores de talla más pequeña. El volante también modifica su posición y desplaza a la vez el cuadro de mandos, presidido por un gran cuentarrevoluciones. Sólo hace falta sacar el coche del aparcamiento para darnos cuenta de que nuestro plano de visión es cercano al que tendríamos en un turismo (no se puede pedir más a un modelo con una altura de 1,32 metros) y que resulta bastante correcto. Lo malo es que apenas nos dará tiempo a fijarnos en más detalles, pues ya habremos caído bajo la mágica influencia del sonido del motor. El propulsor, con seis cilindros en V y 3.500 cm3, “ruge" en cuanto pisamos el acelerador. Los 280 CV con los que cuenta este Nissan (273, según nuestro Centro Técnico) aparecen de golpe y anuncian que ofrecerán todo su potencial cuando lleguemos a un terreno más propicio. Nos dejamos convencer y salimos a la carretera.La imagen del 350Z tiene toques futuristas: faros alargados y rectangulares, motivos cuadrados que contrastan con las curvas suaves de la carrocería, toques de aluminio… Los que quieran pasar inadvertidos harán mejor en olvidarse del modelo, que atrae las miradas y comentarios de todo el mundo. En ocasiones, coches tan exclusivos como el 350Z, el último súper-deportivo de Nissan, pasan por nuestras manos. Y, también en ocasiones, dejan una honda impresión en aquellos que tienen la oportunidad de conducirlo. Las referencias ya eran buenas: se trata de la quinta generación de los “Z" de Nissan, coches derivados de la competición y trasladados a las carreteras para uso y disfrute de sus propietarios. Sin embargo, yo aún tenía una cierta prevención…Este “recelo" provenía del recuerdo del Audi TT, también espectacular y de comportamiento intachable, pero con un habitáculo algo claustrofóbico incluso para mí, con apenas 1,60 m de estatura. Las conjeturas se detienen al abrir la puerta: el interior del 350Z es amplio (ofrece 136 centímetros de anchura y 93 de altura a los ocupantes), la visibilidad está bien resuelta gracias a unos grandes espejos retrovisores y no tendremos que preocuparnos por la comodidad de los pasajeros del asiento posterior. En varios deportivos optan por ofrecer dos plazas traseras (2 2) en las que un adulto se “acomoda" con graves dificultades. Nissan ha preferido obviar a estos ocupantes y reparte ese espacio entre el maletero (que, aun así, ofrece un máximo de 360 litros) y diversas guanteras.Vale, la amplitud del habitáculo es correcta, pero, ¿qué ocurre con la postura de conducción? Los bajitos apenas contamos con regulaciones suficientes en este tipo de vehículos (el caso extremo es el Opel Speedster, cuya banqueta y respaldo se desplazan solidariamente hacia delante y hacia atrás) y no son pocas las ocasiones en las que nos gustaría tener una mayor visibilidad sobre la carretera. Pues bien, en Nissan no han descuidado este aspecto y, además de las regulaciones eléctricas de la banqueta y el respaldo, también existe una mínima variación en altura que será suficiente hasta para los conductores de talla más pequeña. El volante también modifica su posición y desplaza a la vez el cuadro de mandos, presidido por un gran cuentarrevoluciones. Sólo hace falta sacar el coche del aparcamiento para darnos cuenta de que nuestro plano de visión es cercano al que tendríamos en un turismo (no se puede pedir más a un modelo con una altura de 1,32 metros) y que resulta bastante correcto. Lo malo es que apenas nos dará tiempo a fijarnos en más detalles, pues ya habremos caído bajo la mágica influencia del sonido del motor. El propulsor, con seis cilindros en V y 3.500 cm3, “ruge" en cuanto pisamos el acelerador. Los 280 CV con los que cuenta este Nissan (273, según nuestro Centro Técnico) aparecen de golpe y anuncian que ofrecerán todo su potencial cuando lleguemos a un terreno más propicio. Nos dejamos convencer y salimos a la carretera.La imagen del 350Z tiene toques futuristas: faros alargados y rectangulares, motivos cuadrados que contrastan con las curvas suaves de la carrocería, toques de aluminio… Los que quieran pasar inadvertidos harán mejor en olvidarse del modelo, que atrae las miradas y comentarios de todo el mundo.
Nissan 350Z Pack
Una imagen más que llamativa, 280 CV, propulsión trasera, seis marchas, suspensiones en aluminio… Podríamos seguir enumerando, pero una mirada basta para entender por qué impresiona a todos aquellos con los que se cruza. Una vez en acción, sobran las explicaciones.
