Mercedes S 320 CDI automático

La primera motorización Diesel para el buque insignia de Mercedes no se podía haber elegido mejor. Una perfecta puesta en escena, con una singular carrocería, un amplísimo equipamiento, un interior no menos brillante y, además, con el concurso de un buen propulsor Diesel, producen los efectos deseados.

Mercedes S 320 CDI automático
Mercedes S 320 CDI automático

No deseamos entrar en esta ocasión en la áspera discusión de si las motorizaciones Diesel son o no indicadas o, mejor dicho, razonables para este tipo de vehículos. Buscar ahorros en consumo en vehículos cuyo precio de salida no es precisamente barato, puede no parecer muy lógico. Sin embargo, la realidad comercial indica quizás todo lo contrario. Audi ofrece un V6 de 150 CV, pero también un poderoso 3,3 litros de 224 CV. BMW tiene en su catálogo el propulsor de 2,9 litros y 184 CV, rival directo de éste que hoy probamos, y un superlativo 740 d, animado por un propulsor V8 de 3,9 litros, para el que se anuncian 245 CV. Mercedes ofrece ahora esta primera y nueva versión Diesel para su Clase S, pero, como vemos y anuncia la competencia, no será la única, ya que está previsto un nuevo S 400 CDI que situará sus 250 CV a la cabeza de su categoría. Dejando a un lado el futuro a corto plazo, y centrándonos en esta versión, ya hemos tenido oportunidad de probar esta motorización, montada en una más recortada y ligera carrocería de la Clase E. Los resultados a todos los niveles fueron sobresalientes, no ya sólo por las virtudes dinámicas del vehículo a nivel de bastidor, sino por las especiales posibilidades que le confería el uso de este potente y bien dispuesto propulsor. Para el E 320 se había elegido un talante más deportivo, tanto en la estética como en los tarados de suspensiones, ya que montaba el kit deportivo. Mientras que esta versión del Clase E está colocada a la cabeza de su gama, el 320 CDI es su primer representante en la Clase S y, por lo tanto, no se le proporciona el más mínimo carácter deportivo, que tampoco se entendería muy bien en un coche de este talante. Se busca por encima de todo la mayor comodidad, y debemos decir que se consiguen los mejores resultados, bien por vía de las suspensiones, por medio de un amplísimo equipamiento o por el excelente filtrado del propulsor. Antes de empezar a rodar ya empezamos a disfrutar del confort interior que nos proporciona. Visualmente está muy conseguido. Los asientos delanteros resultan muy cómodos y, además, con su opción eléctrica de regulación y la del volante, se nos permite adaptar el puesto de conducción a nuestra fisonomía. Sentirnos cómodos no será ni mucho menos imposible. Lo que sí será complicado y difícil es averiguar el funcionamiento de todos y cada uno de los elementos innovadores del vehículo. Esto nos obligará a leer con bastante atención su voluminoso libro de instrucciones -lo que siempre resulta recomendable e instructivo- ya que hay algunos elementos de equipamiento de nueva factura muy interesantes, pero no excesivamente intuitivos en su funcionamiento. Una vez perfectamente colocados en su interior nos encontraremos ante un diseño bastante atractivo. El Clase S nos demuestra que estamos ante un vehículo de lujo, pero sin estridencias. Lo mismo que se pretendió con la estética de este Clase S, que busca la simplicidad, se ha conseguido en el diseño del interior, que resulta agradable y refinado, pero sin ostentaciones. Tiene todo lo deseable e incluso algo más, lo que nos demuestra en parte la imaginación de los especialistas de Mercedes. Como se corresponde a un vehículo de sus dimensiones, el interior es amplio y suficiente, apreciándose sobre todo el cuidado con que se ha trabajado en las plazas posteriores, a las que han proporcionado casi el mismo tratamiento que a las delanteras.