El comportamiento en general es bueno, aunque la versión 200 Kompressor no tiene el "feeling" deportivo que esperamos de un coche de estas características, especialmente la dirección, que no acompaña demasiado. Resulta sorprendente que se mantenga la recirculación de bolas, cuando en las Clases E y C ha sido abandonada en favor de piñón y cremallera. Su tacto no tiene la precisión ni la rapidez de sus rivales, Audi TT, BMW Z3 o Porsche Boxster, y no transmite suficiente información de cuanto ocurre bajo las ruedas delanteras, en parte, también, debido a la monta de unos neumáticos con mucho perfil, que propician excesiva deriva a la entrada en curva, situación que requiere que nos anticipemos un poco a la entrada del viraje. Por su parte, los frenos, que permiten detener el coche con bastante facilidad en pocos metros, tienen un tacto de pedal blando, que se hunde con cierta facilidad ante un uso prolongado. El servofreno de emergencia BAS quizá pueda resolver una situación provocada por un posible despiste, pero, en alguna ocasión, nos hemos encontrado con las pinzas presionando al máximo de sus posibilidades, dejando durante algunos instantes al conductor sin posibilidad de maniobra. Cuando se circula con el techo abierto a velocidades legales no se producen turbulencias, ya que el cortavientos posterior se encarga de minimizar el remolino que intenta entrar por detrás. Tan sólo se aprecia una ligera corriente de aire por encima de la cabeza. Si se conduce con el techo cerrado, el hermetismo del habitáculo es similar al de un coupé convencional y no se aprecian ruidos aerodinámicos importantes, aunque sí persiste cierta rumorosidad del motor. En definitiva, el SLK 200 Kompressor continúa siendo un modelo interesante; menos deportivo de lo que su imagen haría esperar, pero también mucho más cómodo de lo que pudiera parecer. Su precio no resulta exagerado a la vista de los modelos de la competencia, pues éstos no ofrecen un equipamiento tan extenso y por supuesto, ese techo metálico escamoteable que hará legión.
Mercedes SLK 200 Kompressor
La última hornada de SLK sigue explotando la exclusividad de su techo. La nueva generación del SLK centra básicamente sus mejoras en el tren de rodaje y en el motor, manteniendo casi inalterada su imagen. La versión de acceso a la gama ofrece un sensible incremento de potencia y par, junto con un equipamiento más completo.
