Puede que los aficionados más veteranos al automóvil recuerden una realidad bien diferente con la misma denominación y que los más recientes vayan a percibir notables similitudes con otro urbano de larga trayectoria en nuestro mercado como el renovado Clio, junto al que se fabrica en la planta turca de Bursa. De hecho es la base empleada para elaborar este vehículo pero poco importa. El nuevo Mitsubishi Colt llega a Europa con pujanza y parece llamado a dar no pocas satisfacciones a quien busque un coche pequeño tan válido para la ciudad como para moverse con facilidad por vías interurbanas y autopistas.
La personalización es sutil pero contundente, con un frontal específico con tomas de aire, luces diurnas y faros propios; detalles de contraste en laterales y antena entre otros y, en la zaga, sobre el maletero, la denominación de la marca con caracteres muy potentes que sugieren sensación de anchura y, por otro lado, servirán para recrear la imagen de una marca que en los últimos años estaba lejos de ser la de los tiempos gloriosos de los Montero o berlinas de avanzadísima tecnología como el Carisma con motor de inyección directa de gasolina.
Así es el nuevo Mitsubishi Colt
Sus dimensiones sitúan al Mitsubishi Colt en la zona caliente de los urbanos, con 4,05 metros de longitud y un maletero que supera con holgura a la media. Son 391 litros de capacidad anunciada para los etiqueta C y 90 menos, 301 para la súper atractiva propuesta híbrida HEV —no enchufable—. Los primeros contarán siempre con el bloque 1.0 de tres cilindros en versiones atmosférica, de 67 CV y con cambio manual de cinco relaciones, y la variante turbo, con cambio de seis relaciones y 90 CV, ambos con un consumo medio anunciado de 5,2 l/100 km, en tanto que el HEV anuncia 145 CV, un consumo medio de 4,3 l/100 km y una notable mejora en su capacidad dinámica al necesitar 3 s menos para alcanzar los 100 km/h.
De estas tres propuestas mecánicas, Mitsubishi apuesta por que la de menor potencia, con un precio a partir de los 17.790 euros irá destinada a flotas de empresa o alquiladoras que posicionan el precio por encima de la capacidad prestacional. Mil euros más costará el sobrealimentado en versión Motion, la más popular de la gama, y otros 5.000 más la variante híbrida, que llegaría a rozar los 29.000 euros —PVP sin incluir campañas de descuento—. Las tres configuran una gama con tres acabados comerciales: el básico Motion para los 100 MPI; los tres en el 100T y los dos superiores —Kaiteki y Kaiteki+— para el híbrido.
En este caso escalón de entrada no supone una dotación escasa para el Mitusbishi Colt, ni en cuanto a ayudas a la conducción, con mantenimiento de carril, faros full led, sensor de lluvia y luces, climatizador, cámara trasera de aparcamiento o integración de Smartphone con carga inalámbrica. Eso sí, las llantas de 16 o 17” quedan reservadas para las propuestas mejor dotadas, al igual que la instrumentación de 10” exclusiva de los Kaiteki+.
Conducimos el Mitsubishi Colt de séptima generación
La toma de contacto con el Mitsubishi Colt vino a definir unas sensaciones de lo más agradable, las que corresponden a un utilitario cómodo, capaz de ser usado a diario sin que de pereza, con una suspensión equilibrada —incluso con las unidades con llanta de 17” que condujimos resultaba cómodo en cualquier circunstancia tanto por asfalto convencional, como en las carreteras pavimentadas de hormigón y en baches aislados y sólo en súper exigentes calles empedradas transmitía alguna disconformidad en forma de transmisión de vibraciones y ruido.
El potencial para arrojar un magnífico consumo es una de las propiedades más destacadas. A ritmos legales en carretera puedes moverte bien por debajo de los 5 l/100 km manteniendo mucho tiempo la marcha más larga manteniéndonos al ritmo del tráfico incluso en pendientes de entidad. Eso sí, en esas condiciones cualquier cambio de ritmo implica bajar una o mejor dos relaciones para poder salir de cualquier situación inesperada. Cuestión diferente es el híbrido, cuyo cambio automático facilitará notablemente esos cambios de ritmo y sólo a ritmos muy constantes en el entorno de los 120 km/h puede presentar algún momento de duda sobre cuál de sus dos relaciones superiores engranar, dejando alguna sensación de vacío de potencia.
Lógicamente su respuesta al acelerador es más solvente que la del 100T, tanto en aceleración desde parado como en relanzamientos, pese a lo cual el tres cilindros se muestra voluntarioso y suficiente para la exigencia de la vida cotidiana en nuestras carreteras. Será, según las previsiones de Mitsubishi, la versión más popular de un modelo con el que la marca japonesa pavimenta la reinvención de su gama sumando productos 100% propios con otros, como este, nacidos de aprovechar todas las sinergias de la alianza Renault-Nissan-Mitsubishi.
