Siempre ha sido así. El Mercedes Clase B es el Clase A hecho monovolumen, esto no es nuevo. Lo interesante en esta ocasión es que por solo 375 euros, a igualdad de mecánica, se pueden ganar 65 litros más de maletero, 3 centímetros de espacio para las piernas, dos centímetros más de anchura trasera y 2 más de altura. Salvo algún detalle del equipamiento de serie, en lo demás A y B son iguales, como si el Clase B fuese un extra equiparable a un navegador, un interior personalizado o cualquier opción de la lista que se nos antoje. Hay alguna diferencia más si recurrimos a la lista de extras y configuramos las plazas traseras con la banqueta con reglaje longitudinal en el Clase B, que le dota de mayor modularidad y puede ser el punto que determine la elección entre A o B. Resolvamos la ecuación.
Como primera prueba de la nueva generación optamos por la versión 200 d, que es la variante diésel intermedia; por encima, Mercedes ofrece un 190 CV, por debajo un 116 CV. De los 136 caballos que ofrecía la versión 200 d de la anterior generación se pasa ahora a ofrecer 150 caballos. Está obligatoriamente equipado con el nuevo cambio automático de ocho velocidades de doble embrague, no existiendo la posibilidad de caja de cambios manual. Nuestra unidad cuenta, además, con el extra del acabado AMG, que tiene más implicaciones que las estéticas.
Mercedes Clase B 200 d: su espacio
Es un monovolumen y, sin embargo, sus formas se pueden llegar a confundir con las de un compacto un poco más alto. Cambia la parte trasera con respecto al Clase A, con puertas y ventanas más grandes, pero si no nos fijamos en este detalle o no conocemos la oferta de los Mercedes pequeños, bien podría pasar por un compacto premium. No exagera la altura, con lo que gana en atractivo. El espacio interior está muy bien para cuatro ocupantes y, como ocurre en sus rivales, es justo para cinco.
No es tan amplio como un Golf Sportsvan pero más o menos hay el mismo hueco que en un BMW Serie 2 Active Tourer, su principal rival en precio e imagen de marca. Nuestra unidad carecía del extra de la banqueta trasera con reglaje longitudinal. En estas condiciones ofrece 415 litros de maletero, es decir, 10 litros más que en la anterior generación. Con respecto a esta mejora en 5 centímetros el hueco para las piernas de los ocupantes traseros y gana en un centímetro la anchura interior. Pierde altura pero sigue ofreciendo un buen dato en esta cota, nada que objetar.
ESPACIO | Mercedes-Benz B 200 d 8G-DCT 150 CV |
Anchura delantera | 142 cm |
Anchura trasera | 138 cm |
Altura delantera | 90/98 cm |
Altura trasera | 95 cm |
Espacio para piernas | 74 cm |
Maletero | 415 litros |
La banqueta y respaldos traseros están divididos en configuración 40:20:40, de ahí que la plaza central sea menos cómoda. Si se opta por la banqueta deslizante (370 euros más IVA), esta configuración se divide en 60:40, mejorando algo el respaldo para el siempre sufrido quinto ocupante. Además, se añade la posibilidad de aumentar el maletero si no se precisa de todo el espacio para las piernas, con niños por ejemplo. La vida a bordo ha mejorado considerablemente con respecto a la anterior generación y ahora está un paso por delante de lo que ofrecen sus rivales en lo que se refiere a tecnología aplicada al confort o la seguridad.
CONSUMOS | Mercedes-Benz B 200 d 8G-DCT 150 CV |
Consumo en ciudad | 6,3 l/100 km |
Consumo en carretera | 4,6 l/100 km |
Consumo medio | 5,3 l/100 km |
El nuevo Clase B incluye buenos asientos, si bien el AMG Line de nuestra unidad (1.996 euros más) aporta unos diferentes, al menos en su tapizado. El salpicadero sigue la tendencia de los actuales Mercedes de ofrecer una única pantalla que va desde el conductor hasta casi el acompañante sin interrupción física. Además de la buena definición que ofrece, es táctil, configurable y desde ella se gobierna prácticamente todo.
En el volante hay dos botones, uno a cada lado, desde los que se controla todo, bien sea en el cuadro de relojes, bien del sistema multimedia, el navegador, el teléfono o las distintas opciones del vehículo. Adicionalmente cuenta con uno de los mejores sistemas de comandos de voz del mercado. Prácticamente se puede “mantener una conversación" con el coche sin soltar las manos del volante. Basta con decir “Mercedes" y el sistema se activa. Si tu acompañante se llama así, admite el cambio de la palabra inicial, claro.
Todos los ajustes son buenos y el conjunto es agradable. Los mandos responden bien y en el caso de la dirección la dureza es variable. Se puede elegir entre los modos ECO (que hace conducción a vela), normal, Sport e Individual. En todos ellos se actúa sobre la dureza de dirección, velocidad de trabajo del cambio y la gestión electrónica. Si además cuenta con la suspensión pilotada, también la endurecerá.
El Clase B con motor 200d viene de serie con la suspensión trasera semiindependiente por barra de torsión. Si se opta por el extra de las llantas de 18 o 19, o por la suspensión pilotada, se cambia el eje torsional por un paralelogramo deformable. Nuestra unidad tenía los amortiguadores convencionales con la altura rebajada del AMG Line y las llantas de 18. En estas condiciones (no hemos probado todavía un B con el eje rígido) es un coche agradable de conducir y estable, que admitiría, incluso, una conducción un poco más alegre de lo normal. En ciudad ofrece buena visibilidad y se aparca bien, con un buen radio de giro.
PRESTACIONES | Mercedes-Benz B 200 d 8G-DCT 150 CV |
Acel. 0-100 km/h | 7,94 s |
Acel. 0-400 m | 15,77 s |
Acel. 0-1000 m | 29,11 s |
Sonoridad 120 km/h | 69,6 dBA |
Sonoridad 140 km/h | 71,7 dBA |
Frenada desde 140 km/h | 72,05 m |
Peso en báscula | 1.600 kg |
Como ya te hemos indicado anteriormente, esta versión del Clase B lleva cambio de doble embrague de 8 velocidades. Es rápido en las transiciones y preciso la rara vez que lo ponemos en modo manual. Sólo le veo un inconveniente y es cuando circulamos despacio para, por ejemplo tener que acelerar al incorporarnos en una rotonda. En esa situación puntual reduce antes de lo esperado y muchas veces hace que tenga que intervenir el control de tracción. Ocurre lo mismo con el DSG de VW, si bien este es menos brusco en las maniobras de aparcamiento; aquí el que mejor funciona es el doble embrague de BMW. En cualquier caso al llevar este cambio veo más ventajas que inconvenientes.
Las prestaciones del motor 200 d son buenas y hace que no demandemos los 190 caballos del 220 d, es un coche lo suficientemente capaz como para viajar con carga sin pasar penurias de necesidad de par. En ciudad consume más o menos lo que el anterior Clase B de 136 CV y en carretera algo menos, siendo un coche con el que te puedes mover entre 4 y 5 litros de consumo medio sin problema. Puede gastar menos, pero hay que ir a buscarlo.
Está equipado con una elevada dotación de asistentes y ayudas a la conducción. Una de las más interesantes es la que te avisa cuando vas a abrir la puerta si viene algo por detrás, una bici o un coche, para evitar el accidente. No faltan el asistente de aparcamiento o los controles de velocidad activos. De serie trae extras interesantes como el portón eléctrico, el control de crucero o el servofreno de emergencia activo. Cuesta 34.775 euros, un precio elevado para tratarse de un compacto de 150 caballos pero en línea con lo que Mercedes cobraba antes por el Clase B con menos potencia. ¿Lo vale? Desde luego calidad no le falta.